Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de marzo de 2002
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Espectáculos

La obra, auspiciada por la SCT, se presentará hoy en los festejos de aniversario

Veracruz. La elevación de un puerto, testimonio fotográfico de antes y después de la terminal

Incluye textos de Horacio Guadarrama y Priscilla Conolly; al final, versión en inglés

Hace cien años, más de 15 despúes de que se habían iniciado las obras de creación y modernización del puerto de Veracruz, la población, obreros, políticos e ingenieros de la S. Pearson &Son -quienes finalmente habían resuelto los problemas de escarbar en la mar- vivían días de fiesta.

De enero a marzo de 1902 se programaron diversas actividades: lidia en la plaza de toros, con la estrella Alvaradito; hizo temporada el circo Orrín, llegó el hipnotizador Onofroff y se presentaron las compañías de zarzuela Aranda-Marchante y de ópera López y Pizorni. El 4 de marzo un norte azotó el nuevo puerto que estaba por abrir los brazos al mundo mercante. El 5, llegó el tren de invitados especiales y la prensa internacional, y el 6 de marzo, la "gran fecha, el norte pareció ceder. Todos los vapores, botes y lanchas surtos en la bahía lucían empavesados, y la Aduana, la Fortaleza de Ulúa y, en general, los edificios públicos presentaban vistosos adornos".

El Estado Mayor llegó en pleno en la Locomotora 69; el general Díaz fue retratado subiendo al vapor Nereidas para hacer su recorrido por el nuevo puerto; en medio de vítores, Barrón, el enviado de El Tiempo, registró en su nota un hecho insólito, cuando un personaje le salió al paso al presidente:

-Mi general, Ƒno me conoce?

-No, dijo el señor Díaz.

-Soy fulano de tal. (Se nos escapó el nombre.)

-ƑAh! Mi granadero del sitio de Oaxaca. Dame un abrazo.

El granadero recibió un fuerte abrazo de Profirio Díaz, quien siguió su marcha sin imaginarse que momentos después el valiente granadero fue llevado a prisión "por haber detenido al señor presidente".

Veracruz. La elevación de un puerto es un esplendoroso libro de arte que hoy será presentado dentro de las celebraciones de los cien años del puerto de Veracruz. Es un relato fotográfico e iconográfico del antes y después del puerto, visto desde la perspectiva histórica que ofrecen los registros fotográficos obtenidos de al menos seis archivos.

Es un documento imprescindible de 168 páginas con importante edición fotográfica, que redescubre el imaginario mercante y marino del primer puerto y el más importante de América Latina. Se trata de un encargo de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, a un equipo de editores e investigadores de Veracruz. La producción ejecutiva es de Alberto Tovalín Ahumada; los textos, de Horacio Guadarrama, Priscilla Conolly y Bernardo García, y la edición fotográfica y diseño de David Maawad.

"A través de este libro -escribe Francisco J. Avila Camberos, director de la Coordinación de Puertos y Marina Mercante y coordinador de los festejos por los cien años del puerto- rendimos un sincero homenaje a quienes tuvieron el mérito de soñar para Veracruz un puerto nuevo, moderno, funcional, bien planeado y mejor construido, acorde con las necesidades de un país como el nuestro, que al iniciar el siglo XX apenas se asomaba a la modernidad."

De la sepia al claroscuro

La lectura documental conduce por meandros exquisitos de los sepias y claroscuros del blanco y negro; los documentos recobrados por Horacio Guadarrama, Regelia Laguna, Bernardo García y Jorge Acevedo presentan un pueblo marino donde las ruinas de la derruida muralla, los barcos de vela, los teatros desaparecidos, las plazas soleadas y habitadas por los porteños de principio de siglo, el tren, la imponente Torre del Caballero Alto de la Fortaleza de San Juan de Ulúa, todo en blanco y negro postal, son una verdadera reconstrucción del imaginario puerto hecha libro.

Las fiestas de la modernización, texto de Horacio Guadarrama, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana, es una crónica que exalta a un pueblo que vive en fiesta y que se vistió de largo para la gala del siglo; "a la postre, dichas celebraciones no serían sino el canto del cisne de una de las épocas más trascendentes del México moderno", escribe.

Weetman Person: constructor del puerto, es el ensayo de Priscilla Conolly, un amplio estudio sobre los problemas técnicos que tuvo que resolver Person, y la lógica que manejaba el contratista. El libro concluye con la edición en inglés de los textos y una amplia bibliografía.

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