Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 16 de marzo de 2002
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Economía

Está detrás de Colombia; preocupa a empresarios el robo masivo de mercancías

México, segundo lugar en secuestros a escala mundial

El clima de los negocios podría verse afectado gravemente de seguir en aumento el número de secuestros, delito que en México mueve al año 300 millones de dólares, con lo que ese delito coloca al país en el segundo lugar, detrás de Colombia, a escala mundial.

El pago más alto por un secuestro en el mundo ha sido de 30.7 millones de dólares, por el magnate Alfredo Harp Helú y, según la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) la recompensa promedio por secuestro en México es de 200 mil dólares, cita un reportaje especial sobre el tema, publicado por la revista Poder, cuestión de negocios, del Grupo Editorial Expansión.

"Alrededor del 13 por ciento de la mil 500 personas que se estima se encuentran secuestradas (y que de acuerdo con el promedio estimado por la FBI pudieran reportarles un mínimo de 300 millones de dólar a los criminales) corre el riesgo de no salir vivo, según explica el abogado Max Morales, apoderado de las familias de las víctimas y que se dedica a entablar demandas para pedir la restitución de los dineros de rescate que logren ser recuperados".

blindado_.jpg/1Con el titular Secuestros, SA de CV, la edición de marzo de la citada revista recuerda que luego de su arresto, Daniel Arizmendi, un famoso secuestrador, firmó un documento legal mediante el cual renunciaba a su botín en favor de quienes le habían pagado rescate los 40 millones de dólares que reunió en los secuestros que hizo en un lapso de cinco años. "Tres años más tarde, la mayor parte de esos dinero sigue perdida", señala.

La publicación mensual señala que el aumento del secuestro no ha hecho mella tadavía en la segunda mayor economía de América Latina, que ha visto aumentar la calificación de su deuda soberana al grado de inversión. Añade que no ha ahuyentado aún a los inversionistas extranjeros que tienden a concentrarse en sus utilidades descontando todos los riesgos. "Es más, las empresas han demostrado más preocupación acerca del robo masivo de mercancías de los camiones de carga que salen de sus maquiladoras.

"Pero mientras el secuestro siga equiparándose con un delito menor y los secuestradores sigan eludiendo a la policía mediante el sencillo recurso de pasar las fronteras entre estados, resulta claro que el crimen seguirá proliferando y afectará gravemente el clima de los negocios."

Los registros oficiales mexicanos, según la revista, dan cuenta de 732 secuestros el año pasado, 60 de los cuales se efectuaron dentro de la modalidad reconocida expresamente de secuestro por la Procuraduría General de la República y admite que el temor hace que muchos casos nos sean reportados.

Poder... destaca que la percepción del aumento del secuestro ha hecho que el negocio de seguridad en México haya prosperado paralelamente, por lo que desde 1998, las ventas de autos blindados y las inscripciones a cursos de manejo defensivo han aumentado vertiginosamente, al igual que los costos para los ejecutivos que se quieren proteger.

La edición concluye que "prácticamente" la mitad de las empresas multinacionales establecidas en el país tienen contratadas pólizas contra secuestro, pago de rescate y extorsión, para por lo menos algunos de sus empleados y sus familias, y que todos rehusaron comentar los términos de este tipo de cobertura por temor a que los secuestradores se vuelvan todavía más voraces.

En su relato sobre el perfil de las bandas, Poder... define el secuestro: se ha convertido en una de las mayores industrias domésticas de México, y las pandillas independientes de hampones de clase media han sobrepasado en número a los delincuentes del bajo mundo.

Ultimamente, añade, los secuestros han afectado a la gente en forma mucho más indiscriminada. "Los secuestradores aficionados van estableciendo la reglas del juego sobre la marcha, de modo que el crimen se ha hecho mucho más impredecible e incluso más peligroso para la víctima. Las vulnerables amas de casa y sus hijos ya no están exentas de pasar por este horror.

Menciona uno de los más recientes secuestros, el del magnate estadunidense, Ron Lavander: "dos carros atestados de pistoleros le cortaron la ruta a su vehículo en junio pasado y el hombre, de 75 años de edad, duró cuatro meses encadenado a una pared mientras su familia negociaba su liberación..."

A diferencia de los 90 secuestros formalmente reportados el año pasado en el estado de Guerrero, éste no figura en las estadísticas oficiales, a pesar de que sus captores pidieron por correo electrónico un rescate de 2.5 millones de dólares y enviaron amenazas a los periódicos, concluye Poder, cuestión de negocios. (VICTOR ZENDEJAS)

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