Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 16 de marzo de 2002
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Espectáculos

El festival de cine de Mar del Plata, en la recta final, entre gran desorganización

Dos películas argentinas y una italiana, fuertes candidatas para el Ombú de oro

Vladimir en Buenos Aires, Caja Negra y Santa Maradona, protagonistas del fin de semana

El jurado descalificó a la cinta brasileña Cama de gato, pues sólo llegó en video

FABRIZIO LEON DIEZ ENVIADO

Mar del Plata, Argentina. En la recta final del 17 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (FICMP) y a unas horas de que el jurado dé a conocer a los ganadores del Ombú de oro, que será entregado este sábado por la noche, las dos películas argentinas y la propuesta italiana de Marco Ponti, Santa Maradona, fueron las protagonistas del fin de semana en este balneario, en el que el sol salió, luego de varias tardes grises.

Los constantes cambios en la cartelera, debido a la desorganización de los convocantes, hicieron que el abundante público que asistió a las decenas de exhibiciones diarias (42 en promedio), en las doce salas dispuestas, terminara por ver lo que a veces uno no determinaba. Aunque las funciones especiales para la prensa y el jurado en general fueron exactas.

Por otra parte, el jurado descalificó a la película brasileña Cama de gato, del director Alexandre Stockler, porque la cinta sólo llegó en video, lo cual varios lamentaron ya que este trabajo avala un proyecto alternativo en Brasil llamado TRAUMA (Tentativa de realizar algo urgente o mínimamente audaz) y en el que el sexo tenía un lugar protagónico en esta cinta.

La ópera prima del porteño Diego Gachassin (1979), Vladimir en Buenos Aires, y Caja Negra, de Luis Ortega (1980), hijo del cantante Palito Ortega, vinieron a subrayar una visión generacional de los jóvenes argentinos inmersos en una crisis permanente de autoestima, pero a la vez demuestran una enorme creatividad y economía de recursos. Por ejemplo, en el caso de la cinta de Gachassin, su inversión fue de 150 mil dólares en efectivo y el subsidio del gobierno en la posproducción.

Saxofón, pistola y prostitución

Vladimir en Buenos Aires trata de la visión que tienen los inmigrantes provenientes de Rusia cuando llegan a establecerse en Argentina, luego de que el gobierno invitó, sin ningún requisito importante, a los ciudadanos de aquel país, en la administración de Carlos Saúl Menem (inombrable en estas tierras). Los actores principales son dos rusos que actuaban en las calles de Buenos Aires, uno como marionetista y el otro como saxofonista, cuando fueron requeridos para el filme. El guión está basado en una investigación que fundamenta un documental que realiza el creador sobre inmigración y la película está grabada en video, con un tratamiento en blanco y negro, porque los productores (Eva Poncet e Ignacio Rey) no sabían si técnicamente la ampliación a 35 mm iba a soportar ese formato de salida. No obstante, el resultado fue muy bueno, según constataron ellos mismos cuando vieron por primera vez su producto terminado.

A Vladimir (Pasha Kyslyshko) le va mal. Muy mal. Llega a Buenos Aires y se instala en una vecindad, donde a los pocos días le roban su dinero. El protagonista trae un proyecto para la construcción de viviendas comunitarias a los inmigrantes, y a quienes les pide empleo -funcionarios, empresarios y políticos de cuarta- nunca les interesa y sólo le dan promesas, mismas que lo desesperan. Su único amigo es un médico y músico (Mijail Rójkov), el cual habla todavía menos español que él. El músico siente una gran falta de reconocimiento, ya que sólo puede emplearse de enfermero. La depresión en la que caen ambos los conduce a un permanente alcoholismo, que en los rusos no es difícil ("Ƒhas visto a alguien beber, llorar y tocar el sax al mismo tiempo?"). Vladimir se emplea como velador de una fabrica, para lo cual le asignan un arma que más adelante tendrá que usar para amenazar al político, que es un candidato y el cual basa su discurso en "ofrecer oportunidades a los que llegan a este país de esperanza", cuando a él ni siquiera lo miró cuando fue a proponerle su proyecto. Vladimir proviene de una educación tradicional socialista y con altos niveles morales de compromiso, esfuerzo y convicción, por lo que no entiende qué hace ahí "cuidando nada", refiriéndose a su labor como vigilante de una bodega. Se enamora de una hermosa vecina. Pronto descubre que ella es prostituta y que uno de sus clientes es el candidato... ella le recomendó ir a verlo. Una tarde el saxofonista interpreta Bésame mucho y Vladimir y María (Camila MacLennan) coquetean y terminan en la cama, ("aquí la gente se besa sin que eso signifique nada"). Luego el médico toca jazz en las calles de Buenos Aires, mientras Vladimir piensa que hay que hacer algo. Ella le paga la pensión y él, moralmente, no lo puede aceptar, sobre todo porque el candidato es el cliente distinguido de tangoydolarMaría. Vladimir enloquece por los celos, el desempleo, por no saber de sus hijos en Rusia (anécdota cierta del actor) y por ver destruidos los principios éticos de su formación. Roba una motocicleta, sigue a María al hotel con el candidato, lo amenaza y en la pelea mueren el político y una prostituta. Vladimir huye y al otro día va a la policía para entregarse, pero en la comisaria no lo atienden, pues todos están pendientes de la versión oficial sobre la muerte del candidato, que en ese momento transmite la televisión: murió en un accidente automovilístico. Finalmente, Vladimir, termina en la cárcel, pero por otras razones.

Ultimas noticias

Por la noche, Mar del Plata bulle como ciudad decente. Las mujeres y hombres "se producen", es decir se arreglan y copan los bares (los boliches). Los restaurantes se pueblan de turistas locales que, en su mayoría, son viejos jubilados. En las calles más calientes aparecen pocos travestis y una que otra prostituta. Hay boliches de citas, pero no es el sello del puerto. Lo que lo caracteriza es la inmensa belleza de su mar, junto con una arquitectura de los años cincuenta, que se imagina como una escena permanente de antigüedad reciente. Muy limpia y amable, Mar del Plata es ejemplo de planeación aunque esté deprimida por que "ya no se gasta como antes", porque ya no hay dinero ni turismo internacional. La gente de clase media (que es lo generalizado) tiene buen nivel de vida. Por ejemplo, una joven de 20 años, entrevistada en un bar, gasta semanalmente 100 dólares en ropa y cosméticos. La mayoría quiere irse a trabajar al extranjero, sobre todo a España. Se quejan de que en Estados Unidos ahora les exijan visa.

Es normal hacer una cita a las dos de la mañana en un fin de semana y caminar por las calles sin temor, crea una sensación de sueño hecho realidad. Las jóvenes no temen, aunque su queja permanente es que los "chicos se escapan, desaparecen cuando los quieres ver más". Los noviazgos duran cuatro meses en promedio y pensar en casarse y tener hijos "es una odisea", afirman Vanesa Fantini y Angi Aletto. A ellos les importa primero el futbol, sus amigos, la escuela, el trabajo "y luego vamos nosotras. Es tremendo". Dicen que "a los chicos" les gusta estar con muchas mujeres, sin comprometerse "un poco más", que son "mujeriegos empedernidos", y eso es por que "habemos muchas minas relindas, víste". Ellos, al preguntarles, dicen: "Mirá che... qué te puedo decir sho".

El dólar llegó a 2.40; la semana pasada estaba en 1.80; en la calle San Martín, un cantante interpreta tangos frente a la casa de cambio, y varios transeúntes se apilan frente a la enorme televisión que habilita una oficina del periódico El Clarín, para ver cómo volvió a perder el Boca (0-1 contra el Wanderers de Chile). Salió a la venta el primer numero de un periódico llamado El cacerolazo. El matutino Pagina 12 publica una extraordinaria entrevista con Liliana Felipe y la revista Rolling Stone (en español) hace una edición especial sobre el rock argentino, mientras Charlie García se presenta este sábado en un bar donde sólo caben 500 personas, pero en Buenos Aires.

De última hora

Varios miembros del jurado, durante su discusión final, se han inclinado por las producciones argentinas, lo cual le caería muy bien al festival, pero sobre todo a los dos jóvenes directores y su equipo. Si así es, seguramente los premios serán muy criticados por los propios argentinos, de manera que sólo reproduciremos sus propias y devastadoras concepciones sobre sí mismos, para lo cual se pintan solos. Son reboludos, víste. Tanto como los mexicanos.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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