Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de marzo de 2002
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Sociedad y Justicia
La débil salud del Papa orilló a los organizadores a elegir la Basílica de Guadalupe

Onésimo Cepeda justifica el cambio de sede para canonizar a Juan Diego

"Prefiero que no le ocurra nada, y si le va a ocurrir, que sea en la Villa", dice el obispo

KARINA AVILES Y JAVIER SALINAS REPORTERA Y CORRESPONSAL

Ecatepec, Mex., 17 de marzo. El obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, afirmó que no se acaba el mundo porque el Papa no vaya a canonizar a Juan Diego en su diócesis, tal como se había previsto. "Se acabaría si Cristo no estuviera en medio de nosotros y yo, honestamente, prefiero que se quede Cristo a que se quede el Papa", aseveró. Y fue más allá tratando de explicar que no era un descalabro para él que de última hora se hubiese cambiado la sede: "no quisiera que por insistir que venga aquí le pase algo. Prefiero que no le ocurra nada, y si le va a ocurrir, que sea en la Villa, ¿no? Así yo me lavo las manos".

Mientras, en la Catedral Me-tropolitana, el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, pidió disculpas a los millones de fieles que no podrán asistir a la ceremonia de canonización de Juan Diego en la Basílica de Guadalupe, en razón de que dentro y fuera del templo sólo pueden estar presentes alrededor de 20 mil personas, según cifras proporcionadas por miembros de la Iglesia. También, agradeció a Onésimo Cepeda y al gobernador del estado de México, Arturo Montiel, el apoyo mostrado para recibir "en sus territorios" al Papa.

Visiblemente molesto, Cepeda Silva afirmó que con la cancelación de Ecatepec como sede de la canonización de Juan Diego existen dos castigados: el primero es el pueblo de Dios que tenía hambre, ilusión y esperanza de ver al Papa, "quien siempre trae en medio de nosotros paz, amor, alegría y gozo".

El segundo castigado es el Papa, "porque quisieron cuidarlo tanto que en un momento determinado ama a la muchedumbre, ama a México y le hubiera fascinado estar en medio de 4 millones de personas", agregó.

En entrevista posterior, Cepeda Silva señaló que la decisión no es un descalabro para su diócesis, "pues me he tocado la cabeza y no he sentido ninguna descalabrada, honestamente, o sea no estaba en guerra ni en lucha, ni en nada que se les parezca. Puedo decir que no pedí la sede, que buscaron un terreno y yo lo ofrecí perfectamente bien, y en un momento determinado se cambió el lugar por razones externas a mi voluntad, pues mala suerte para mí y para los míos. Lo que sí digo es que con el cambio se castigó al pueblo mexicano".

Expresó que las razones que le dio el Vaticano para que no acudiera el Papa a Ecatepec es "su estado de salud, que estamos en épocas de lluvia, no se vaya a mojar, no se vaya a resfriar, por eso quisieron hacerlo en un lugar cubierto, como es la basílica".

Pese a todo lo anterior, el obispo auxiliar Guillermo Ortiz Mondragón, vocero del comité organizador para la visita a México de Juan Pablo II, rechazó que exista confrontación con el obispo de Ecatepec a raíz de que la canonización de Juan Diego ya no se celebrará en el predio mexiquense conocido co-mo El Caracol, en donde según los cálculos, estaba dispuesto todo para recibir a 5 millones de feligreses.

Ortiz Mondragón señaló que la determinación del Vaticano obedece únicamente a que se eligió "el lugar más significativo para México, su historia, (y) la fe del pueblo mexicano. Es el lugar donde está presente la Virgen, en donde se vive el encuentro de la Virgen con Juan Diego. Ese es el motivo fundamental".

Al final de la eucaristía celebrada en la Catedral Metropolitana, el cardenal Rivera Carrera envió un mensaje a los feligreses: "desde ahora pedimos disculpas a los fieles que no podrán asistir a dicha ceremonia, ya que el número de participantes necesariamente va ser muy reducido, pero como siempre, recibiremos con mucha fe y mucho cariño a su santidad Juan Pablo II en nuestras calles y siguiendo las celebraciones sagradas a través de los medios de comunicación social".

Recordó que el primer lugar que "propusimos para la canonización del beato Juan Diego" fue la Basílica de Guadalupe, pero de inmediato los enviados del Vaticano lo rechazaron y pidieron que se les presentaran opciones de un sitio adonde pudiera asistir un gran número de fieles. Así se hizo, pero "ninguno de ellos les satisfizo por razones diversas, y es por ello que decidieron que se realizara en el Tepeyac", indicó.

Entrevistado, Ortiz Mondragón, dijo que Onésimo Cepeda no ha manifestado algún malestar por la decisión de que el acto religioso se realice en la Basílica de Guadalupe. Indicó que de las siete diócesis del estado de México ninguna "ha manifestado nada". Aseguró que la determinación del Vaticano "no tiene nada que ver" con el rechazo expresado por los campesinos de San Salvador Atenco a que la canonización se realizara en tierras de Texcoco.

El obispo auxiliar señaló categórico que "no era importante el récord (de asistencia), como alguno dijo. No, lo importante era una celebración digna en donde pudiéramos vivir todos los mexicanos ?a través de los distintos medios y los que pudieran estar presentes? este encuentro con el Papa".

Precisó que en el interior de la Basílica de Guadalupe caben alrededor de 8 mil personas y entre 8 mil y 12 mil en su exterior. Indicó que la agenda del Papa no ha sufrido ninguna modificación, por lo que los días 29 y 30 de julio encabezará dos celebraciones litúrgicas en el mencionado templo.

El peligro de la sosa

Entrevistado también al término de la misa , el director de Protección Civil del gobierno capitalino, Luis Wintergerst, expresó que el cambio de la sede para la canonización no tuvo que ver con los estudios que se estaban realizando sobre el nivel de seguridad de los predios de Ecatepec y de Texcoco en razón de que dichos análisis "todavía no estaban completos. Tengo entendido que fue una decisión del Vaticano", señaló.

Señaló que en el predio de Texcoco se consideró que habría algún riesgo porque en la zona existe la presencia de una sustancia tóxica que es la sosa. Esta puede representar un peligro en razón del nivel de exposición y la concentración. La preocupación era que muchas personas hubieran llegado al lugar con 24 horas de anticipación, de manera que la exposición sería muy prolongada.

Precisó que los responsables de la seguridad del Papa son el Estado Mayor Presidencial y la Secretaría de Gobernación. Y en materia de protección civil, el gobierno capitalino mantiene una coordinación con las autoridades federales.

Durante la celebración eucarística con motivo de la clausura del Año de la Vida, el cardenal Rivera Carrera hizo una defensa de "los derechos inalienables de toda persona, comenzando desde el estado embrionario hasta el final natural de su existencia". Reiteró que la posición de la Iglesia no está ligada a ideologías ni a consensos en nombre de la democracia: "la verdad del valor sagrado de la vida no está en los datos fríos de una estadística ni en el resultado de un referéndum, que bien sabemos pueden estar manipulados por intereses ocultos y además, porque someter los derechos humanos fundamentales al criterio de los gobernantes en turno es implantar la peor de las dictaduras". 

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