Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de marzo de 2002
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Sociedad y Justicia

Gabriela Rodríguez

Mujeres gobernando

La reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer da ocasión para contrastar el peso que van cobrando las mujeres en posiciones políticas, así como la diversidad de estudios de gobierno que ellas están ejecutando.

Tomando como punto de partida la importancia de impulsar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y de eliminar los desequilibrios de género, la proporción de mujeres que ocupan posiciones de decisión en el ámbito público es siempre un indicador de avance. Tal vez algún día llegamos a tener 50 por ciento en la representación política, como ocurre actualmente en Suecia y Francia, países cuya historia abrió brecha en las luchas por la libertad y la igualdad.

En México, las acciones afirmativas de género apenas comenzaron en las últimas décadas del siglo xx, y están tan lejos de esos países del Primer Mundo, como muchos otros indicadores de desigualdad. En términos de las oportunidades políticas, el PRD comenzó exigiendo en 1991, 20 por ciento de mujeres en la estructura partidista y en cargos de elección popular, y en 1993 impulsó una reglamentación para tener 30 por ciento de mujeres en candidaturas externas e internas, así como en las dirigencias. En 1996 el PRI incorporó por primera vez en sus estatutos que en los cargos de dirigencia y de representación popular, en ningún caso se incluya una proporción mayor a 70 por ciento de un mismo género, y el año pasado se logró la paridad de 50 por ciento (datos proporcionados por la diputada federal María Elena Chapa). El PAN, que nunca niega la cruz de su parroquia, siempre colocando a las mujeres detrás de los grandes hombres, sólo ha llegado a alinearse a la recomendación del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) para elegir fórmulas mixtas de candidaturas de representación proporcional, es decir, que en cada fórmula debe haber un hombre y una mujer; y recientemente este partido detuvo la iniciativa para modificar el Cofipe, que buscaba reglamentar la cuota de participación femenina en un mínimo de 30 por ciento.

En cuanto a los estilos de gobierno, las mujeres mostraron sus cartas el pasado viernes 8 de marzo. Las pocas mujeres del gabinete de Fox ya hablan de equidad de género y trasversalidad en los programas, pero llama la atención que a 14 meses de administración continúen hablando en futuro. Destaca la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, cuyos logros en Progresa, además de cambiarle el nombre por Oportunidades, no han ido más allá de las becas para niñas y jóvenes, que son muy sustanciales para la equidad, pero ya venían ofreciéndose desde el sexenio pasado. La directora del Inmujeres logra que el Presidente de México hable del género, pero es ella, y no su jefe, quien se compromete con el caso de las mujeres de Ciudad Juárez, y no será sino hasta el momento en que se cumpla el lema "Ni una más" cuando ese discurso aterrice en hechos.

En los estados la diversidad de estilos no puede ser mayor. En el Distrito Federal, única entidad con mayoría de mujeres en las altas esferas políticas, las secretarias del gabinete (de Salud, Desarrollo Urbano y Vivienda, Medio Ambiente y Desarrollo Social), con menos rollo sobre el género y la transversalidad, mostraron su solidaridad con las clases pobres y concretaron su compromiso con hechos. Durante el año de administración aumentaron la proporción de mujeres que han sido beneficiadas por los servicios de salud (80 por ciento), los créditos de vivienda a mujeres jefas del hogar (54 por ciento), la atención a la violencia (única zona con centros integrales de atención a las mujeres en cada delegación) y apoyos económicos a mujeres mayores (61 por ciento).

El mayor contraste lo da Chiapas y Querétaro. Mientras vemos a las mujeres tzotziles denunciando las amenazas que representa la presencia militar en la zona, la directora del DIF nacional, Ana Teresa Aranda, acompaña al gobernador de Querétaro, Ignacio Loyola, a la Expo-Mujer 2002. Con el objetivo de dignificar el género femenino en dicho evento, se ofreció un desfile de lencería, organizado por la firma Vicky Form, y no es broma (aunque no sé si Firuláis contrató a las chicas del table dance que conoció en aquella famosa reunión oficial de Santiago de Chile). Ese mismo día policías golpean a 20 integrantes de organizaciones feministas, quienes querían plantear al gobernador la creación del Instituto Queretano de las Mujeres (Reforma y La Jornada, 9/03/02).

Imposible referirse a todas las movilizaciones que se efectuaron en otras regiones a lo largo y ancho de este país, pero es un hecho que también para las mexicanas el siglo xx fue un cambio en las condiciones de género, al menos en la conciencia de exigir equidad y asumirnos como sujetas de derecho. También me queda claro que tener genitales femeninos no garantiza una perspectiva de equidad en la forma de gobernar. Más allá de la violencia de género, única preocupación común entre mujeres, la ideología de izquierda y derecha sigue marcando la diferencia. Como dijera el líder de las mujeres panistas, José María Escrivá de Balaguer (fundador del Opus Dei a quien canonizará próximamente el Papa junto con Juan Diego): "Calla siempre cuando sientas dentro de ti el bullir de la indignación. Y esto, aunque estés justísimamente airado" (El camino, Minos, México, 1998).

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