Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de marzo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Espectáculos
JAZZ

Antonio Malacara

El Niño y la Música: Latin Art Jazz

EL NIÑO Y LA MUSICA. La convocatoria de este ciclo organizado por la UNAM resultaba más que atractiva, porque entre los muchos padecimientos endémicos que sufrimos en este país está el de la formación musical. Entre los más gratos recuerdos de mis clases de música en la secundaria, allá por 1970, están las piernas de mi maestra, porque para aprobar la materia bastaba con aprendernos bien el Himno Nacional y reafirmar nuestro nacionalismo con canciones como La Adelita o La rielera.

HASTA LA FECHA las cosas no han ido más allá de una barnizadita de flauta dulce. Y de las escuelas primarias oficiales ni hablar, porque ahí las únicas músicas son algunas profesoras sin pospretérito y sin futuro. Así que estos ciclos para introducir a los chavitos del siglo XXI en la magia de la música nos emocionaban y nos llevaban con Ana y Mario y Mónica al Anfiteatro Simón Bolívar.

EL SEGUNDO CONCIERTO, dedicado al jazz, estauvo a cargo del Latin Art Jazz de Roberto Aymes, la nueva agrupación de este extraordinario contrabajista. Con un programa titulado Jazz en toda América, se prometía un recorrido por: a) El blues y los orígenes, b) El ragtime, c) Del dixieland y el stride piano, d) El nuevo blues y el swing, e) Las grandes orquestas Big Bands, f) El bebop y el cool jazz, g) Nuevas formas y la música de rock, h) El Caribe y su influencia, i) México y su aportación. ¡Qué más podíamos pedir! Esto iba a ser un verdadero agasajo para los niños y los papás y los abuelos. Pero no para todos fue así.

Calidad


BUENO, POR SUPUESTO que muchos momentos del concierto fueron todo un agasajo; la categoría, el nivel de los músicos convocados por Aymes, y él, eran ya una garantía de calidad y buena música. Osmany Paredes al piano, Ricardo Benítez en las flautas e Hilario Bell en la batería; tres músicos cubanos que, cebollazos aparte, nos honran al radicar y esparcir sus sonidos en México. Roberto Aymes se encargó del contrabajo, el bajo, la conducción y de hacer duetos de piano junto con Osmany.

DESPUES DE UNA sabrosa introducción con Sweet Georgia Brown, el cuarteto se dejó caer con Aire para la cuerda de sol, de Bach, pero en lugar de Pablo Casals apareció la maestría de Ricardo Benítez en la flauta, quien además de tener amplia experiencia en la música académica, posee un toque mágico con el que logra envolver los oídos y las almas de todos los presentes. Después vino un buen blues a dos pianos y después el desgarriate.

AYMES INVITO AL escenario a todos los niños que quisieran para hacer juntos un blues. Orale, qué buena idea. Pero resultó que nadie supo qué hacer con la veintena de chavitos que bajaron al escenario. Una muchacha trató de hacerlos bailar, pero sólo uno o dos medio movían las piernas, los demás se congelaron entre impávidos y asustados. Aymes decidió cortar rápido el "jam", despidió a los niños: "Nos divertimos mucho, aunque nadie bailó y nadie cantó".

SE SIGUEN CON Perdido, donde Benítez vuelve a hacer gala de talento con la flautita pícolo, para seguir con Di por qué y Drume negrita, pero a muchos niños como que ya les valía cacahuate el concierto, algunos empezaron a correr frente al escenario y al poco rato las correrías fueron aderezadas con gritos. Llegaron después Naranja dulce (rediseñada con ritmos africanos) y La cucaracha al estilo chachachá. Nunca apareció el ragtime ni el dixieland ni el cool jazz, ni los sonidos de big bands, pero los papás estaban contentos.

ANTES DE TOCAR Muñequita linda, Aymes habló de María Grever y dijo que este tema no necesitaba presentación. Y lo dijo porque su diálogo ya no era con los niños, sólo se dirigía a los adultos que seguían aplaudiendo. La mayoría de los chavillos platicaba o se retorcía entre los brazos de su mamá. La señora de enfrente tranquilizaba a un pequeño prometiéndole que ya mero iba a acabar, mientras que el pelotón que deambulaba abajo tomó por asalto el escenario en la última pieza, la muchacha que una hora antes quería hacerlos bailar, ahora batallaba para bajarlos con una sonrisa congelada en los labios.

PARA EL PROXIMO sábado, a las 12 del día, está anunciado el dueto de arpas Son Dos, con el espectáculo ¡Cuánta cuerda!

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año