Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 18 de marzo de 2002
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Deportes
TOROS

Ante 300 espectadores se reanudó el Encuentro Mundial de Novilleros

El colombiano De los Ríos debutó con éxito al cortar una oreja en Monterrey

Carlos Peralta prepara alianza con Herrerías Fracasaron Antonio Saavedra y El Giro

LUMBRERA CHICO ENVIADO

Monterrey, NL, 17 de marzo. Una grata sorpresa se llevó esta tarde la afición taurina de Monterrey con la presentación del colombiano Andrés de los Ríos, durante la reanudación del Encuentro Mundial de Novilleros, organizado por Carlos Peralta, el magnate de los teléfonos celulares que, según rumores, pronto se convertirá en el nuevo socio de Rafael Herrerías para la Monumental Plaza Muerta (antes México).

Pero, dimes y diretes aparte, hoy aquí, ante un público formado por 300 espectadores a lo sumo, la Monumental Lorenzo Garza ofreció un cartel integrado por el ibérico Antonio Saavedra, el mexicano Gerardo Rodríguez El Giro y el citado colombiano De los Ríos que, a pesar de lo verde que está, dada su juventud, mostró clase y buenas hechuras, sobre todo con el capote, y grandes facultades para la lidia con la muleta, aunque desde luego necesita aprenderlo casi todo.

Por su parte, el ganado de la dehesa de Rafael Mendoza no estuvo a la altura de las circunstancias, ya que el encierro, con 450 kilos en promedio, lució escaso de bravura y débil de remos, si bien el tercero de la tarde, de nombre Financiero, resultó ser un ejemplar negro zaino de hermosa lámina, muy bien cortado, no muy alto de agujas, cornivuelto y listón, que fue ovacionado al saltar al ruedo.

Mientras el grueso de los aficionados cabales se trasladaba a Cadereyta para ver los "pavos" -así estaban anunciados- de la regiomontana ganadería de La Playa en el municipio conurbado, aquí en la Lorenzo Garza lo que imperó fue el deseo de hacer de la fiesta brava lo que ya nunca es en la México, es decir, una verdadera fiesta, a la que contribuyeron la banda de música y el ingenio de los gritones.

La oreja de Ministro

A Saavedra lo vimos el año pasado en el embudo de Mixcoac, donde el juez Heriberto Lanfranchi, en buena hora "renunciado" por la Comisión Taurina del Distrito Federal, le regaló una de sus habituales orejitas pueblerinas para complacer a su amo, el cacique Herrerías, y darles de qué hablar a los lacayos de éste, léase los chicos de la prensa que tan bien se alimentan de lamerle los zapatos.

Con el oficio característico de los jóvenes egresados de las numerosas escuelas taurinas de la península, Saavedra estuvo solvente, puntual y expedito, pero en ningún momento tuvo asomos de lo esencial, esto es, del arte que es virtud de los privilegiados y recompensa de los tenaces. Pero aquí ni lo uno ni lo otro, el hombre se limitó a cumplir y punto.

Quien menos justificó su inclusión en este cartel de concurso fue El Giro, a quien le faltan plumas y cresta para hacer honor a su apodo de gallo de pelea, y tamaños, ideas, facultades, talento y personalidad como para pensar seriamente en ganarse, ya no digamos la gloria sino el pan y la sal en este durísimo oficio de lidiar toros y enloquecer multitudes.

Todo lo contrario de sus alternantes tiene consigo De los Ríos, a quien el código genético, la rancia tradición taurina de su país, las buenas orientaciones familiares, la afición correctamente inculcada, la suma de todo eso o algo inexplicable lo dotaron de condiciones excepcionales para torear con el capote, jugando los brazos con puntual suavidad, conociendo los terrenos que pisa para meterse en territorio enemigo y acompañar la suerte con la cintura.

Así lo reveló al abrirse de capa con el hermoso Financiero, al que le ejecutó bellas verónicas antes de situarse en los medios y muletearlo en redondo sin el oficio indispensable para desprenderse del manso en el tercer tiempo, cosa que lo obligaba a reponerse en exceso. Pero con Ministro, último de la tarde, un eral de ridícula cornamenta, el sudamericano, luego de reiterar sus facultades con el percal, logró sujetarlo con la franela, ligarlo en corto y en redondo por derecha a izquierda, para despertar el entusiasmo de la escasa audiencia, que no obstante el defectuoso espadazo tendido que amorcillo al burel, insistió en que el juez Urbano Villanueva le otorgara una estimulante oreja.

La moraleja de esta fábula es que Peralta, como promotor taurino, sigue sobre la misma línea de Herrerías, su futuro socio, en el sentido de que tiene mejor tino para importar prospectos, como De los Ríos, pero le falta discernimiento para encontrar en el campo bravo del país a los maletillas que pudieran convertirse en las figuras de mañana. Así, todo parece indicar que al cacique importador de Mixcoac vendrán a reforzarlo para que mantenga la dependencia del extranjero en detrimento de la tauromaquia nativa.

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