Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 19 de marzo de 2002
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Política

Marco Rascón

El triunfo de la ineptitud

El "reconocimiento de la derrota" de Ortega entre tanta irregularidad y una elección peor que la de marzo de 1999 son otros actos sinvergüenzas que pintan la ética de quienes dirigen al PRD, así como el alto nivel de simulación y falsedad que ha alcanzado ese partido. La actitud de Ortega demuestra no la "institucionalidad", sino el pacto previo con Rosario para preservar los intereses burocráticos de las sectas. Pese a la teatralidad de una supuesta contienda democrática, el gran triunfador del 17 de marzo es la ineptitud. Rosario surge sin remedio de las mismas prácticas que pusieron en la presidencia a Amalia García. El fracaso inmediato del PRD está a la vista: 2003.

Nunca fueron tan necesarios los partidos en México como nunca han sido tan inservibles. Vida interna y expresión externa de los partidos exhiben su naturaleza y demuestran la debilidad política del país para enfrentar disyuntivas y dilemas. Un PAN vacío y escenográfico, un PRI cínico y un PRD inepto, simulador y fraudulento, obstruyen el desarrollo político del país y deben desaparecer, pues ninguno representa ni derechas, centros ni izquierdas.

Juntos y separados no son ni siquiera un matiz ideológico consistente que marque una referencia mínima para el rumbo del país. La globalización se los tragó dejando sin continuidad la historia política nacional; por ello, el país navega a la deriva, víctima de un racionalismo básico, sometido a una pasión de establo, guiado con discursos mediocres, disputas sin contenido y la hegemonía de la demagogia como práctica política.

Las elecciones internas del PRD cerraron un ciclo desde el nacimiento del movimiento democrático de 1987-88. El pasado domingo se desplomó la última credibilidad en una estructura y un propósito partidario, asaltados por una burocracia inmensamente inepta que subió mientras expulsaba ciudadanía y voluntades democráticas, usurpando y sometiendo el movimiento democrático a sus infímos intereses.

Tarea necesaria es deslindar los principios democráticos del PRD, porque el único aprendizaje de esa burocracia fue la perversión, luego vino el maridaje en el que se fundió la vieja cultura priísta con los vicios tradicionales de las burocracias de izquierda. Se conjugaron así oportunismo y corrupción, demagogia con clientelismo, autoritarismo y pragmatismo, traición con intolerancia, sectarismo y simulación. Del PRD y sus propósitos originales sólo quedó el registro, hoy disputado por las burocracias, y en torno al cual se unifican porque significa prerrogativas, recursos, y porque es a su vez instrumento para el ejercicio de la manipulación política.

Son responsables del fin del PRD quienes ascendieron sin ningún arraigo en la sociedad, quienes acabaron con la militancia por convicción e inventaron las Brigadas del Sol, pagadas con prerrogativas; quienes pusieron en práctica todas las mañas electoreras en las elecciones internas; los que apoyaron a uno y negociaron de manera oculta con el adversario, porque no se trata de dar votos, sino de quitarlos para favorecer al oponente.

Frente al desastre de la elección interna, la derrota es del PRD en su conjunto, por lo que reconocer la derrota como el triunfo entre los contendientes no es más que una caricatura grotesca. El albazo "institucional" de la derrota de Ortega y el "triunfo" de Rosario fue posible por las encuestas de salida (cuyo principal problema fue encontrar casillas instaladas), así como por la dimensión taimada de Ortega y su sangre de atole, comparable a la de Beatriz Paredes y a la de Medina Plascencia, cuyos liderazgos estriban en que "por la unidad" saben comer sapos o lo que les pongan enfrente.

El PRD, al igual que el PRI y el PAN, no sirve al país; son siglas sin valor, pues está controlado por personajes que no convencen, sino que obstruyen con sus vicios e incongruencias. Con el triunfo de Rosario vuelven a ganar las sectas: ganan de nuevo los Ortega, los Bejarano, López Obrador y Amalia, identificados entre sí porque comparten irresponsabilidad, intereses y traiciones, incompetencia y cultura política.

ƑA quién convencieron con esta elección? ƑCuál es el triunfo interno? La "estabilidad" perredista ante las noticias de anulaciones, miles de casillas no instaladas, fraudes, compra de votos, acarreos y robo de urnas son un escándalo ético y una afrenta para todo principio democrático. Es el momento de retirar del PRD la esperanza, porque ha impedido reconstruir la historia con la congruencia y la fuerza necesarias que exigen un movimiento y un partido que ofrezcan alternativas para México.

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