Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 29 de marzo de 2002
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Política
Denuncian bases zapatistas violencia y drogadicción

El ejido Morelia, cercado por una banda de paramilitares

Los agresores, con armas y equipo de radiocomunicación

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Municipio Autonomo 17 de Noviembre, Chis., 28 de marzo. "El plan contrainsurgente y la política de los gobiernos destruyeron nuestra comunidad; la división y los daños ya están hechos", declaran, en un tono inusitado, las autoridades autónomas. El ejido Morelia, sede del Aguascalientes IV, está a punto de quedar bajo control de una banda paramilitar que el pasado día 16 inició una ofensiva dentro de la comunidad, con ostentación de armas y equipo de radiocomunicación, que dejó varios heridos entre las bases de apoyo zapatistas.

"Han llegado al robo, a las agresiones con piedras dentro de algunas casas de nuestros compañeros. Lo más grave es la dedicación que le han puesto a la siembra y consumo de mariguana", agregan las autoridades zapatistas. "La banda está armada y equipada por la base militar y Seguridad Pública de Altamirano".

En efecto, el ejido Morelia ya no es el mismo. La convivencia, como denunciaron en días pasados bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha dejado de ser pacífica después de ocho años. Ha crecido la amenaza de destruir el Aguascalientes. Los paramilitares priístas alardean que lo harían apoyados por policía y Ejército Mexicano.

"La campana de la iglesia la usan para reunirse y planear sus actos paramilitares, violando así el acuerdo de la comunidad y demostrando la pérdida de respeto a los pactos y al valor que tiene para nosotros la campana. Los hemos vistos armados, con cámaras y radios de comunicación. Nos graban, nos toman fotos y nos mantienen bajo vigilancia, comunicándose con sus instructores", exponen.

Ante la decisión de los autónomos de defender sus tierras y sus derechos, han recibido nuevas agresiones. "Nos ofrecieron enfrentamiento, hasta de hacernos un gran Acteal. Estos ofrecimientos (amenazas) de los paramilitares nos los hicieron llegar después que hablaron con sus jefes militares y los funcionarios de la presidencia de Altamirano", relatan.

Los autónomos lamentan: "Los priístas nunca respetaron nuestro plan de la reserva ecológica. Acapararon las tierras recuperadas a su antojo, sin el permiso del municipio autónomo, de nuestra comisión de Tierra y Territorio, sin valorar ni respetar nuestra resistencia y la sangre, las vidas que ha costado lo que hemos logrado".

El concejo autónomo de 17 de Noviembre anuncia que ha tomado la decisión de proteger la tierra contra la tala de madera, el cultivo de mariguana y las personas que se dejan convertir en paramilitares, "dirección que los lleva a la prostitución, al trago, al consumo de mariguana, a la violencia, a la pérdida de respeto y a la perdición". Y denuncia: "Detrás de todo esto está la política de los gobiernos".
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En relación con las fricciones a partir del 16 de marzo entre bases de apoyo del EZLN y los priístas, que han llegado a la violencia, refiere el concejo en rebeldía: "La sal de nuestras vacas la revolvieron con arena, destrozaron las canoas (lugar donde se pone la sal de los animales), destruyeron los alambres, corrieron nuestros animales y una vaca fue fracturada. La idea de lanzar piedras fue de ellos, y como no se midieron y no tuvieron buena puntería, ellos mismos se hirieron; por falta de valor actuaron borrachos y drogados".

Después de retirarse a la cabecera municipal de Altamirano el día 17, los priístas regresaron a Morelia con la Seguridad Pública, "pero su paso fue tapado por las mujeres del municipio autónomo; los paramilitares, que volvieron a responder con piedras, hirieron a una de las compañeras". Las amenazas siguen. Bases de apoyo zapatistas han sido golpeadas y amenazadas con armas de fuego.

Ante esta situación, las autoridades autónomas declaran: "Queremos que la campana vuelva a sonar solamente para llamar al pueblo para la cuestión religiosa, no la queremos para el uso de los paramilitares. Responderemos con inteligencia las amenazas de un Acteal que nos hacen los paramilitares. Defenderemos nuestra tierra del destrozo por tala de madera, contra el cultivo de mariguana. Que los paramilitares se vayan a vivir en el cuartel militar de una vez. Responsabilizamos de todo lo que pueda pasar a la política económica que aplica el gobierno y al plan contrainsurgente que aplican los militares y Seguridad Pública".

La ofensiva del grupo armado

La Red de Defensores Comunitarios para los Derechos Humanos divulgó a su vez que, de acuerdo con la población en resistencia del ejido Morelia, desde hace un tiempo "el grupo que milita en el PRI comenzó a explotar las tierras recuperadas, saqueando madera y aprovechando el terreno de una manera abusiva. Los priístas utilizan los proyectos productivos provenientes del gobierno federal y estatal, sin consultar al resto de la comunidad, que está en contra de estos proyectos por causar endeudamiento y la consecuente pérdida, por privatización, de las tierras que fueron recuperadas para trabajarlas en colectivo en beneficio de toda la comunidad y no de un solo grupo".

Como en otros municipios autónomos de la región Ocosingo-Altamirano, el año pasado surgieron aquí también conflictos por el uso de las tierras recuperadas. Una auténtica ofensiva. La situación tomó tintes violentos a partir del sábado 16, cuando los campesinos zapatistas intentaron trasladar su ganado al potrero y fueron bloqueados por un grupo de 50 personas.

Ante las reiteradas provocaciones de los priístas, el 19 de marzo los zapatistas decidieron movilizarse hacia las tierras recuperadas para sacar su ganado, y partieron en la madrugada rumbo al rancho Buenavista. Ahí se encontraron con unos 15 priístas, algunos de ellos reconocidos como paramilitares, que les cortaron el paso. (Por cierto, en Buenavista está programada la construcción de una presa hidroeléctrica que destruiría comunidades y tierras de la región, y expulsaría a sus habitantes).

El ganado fue rescatado por los zapatistas en un clima de tensión. "Dos observadores internacionales de derechos humanos fueron insultados y amenazados de muerte", agrega la red. Mientras, en el centro de la comunidad la situación también se tornaba tensa, pues Estanislao Luna Sántiz, identificado como paramilitar, empezó a tomar fotos y proferir amenazas a todas las mujeres zapatistas.

Más tarde, "esta persona, junto con Felipe Luna Sántiz, Agustín Sántiz Luna, Augusto Sántiz Méndez, Antonio López Pérez y Mariano Sántiz Vázquez, vestidos con uniforme azul, se dirigieron al pan-teón de la comunidad, donde estuvieron realizando ejercicios y formaciones militares, al tiempo que las mujeres priístas amenazaban con la llegada del Ejército".

El día 20, a primera hora, unas 300 bases de apoyo zapatistas marcharon hasta el centro de la comunidad denunciando la presencia de los paramilitares y dando a conocer sus nombres. El grupo priísta respondió con violencia. "La pelea fue creciendo, y a pesar de los intentos de algunos zapatistas de apaciguar los ánimos, ésta continuó casi una hora", documenta la red. Una mujer mayor resultó golpeada por una piedra en el rostro. Hubo varios lesionados. A las 9 de la mañana, una camioneta de Seguridad Pública llegó hasta la entrada de la comunidad en apoyo de los priístas, pero las mujeres exigieron a la policía retirarse.

La tarde del jueves 21, Lorenzo López Luna, reconocido como paramilitar, en estado de ebriedad persiguió e intentó fotografiar a una mujer en las inmediaciones del Aguascalientes. Más tarde, el mismo sujeto ingresó a la huerta de una familia zapatista, insultándola. Los niños corrieron a pedir ayuda, pues su madre cuidaba a un bebé y su padre no estaba.

El testimonio de la comunidad de Morelia incluye una relación de los paramilitares: Felipe Luna Sántiz, Sebastián Sántiz García, Jesús Sántiz Vázquez (regidor de Altamirano), Manuel Pérez López, Humberto Sántiz Luna (militar), Rafael López Luna (militar), Lorenzo López Luna, Mariano Sántiz Vázquez, Abelardo García López, Armando Méndez Sántiz, Guadalupe García López y Estanislao Luna Sántiz.

En tanto, continúan las agresiones contra mujeres zapatistas, sus niños y casas; las labores agrícolas se han dificultado y el riesgo de violencia sigue latente.

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