Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 10 de abril de 2002
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Espectáculos

Unas 7 mil 200 personas mostraron más curiosidad que tristeza ante el féretro

Montaje televisivo, el segundo día del homenaje a la Félix en Bellas Artes

Ignacio López Tarso encabezó el tributo que se rindió a La Doña en el palacio blanco

"Lo mismo era mi amiga, que mi comadre, que una gran actriz", afirma Ismael Rodríguez

CESAR GÜEMES

1AtaudcaraCon la despedida a María Félix se muere el último Pedro Infante que restaba. Es decir, se cierra la mitología generada en el siglo XX en cuanto al cine nacional se refiere.

Comenzó a irse desde las nueve de la mañana, hora en que se reinició en Bellas Artes la afluencia incansable de visitantes, admiradores, devotos, curiosos, conocedores y público en general. Gran operativo policiaco. Uniformados en fila y cantidad de visitantes que comienzan a entrar al recinto y alcanzan, a buen paso, un flujo constante de mil 200 personas por hora a lo largo de seis, lapso apenas suficiente antes de que el cuerpo de la actriz parta veloz rumbo a la ANDA y de ahí al cierre del asunto en el Panteón Francés.

Las flores que astutos vendedores expenden en el sitio donde se inicia la fila de acceso a Bellas Artes formarán en muy poco tiempo una montaña de regular tamaño. Rosas, sobre todo. Y2ataudfan como llegan se irán al final, no quedará un solo clavel en el recinto en cuanto se retire el cortejo. Pero eso será después. Antes, lo de verdad interesante es la capacidad que han tenido los medios electrónicos para mover a tan considerable cantidad de ciudadanos.

Por eso flotarán, con varias respuestas, las preguntas: Ƒa quién despide este oleaje de gente?, Ƒa una forma de entender el país?, Ƒa la self-made-woman por excelencia?, Ƒa un mito autoalimentado o a una realidad tangible? El caso es que no hay tristeza en los rostros, ni pasmo, acaso una especie de suavizada curiosidad que se satisface plenamente en los escasos segundos que toma cruzar por el pasillo delante del féretro. El trámite es así de veloz en parte porque no hay más espectáculo que el propio tumulto y en parte por las voces de "avance, avance" de las mujeres policías que no dan espacio a más opciones.

A diferencia de lo ocurrido este lunes, hoy las personalidades del espectáculo y la cultura no se apersonarán por el lugar. Tan sólo José Angel Espinoza Ferrusquilla, por quien no pasan los años, y el inefable Ismael Rodríguez, asediado por las cámaras, perseguido por los micrófonos y quien finalmente dice para La Jornada que la muerte de María Félix le provoca "una tristeza cruzada, verá usted, porque lo mismo era mi comadre, que mi amiga, que una gran actriz". El cineasta seguirá prestando declaración a los medios electrónicos a lo largo de mucho tiempo más, mientras a su espalda, en el pasillo, alcanzan a escucharse veloces cantos, aplausos e incluso rezos dichos a la enorme velocidad que exigen las circunstancias: para las 12 del día la fila da vuelta ya a medio Palacio de Bellas Artes.

Es singular, por su lado, la edad de los visitantes, gente mayor en su mayoría, escasos jóvenes mientras que los niños han desaparecido del censo. A las anchas y largas horas de relativa monotonía en que sin descanso crece la montaña de flores a los pies de su ataúd, le sigue la llegada paulatina de la familia Félix, sus hermanas y hermanos, sobrinos y primos. Serenos todos, toman la cafetería por su cuenta para resguardarse de la prensa que, dicho sea de paso, no los incomodó en momento alguno.

Vivero de alcatraces y blancos botones de rosa

En la sala principal del palacio se ensaya desde al menos la una de la tarde el homenaje musical con que se despedirá a María Félix. Se prepara todo para que el acto se inicie en punto de las 14 horas, momento en que, se informa, "entramos al aire". ƑAl aire? Al aire, sí, porque el acto, convocado en buena medida por la televisión, será transmitido en directo. El escenario, sin el féretro aún, es un vivero múltiple florecido de alcatraces y blancos botones de rosa. El maestro López Tarso da los últimos toques a su parlamento. Se calibra la intensidad de las luces y del sonido, se ajustan las imágenes que aparecerán en la enorme pantalla que figura como telón de fondo del escenario.

Una despedida en toda forma. Y también una verbena popular en su más añejo y benévolo sentido. Vamos: así se le dice adiós a un mito, aunque la teoría señale que el mito se genera luego de la ausencia física del personaje. Aquí es a la inversa. Y aunque la multitud que ha venido a visitar el sitio fue en mucho sutilmente empujada por los medios, de cualquier forma no es fácil sustraerse al extraño magnetismo que en punto de las 14 horas, momento de salir al aire, se crea al levantarse el telón: al fondo, una foto gigantesca de María Félix, a mitad de la escena, su ataúd, alrededor el jardín florecido de blanco y por los altavoces la voz de la actriz que dice, sin inmutarse ni subir el tono: "El momento ha llegado".

Canta Agustín Lara la pieza que le han hecho cantar siete veces cien cada hora desde hace exactamente 23, cuando se dio a conocer la muerte de la actriz. De este lado, el público ha llenado hasta el tope la butaquería de la sala principal; de aquél, en escena, María Félix, sola con su cuerpo en el féretro sellado.

Dirá López Tarso, luego del riguroso minuto de aplausos: "No puede haber mejor lugar que un escenario para decirte adiós, María. Aquí estamos, contigo". Ese es el prólogo a la aparición del grupo Solistas Ensamble que toman presencia con Jesu dulcis memoria, de Tomás Luis de Victoria, y luego con la lenta y pacificadora música de Haendel. De entre las muchas imágenes que aparecen en la pantalla gigante, una prevalecerá: María Félix joven, lozana y perfectamente dormida, con los labios entreabiertos.

La Doña en imágenes sobre una pantalla gigante

Y ya que de cine se trata, habrán de proyectarse en la pantalla diversas escenas donde aparece la actriz. En la primera, Alejandro Algara le canta aquello de "Aunque no quieras tú, ni quiera yo, lo quiere Dios". En el mundo de los vivos, que a ratos breves se confunde con el otro, Encarnación Vázquez da cuenta de Pie Jesu, de Faure. A la cantante la ha presentado López Tarso diciendo que con la pieza "va hacia ti nuestra esperanza de encontrarnos algún día, en algún lugar".

Ya sin la fuerte carga de sus personajes y de su personalidad misma, María Félix aparece en las fotografías proyectadas sobre la pantalla como otra mujer, una sonorense de mirada tibia y sorprendentemente suave al paladar. Otra vez en este mundo, Conchita Julián contribuirá al ambiente acústico con el Ave verum, de Mozart; otra vez en el otro, la Félix canta, gracias al cine, "si yo pudiera algún día remontarme a las estrellas..." Le seguirá el mariachi, ya tan de este mundo como del otro, con los compases de Ella. Guadalupe Pineda, fuera de programa pero dentro del palacio, interpretará Solamente una vez y Manuel Mijares, María Bonita. Conchita Julián, de nuevo llamada a escena, cerrará la parte contemplada con el Ave María, de Schubert. Continuará el mariachi, ya francamente ultraterreno con Las Golondrinas, otra vez Ella, de nuevo María Bonita y por último una Diana, diría la misma Félix, "pa' que vean cómo me pinto".

Amores habrá tenido María Félix, muchos amores, pero ninguno como el que le hicieron brotar los medios y la admiración en las siete mil 200 personas que se apersonaron en Bellas Artes para imaginar que veían por última vez a la sonorense de los dulces ojos, al mito que se cierra para descanso de ambos mundos.


Iberoamérica la recuerda

Buenos Aires, 9 de abril. La muerte de la diva del cine mexicano María Félix, ocurrida en la madrugada de ayer, el día de su cumpleaños número 88, provocó una reacción unánime de congoja y homenajes en Iberoamérica.

En Toledo, España, la cantante y actriz española María Dolores Pradera afirmó hoy que se sentía honrada por haber conocido y contado con la amistad de María Félix, quien era "una mujer muy inteligente, a pesar de lo bellísima que era".

Asimismo, destacó el sentido del humor de la diva mexicana, al recordar que, durante una visita a España, un periodista le preguntó qué opinaba del sexo, a lo que María Félix contestó: "¿Del sexo de quién?"

En la Argentina, los principales diarios (La Nación, Clarín, Página 12) dedicaron a la muerte de la actriz mexicana extensas notas en importantes espacios que incluyeron cronologías de su vida y trabajo.

El diario Clarín recordó el romance de la diva con el actor argentino Carlos Thompson, su galán en el filme que rodó en Argentina en 1952. También hace mención de su amistad con Evita.

En Cuba, con el título "María Bárbara de mi corazón", el diario oficial Granma rindió hoy homenaje al mito del celuloide mexicano.

"Desafiante, lenguaraz, bien plantada, atributos que ostentó a la misma altura de su indudable belleza", destaca.

Para Granma habrá "quienes sientan la nostalgia de su arrebatador paso por La Habana, llenando teatros y estudios de radio y televisión, y deteniendo el tráfico con su estampa de hembra en triunfante celo".

En Nicaragua, El Nuevo Diario titula "María bonita, María del alma". La Noticia publica una foto de Félix en 1955 durante el rodaje de la película Los héroes están cansados, mientras La Prensa la cataloga como "la más deslumbrante belleza del cine mexicano, cuya fama se extendió a toda América Latina, España, Italia y Francia".

En Chile, la muerte de La Doña también ocupó los titulares de los principales diarios.

DPA


El teatro Jorge Negrete, del charro que se rindió ante la belleza de La Doña, fue la sede

México lindo y querido, en la voz de sus amigos, recibe a María para homenajearla en la ANDA

"Te recordaremos como la más grande entre las grandes y la más bella entre las bellas", le expresó la comunidad de actores Descansa junto a su hijo en el Panteón Francés

ARTURO CRUZ BARCENAS

La marquesina del teatro Jorge Negrete de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) fue ayer cubierta con una manta en la que se leía "MARIA FELIX", en extra bold, que a su vez ocultaba el título de la obra que ahí se presenta: Regálamela de... cumpleaños. Como si el Charro Cantor la esperara con tal frase. Se la llevaron, pero no como él hubiera querido.

Llegaba la actriz para el adiós de sus amigos, de sus compañeros de profesión. Y, de alguna forma, sincronías y diacronías aparte, de Negrete. De ahí, desde las oficinas del gremio, en la colonia San Rafael, sería llevada a su última morada, al Panteón Francés. Negrete la tuvo ahí, por unos minutos, unidos en la mente de muchos; el amor en la inmortalidad de la muerte. Negrete fue uno de los hombres que se rindieron ante su belleza. A las 15 horas llegó el transporte fúnebre, luego del homenaje del pueblo en Bellas Artes.

Llegó la carroza, a la vista de lujo, ante sus compañeros de profesión, muchos de los cuales la acompañaron en películas. Otros, asociados con familiares que trataron a La Doña y supieron de su carácter fuerte, firme, para algunos recio.

Avanzaba el reloj hacia las 15:30 y en las escaleras del teatro Juan Imperio, Irma Dorantes, Norma Lazareno, Lilia Aragón y muchos más cantaron México, lindo y querido. El féretro se mantuvo en el vehículo. Varios lloraron.

Actores y gente del pueblo, curiosos y transeúntes, pero, sobre todo, una valla de cientos de policías, dominaban el paisaje. Tomó la palabra Juan Imperio y leyó un texto ex profeso: "Aquí es tu casa, en la Asociación Nacional de Actores... eres estrella del cine nacional; Diego Rivera te pintó... Los actores de México lloramos tu pérdida irreparable, y nos unimos al dolor que embarga al pueblo de México, que con María Félix pierde a una de sus más grandes figuras artísticas.

"šLevantemos una oración para que allá arriba se dispongan a recibir a nuestra Doña, Doña Bárbara, a nuestra María Bonita, a nuestra Maclovia, a nuestra por siempre jamás adorada! María, en nombre de tus compañeros, los actores de México, y de esta asociación a la que tú tanto amaste, no te decimos adiós. Te seguimos recordando como lo que eres, y lo que has sido para el pueblo y para nosotros: grande entre las grandes, mujer bella entre las más bellas, porque, como dijimos hace rato en nombre del comité ejecutivo, te damos la más cordial bievenida a tu casa."

Los actores procedieron a aventar rosas rojas sobre la carroza, que comenzó su viaje final al Panteón Francés. Una estela de pétalos se formó en el camino. El cortejo emprendió su trayectoria final.

Y fue el tumulto

Empujones, gritos, quejas, señoras embarazadas, otras con niños en brazos; algunos menores lloraban por los apretujones. La inercia por ver algo hizo a muchos llegar desde temprana hora. "Estamos desde las dos y media y no vemos nada", decían. Las tumbas eran pisadas, los arreglos4 sepelio_felix_l3e florales en el camposanto se esparcían. Reporteros y fotógrafos subían a los mausoleos, se trepaban a los árboles.

Los deudos, amigos, familiares, actores, no podían acercarse alrededor de la fosa 236 de la avenida 4A, donde fue colocado el féretro con los restos de la actriz. Los mariachis tocaban las de Agustín Lara, sobredimensionadas en su contenido por el momento, por el largo adiós. María Bonita, una y otra vez. Y las infaltables Golondrinas.

En la masa, hombro con hombro, entre humores y el polvo que se levantaba, el pueblo cantaba, entonaba los temas, a pesar de la incomodidad. Total, sólo estaría un rato, para despedir a La Doña. Ancianas mostraban con orgullo fotos de su admirada estrella, de la diva, de la mujer bonita, de carácter firme. Nada de pensamientos contra la bella pintada por Diego Rivera, cuyo brazo grácil fue cubierto con un tul fino, dibujado con detalle.

"Por aquí no pasan", advertían los granaderos, los policías que hacían la valla. "Ustedes -expresaban a los reporteros que solicitaban permiso para que los dejaran acercarse- deben entender nuestro trabajo." Una reportera quiso pasar a como diera lugar. Fue jalada en vilo. Mejor por acá. A dar la vuelta. "Compermiso, compermiso. Se me va la nota."

"Esos de allá ya se subieron a esa casita -mausoleo- y van a poder ver todo". Otros sólo daban vueltas. Varios niños eran alzados por los policías, quienes evitaron desgracias, asfixias. "Yo quiero pedirle un autógrafo a Pablo Reiná, de Televisa" "šVoy a salir en la tele, mamá!" "šUna porra para María!"

Ya junto a su hijo Enrique Alvarez Félix, María es coronada con arreglos florales. Nace el tiempo de la leyenda, de las noches y días eternos. No hay escenas de llanto, sino de adiós, de despedida. Las gladiolas refulgen, níveas.

Iba la diva

"šUna, dos, tres! šTodos juntos!" "Acuérdate de Acapulco, María bonita, María del Alma..." "šHey, ya se va Thalía!" Por unos minutos, a las 16:30 de ayer, el centro de atención durante el entierro de María Félix fue la señora de Mottola, quien a las 16:10 depositó un ramo de rosas rojas sobre la tumba donde descansarán los restos de la considerada última diva de la época de oro del cine nacional, en el Panteón Francés, de avenida Legaria.

La carroza fúnebre arribó a las 16 al cementerio y los seguidores de la actriz leyeron la frase que recibe a quienes serán recordados: "Bienaventurado quien muere en el Señor".

Nadie como ella, "ni Thalía", dicen algunos

"Ya no hay nadie como ella", expresa una dama enfatizando el "e-lla". "Ni Thalía, que ya ni es mexicana; que mejor se vaya a Estados Unidos, donde ahora vive", agrega. "Thalía está viva. ƑPor qué tanto relajo por ella?", se queja un policía, luego de que la intérprete de Amor a la mexicana se ha ido protegida por una valla de agentes del orden. Son las 17 y ya muchos ven que todo ha concluido.

Dejan atrás la fosa 236 de la avenida 4A, que ahora acumulará tiempo, la experiencia interna que se interrumpió a la una de la mañana del pasado lunes, cuando dejó de latir el corazón de una mujer que fue amada, respetada, admirada, pero también criticada por su temperamento fuerte.

Las manecillas siguen su paso inexorable. Mucha gente sigue en su afán de ver de cerca la tumba, impedidos por esa muralla humana de policías. Ya podrán ir de vez en vez a visitar el sitio sin la presión de ayer, cuando la expectación creó un halo mezcla de curiosidad y por el quién sabe qué. La efémerides del 8 de abril de 2003 citará un cumpleaños y una muerte. El día que se comprimió el tiempo, la vida de María Félix.

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