Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 17 de mayo de 2002
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El diario oficial Granma publicó íntegro el discurso del ex presidente estadunidense

Histórica reunión de Carter con líderes de diferentes grupos opositores cubanos

Los disidentes, "sorprendidos" por la actitud de amplia tolerancia del gobierno de Castro

El ex gobernante termina hoy su visita con una rueda de prensa; regresa de inmediato a EU

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 16 de mayo. La impactante visita de Jimmy Carter abrió hoy dos huecos en la monolítica vida informativa y política de Cuba: la publicación íntegra en el diario oficial Granma del crítico discurso del ex mandatario y su debate, y la reunión más tolerada, numerosa y representativa de la oposición interna con un dignatario extranjero.

Después de una jornada en la que los me-dios de comunicación cubanos reaccionaron con la inercia habitual, censurando los tramos adversos y recogiendo sólo aquello que coincide con el discurso oficial, Granma sorprendió con su edición de hoy al rectificar rápidamente la línea y dedicar cinco de sus ocho páginas al texto completo de la conferencia del martes, así como a la reproducción íntegra de las preguntas y las respuestas posteriores.

Entre los opositores que se reunieron con Carter hubo frases de reconocimiento al gesto gubernamental. Vladimiro Roca, excarcelado hace 11 días tras más de cinco años de prisión por haber suscrito un manifiesto político, ex piloto aviador e hijo del líder histórico del comunismo cubano, Blas Roca, dijo que "fue una sorpresa, yo no lo esperaba; hay que preguntarle al gobierno por qué lo hicieron".

Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación y principal animador del Proyecto Varela, la iniciativa opositora que busca promover una profunda reforma política, lo consideró "muy positivo", pero reviró: "Falta que se publique en Granma el Proyecto Varela".

Elizardo Sánchez Santacruz, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Hu-manos y Reconciliación Nacional, se manifestó "sorprendido positivamente, porque creo que, al igual que mis compañeros, es un gesto positivo del gobierno de Cuba; lamentablemente es un gesto excepcional de transparencia informativa: haría falta que esta excepción se convierta en regla".

René Gómez Manzano, líder de la Co-rriente Agramontista de Abogados Independientes, que fue a la cárcel con Roca por firmar una proclama en 1997, también valoró el insólito número de Granma de hoy como "positivo y sorprendente".

El representante de Naciones Unidas en La Habana, el colombiano Luis Gómez Echeverri, facilita su residencia para el encuentro entre Carter y la oposición. Es un caserón de los años 50, de dos plantas, en elhab03-153332-pih exclusivo barrio Siboney, al oeste de la capital, a unos pasos del Pabellón de Exposiciones, un concurrido recinto ferial.

A media mañana un compacto grupo de reporteros extranjeros toma posiciones en la acera de enfrente, y son mantenidos a raya dentro de un cuadrilátero por personal del Centro Carter. La seguridad cubana ha rodeado el domicilio, no para impedir el encuentro ni hacer detenciones sino para facilitar todos los movimientos.

Carter, su esposa Rosalyn y el grupo que viaja con ellos llegan a las 11:20. Diez minutos más tarde entran Roca y su esposa, Magaly de Armas. El ex preso político quiere adelantarse para pedirle al visitante que le firme dos libros del propio ex mandatario.

A las 12:10 llega la primera de dos camionetas de alquiler que han recorrido la ciudad recogiendo en sus domicilios a los disidentes. Veinte minutos más tarde llega la segunda: en ella viene Payá, que despliega ante la prensa un cartel del Proyecto Varela.

En total entran 22 activistas: Gómez Manzano, Félix Bonné Carcasés, Martha Beatriz Roque y Julio Ruiz Pitaluga son recibidos primero y por separado por Carter. Luego el ex mandatario recibe al grupo mayor: Roca, Payá, Sánchez Santacruz, Gustavo Arcos Bergnes, Raúl Rivero, Ma-nuel Cuesta Morúa, Héctor Palacios, Víctor Rolando Arroyo, Gisela Delgado, Pedro Pablo Alvarez, Oswaldo Alfonso, Hilda Molina Morejón, Manuel David Orrio, Néstor Baguer, Jorge Olivera, Félix Navarro y Fernando Sánchez.

Desde el miércoles algunos opositores sabían que se harían encuentros separados con quienes se oponen abiertamente al Proyecto Varela (el primer grupo) y quienes lo apoyan o no lo combaten directamente o están dispuestos a no hacer del asunto un tema conflictivo (el segundo).

Carter tiene conocimiento fino del am-biente y no quiere provocar un debate sin fin. Si la oposición cubana cabe en dos ca-mionetas, aún no es capaz de reunirse en pleno en una misma sala. Un grupo que se dice excluido ha convocado a la prensa unas horas antes en el centro de la ciudad.

A la casa de Gómez llega una mujer que se identifica como Catalina Suárez, dice haber estado en prisión y ser también opositora, llegada de Santiago de Cuba. No pasa porque no está invitada. De cualquier forma, el ex mandatario ha logrado reunir a tres generaciones de opositores que viven en la isla y que responden a un amplio abanico de posiciones y realizan diversos proyectos, cada uno entendiendo a su manera que está minando al régimen de partido único.

Nunca se había congregado un número similar con un dignatario extranjero. Nunca había ocurrido un encuentro así, no sólo con el conocimiento sino con plenas garantías de las autoridades: policía adicional para regular el tránsito por la zona y civiles que a veces hacen apresurar el paso a los tran-seúntes, en otras echan a los curiosos y más adelante permiten que se formen corrillos de cubanos comunes, atraídos por el barullo y las cámaras.

Los chicos de una secundaria circulan por el lugar, se detienen, preguntan y siguen su camino entre risa y relajo al salir de clases.

En el comedor de la cas, Carter, auxiliado por su traductor, pregunta y anota. Los activistas hablan ordenadamente. Es una lluvia de datos, conclusiones y planes. Se sirven jugos, sandwiches y café. El ex mandatario, en guayabera blanca, como en casi toda su estancia en la isla, les pide tolerancia. La reunión, cuentan luego los cubanos, es distendida, constructiva, interesante. Carter ha estudiado muy bien las cosas y va al grano.

Cerca de las 13:15, después de unos 45 minutos de encierro, sale el primer grupo. Ruiz Pitaluga, con más de dos décadas en la cárcel, renuente al exilio ("quiero ver el último capítulo de la película"), dice que Carter les ha pedido unidad. El ex preso está despistado y llega a la conclusión de que él no tenía que estar en el grupo antivarela. Se le fue la primera camioneta para llevarlo de regreso a su casa y por una u otra razón, o por ambas, espera a unirse a los demás.

Unas dos horas más tarde sale el resto. Payá y Sánchez, voceros naturales del conglomerado, se acercan a la prensa. Toman del brazo a Ruiz Pitaluga y lo ponen al centro. Con el sol de las 15 horas cayendo sin piedad, hablan en la calle a pleno pulmón para ser escuchados por decenas de periodistas. Exponen sus discrepancias y expectativas. Un autobús urbano pasa y ahoga las declaraciones con el escape. Los pasajeros que llenan la guagua hasta el tope se asoman a las ventanillas para ver lo insólito.

El balance

Payá hace el primer balance: "Estamos muy satisfechos. Si en algo hubo unanimidad fue en expresarle la gratitud al ex presidente Carter por su respeto y su amor a nuestro pueblo. Ha actuado con valentía. Nosotros le expresamos las esperanzas de nuestro pueblo y el convencimiento de que la solución del problema cubano corresponde a los cubanos. El así lo entiende".

Roca: "La reunión fue magnifica. Con es-ta visita pienso que hemos ganado nosotros, la oposición. El discurso de Carter ha mostrado que hay opciones nuevas. Se dio a conocer el Proyecto Varela y además el pueblo conoce ya que hay una oposición. Además el presidente Carter, en las respuestas a las preguntas que le hicieron en la universidad, dio una muestra de lo que es el respeto al criterio ajeno, de lo que es tolerancia y de lo que es tratar a las personas con amistad".

Sánchez: "No oculto cierto pesimismo moderado, porque las reglas durante más de 40 años de este gobierno han sido más bien optar por cerrarse al mundo. Hay un pequeño cambio de actitud del gobierno, pero lo que Cuba necesita no son cambios de este tipo, episódicos, coyunturales, sino reformas duraderas e irreversibles. Tengo el temor, fundado ahora, de que esta actitud de cierta flexibilidad sea circunstancial y también sea tan reversible como los famosos cambios económicos de estos últimos 10 o 12 años. De cualquier manera, creo que con la visita de Carter no ha habido perdedores. Esta visita ha tenido un carácter histórico, como el discurso en la universidad, hasta el punto de que pudiera servir como una especie de parteaguas en las relaciones bilaterales. Ahora el balón está del lado de los dos gobiernos".

Carter concluye este viernes su visita a Cuba con una conferencia de prensa, tras la cual regresará de inmediato a su país.

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