Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 21 de mayo de 2002
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Cultura
Abre Nostalgia de la luz en la Galería Pecanins

Gabriela Arévalo hermana sus obras con los animales

La muestra incluye 13 óleos, siete dibujos y un gobelino

Se inspiró en el libro homónimo de Mario González

MERRY MAC MASTERS

Todo comenzó con una borrachera, afirma la pintora Gabriela Arévalo (DF, 1964) al hablar de Nostalgia de la luz, su primera exposición en la Galería Pecanins (Durango 186, colonia Roma), que será inaugurada hoy a las 19:30 horas, en la cual se incluyen 13 óleos, siete dibujos y un gobelino (tapiz).

Así fue como Arévalo Barrera conoció al joven escritor Mario González Suárez, quien le regaló su novela Nostalgia de la luz, editada por la Universidad Autónoma Metropolitana. El volumen le proporcionó varias sorpresas porque las ideas allí expresadas coincidían con muchas imágenes de su pintura. Después quiso trabajar el tomo ex profeso debido a ciertas referencias a los animales.

En otros cuadros había empleado sólo color amarillo -su paleta es muy ''acuática", es decir, azul-, o hecho temas ''más apaisajados", pero no sabía cómo ''hermanarlos" en una exposición. La novela de González Suárez le dio la clave. Asimismo, a Arévalo le encantó la temática abordada por el autor porque ''también tengo mi idea de nostalgia de la luz que tiene mucha relación con los animales".

Armonizar un caos de significados

Rodeada de sus óleos poblados de jirafas, osos, ballenas, vacas y peces, Arévalo externa en entrevista: ''La actitud humana me tiene un poco decepcionada, ya que está muy inclinada hacia la negatividad, la depredación, la destrucción. Sus principales y primeras víctimas son los animales y después su propio prójimo. Como la conciencia del hombre está tan corrompida, quise meterme a la de los animales como una forma de rescate".

Son ideas que Arévalo también encontró en el capítulo llamado Bruno, cuyo personaje en vez de ser un ''gran profesional", prefiere cuidar animales en el zoológico al grado de mimetizarse entre ellos. En el texto que escribió para el catálogo, González Suárez retoma esa idea en el cuadro Una vaca preñada de ballena preñada de mujer preñada de astros, obra que ''quizá mejor representa nuestro vínculo ontológico con todas las criaturas que nos rodean, al mismo tiempo que la nostalgia por esa edad en la que los lazos eran visibles, el vago recuerdo de un tiempo edénico irrecuperable porque está grabado en el alma que compartimos con la naturaleza".

No es la primera vez que Arévalo trabaja con textos literarios, pero siempre había sido con los de autores muertos. Antes de trabajar con la literatura, dice que su pintura era ''muy barroca y muy narrativa", pero ''poco a poco se han ido limpiando los espacios". Ha experimentado muchas técnicas, incluso tendencias, porque ''soy muy inquieta". En la actualidad cree estar en un momento relevante de su pintura, pues ''todo ese caos de direcciones está armonizándose en una sola dirección". Para la artista es muy necesario ''percibir la energía sutil de la belleza y hacerla presente".

Por belleza entiende ''esta sutileza hermanada en una planta, en una actitud, en una situación, que da una sensación de bienestar, que se respira y llena de modo que se siente gran felicidad de vivirla y apreciarla".

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