Leonardo García Tsao
El Riel de Oro para México
Cannes. La limitada participación mexicana ha obtenido reconocimiento en este festival. El corto De Mesmer, con amor o té para dos, de Salvador Aguirre y Alejandro Lubezki, seleccionado en la Semana de la Crítica, ha sido premiado con el Pequeño Riel de Oro, otorgado por la asociación de trabajadores ferroviarios. Aunque no sabemos exactamente cuál es la conexión entre los ferroviarios y el festival, es bueno saber que al menos ellos apreciaron el simpático chiste de Aguirre y Lubezki, interpretado por Ari Brickman y Fabiana Perzábal. Mientras tanto, el largometraje Japón, producción independiente de Carlos Reygadas, ha seguido cosechando numerosos elogios de la crítica europea y estadunidense.
Cuando sólo faltan tres días para que concluya la edición 55 del festival de Cannes, los críticos están de acuerdo que si bien el nivel de calidad de la competencia es más parejo que el del año pasado, no ha habido hasta ahora títulos muy entusiasmantes. En general, el tono de las cintas ha sido de un sombrío o descarnado realismo con poco margen para la fantasía. Por decir algo, se echa de menos un delirio como Mullholland Drive, de Lynch, o una provocación como La pianista, de Haneke.
Para corroborar esa tendencia realista, la competencia ofreció hoy dos perspectivas desdramatizadas de sociedades muy distintas. Le fils (El hijo), tercer largometraje de los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, se sitúa en un centro de adiestramiento de carpintería donde el encargado (Olivier Gourmet) toma la difícil decisión de aceptar a un muchacho que hace años fue el responsable de la muerte de su hijo. Esa información se revela en forma paulatina, precisamente para desdramatizar el dilema moral del protagonista. Los hermanos Dardenne repiten la estrategia de su anterior Rosetta, ganadora de la Palma de Oro en 1999, y filman todas las acciones con cámara en mano, casi persiguiendo a sus personajes. Ese sentido de la urgencia es menos apropiado en este caso, si bien la conclusión de la película repite la postura humanista y compasiva que se ha vuelto una constante en estos autores.
En cambio, en Ren Xiao Yao (Sin restricciones) el chino Jia Zhangke enfoca las limitadas opciones existenciales de la juventud de su país como un tratado en aburrimiento. Sus jóvenes personajes viven sin trabajo en una ciudad de provincia, están influidos por la cultura estadunidense y aspiran a un hedonismo artificial, aun cuando reconocen que su futuro no es promisorio. Si bien el testimonio es interesante, Jia exagera su insistencia en los tiempos muertos y la película se vuelve cansina en varias instancias (Ƒrealmente necesitamos ver el eterno recorrido por carretera de uno de los jóvenes en su defectuosa moto? ƑNo se inventó la elipsis para ello?) El tedio es el mensaje, de acuerdo, pero ya estamos muy cansados.
De la competencia el único título que se espera con avidez es The Pianist, el regreso de Roman Polanski a la competencia. Y se supone que Irreversible, del argentino afrancesado Gaspar Noé será la película escándalo del festival (al público se exhibe una sola vez a la medianoche). Ese par de incógnitas se despejarán mañana.
