Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 30 de mayo de 2002
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Mundo

Inquietud en la isla por el repentino desabasto de petróleo venezolano

Planes en Cuba para aumentar el precio de las gasolinas y reducir el consumo de electricidad

La Habana tiene un adeudo vencido de crudo con Caracas por 63 millones de dólares

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 29 de mayo. Presionada por el súbito desabasto de petróleo venezolano, Cuba encendió las alarmas rojas de su gasto energético al considerar un eventual aumento en el precio de las gasolinas que se venden en dólares y emprender una reducción adicional de su consumo de electricidad.

Aunque no hay anuncio oficial, empleados de las gasolineras en La Habana empezaron a informar a su clientela de un inminente aumento, que según los primeros indicios podría ser de 33 por ciento en la gasolina de primera clase (de 90 centavos de dólar a 1.20). Las versiones apuntan además a una drástica subida en el diesel, de 45 a unos 75 centavos (alza del 66 por ciento).

Como en todo el mercado interno cubano, la venta de gasolina pasa por un complejo mecanismo de regulaciones que finalmente desemboca en dos grandes zonas, la venta en pesos cubanos y en dólares. Pero la oferta libre en moneda local ha quedado reducida a su mínima expresión.

En caso de confirmarse, el nuevo precio impactará directamente el consumo de los particulares, los taxis, los autmóviles turísticos de alquiler y las flotillas empresariales. No hay indicaciones de la suerte que correrá la venta en pesos, de la cual depende el transporte colectivo.

Al mismo tiempo, el gobierno cubano or-denó a oficinas y empresas estatales reducir su consumo energético en 10 por ciento adicional a un recorte previo aplicado a principios del año, que incluyó la supresión de aire acondicionado en locales públicos y cambios de horarios en fábricas y teatros.

El semanario sindical Trabajadores anunció en su más reciente edición que el ahorro suplementario servirá para enfrentar la demanda agregada estacional del verano.

Cuba se propone reducir su producción de electricidad, en la que invierte alrededor de 65 mil barriles diarios de petróleo, señaló la publicación, que además advirtió sobre la eventualidad de una mayor austeridad: "La población ha venido colaborando con el plan de medidas; no obstante, resulta necesario que revise hábitos y costumbres que elevan innecesariamente sus consumos".

El Noticiero Nacional de Radio dijo este miércoles que La Habana, que absorbe 30 por ciento de la capacidad de generación eléctrica del país, remplazará su alumbrado público de lámparas incandescentes por otras a base de sodio o mercurio y está invirtiendo 2 millones de dólares en reparar las redes aéreas del sistema de conducción.

El reporte indicó que durante el primer trimestre hubo una reducción del consumo nacional de electricidad de más de 2 por ciento, en relación al mismo periodo del año anterior, y es "cada vez mayor el número de entidades productivas que trasladan sus operaciones a horarios nocturnos, cuando es más barato el kilovatio".

Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA) suspendió en abril pasado el envío de crudo y derivados, de acuerdo con fuentes oficiales de ambos países. El ministro cubano de la Industria Básica, Marcos Portal, reveló hace dos semanas que la isla ha tenido que salir al mercado abierto internacional para suplir los 53 mil barriles diarios, equivalente a un tercio de su consumo, que adquiría del país sudamericano.

En forma extraoficial, fuentes de PDVSA han informado a la prensa que el conflicto surgió por un adeudo vencido de Cuba de cerca de 63 millones de dólares y que estaría en curso una negociación bilateral para resolver el diferendo. La Habana ha mantenido silencio sobre los detalles del caso.

Bajo un contrato concesional, Cuba tiene pactada con Venezuela la venta de hasta 53 mil barriles diarios de crudo y derivados. El resto de su abasto proviene de su producción local y del mercado internacional. La factura petrolera cubana fue el año pasado de mil millones de dólares.

Aunque el diferendo entre Caracas y La Habana tiene fisonomía comercial, su trasfondo remite a la tenaz oposición de sectores derechistas venezolanos a las relaciones con Cuba, incluso mercantiles. Durante el efímero golpe contra el presidente Hugo Chávez, en abril pasado, directivos ocasionales de PDVSA anunciaron la suspensión abrupta del envío de petróleo a la isla.

Impugnadores venezolanos del convenio con Cuba aducen que se trata de un envío subsidiado de crudo, pero las autoridades de ambos países han confirmado que se trabaja en términos de mercado.

Venezuela firmó el 19 de octubre de 2000 convenios bilaterales de suministro petrolero con 10 países centroamericanos y del Caribe (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá y República Dominicana). Más tarde se incorporaron otros cinco (Barbados, Guyana, Granada, Dominica y San Vicente y las Granadinas).

El paquete se llamó Acuerdo de Caracas y funciona paralelamente al Pacto de San José (1980), por el cual Venezuela y México venden 160 mil barriles diarios de crudo a la misma región con créditos blandos.

El Acuerdo de Caracas, firmado por un año renovable, coloca 80 mil barriles diarios de petróleo entre los suscriptores a precio internacional, en cuotas sujetas al ajuste según las compras efectivas y la disponibilidad venezolana. Hay un financiamiento a 15 años de plazo y un año de gracia, al 2 por ciento anual.

La cantidad a financiar se determina se-gún el precio promedio, en una escala fija: cuando el barril está a 15 dólares, se financia 5 por ciento de la factura; cuando está a 20 dólares, el crédito es de 10 por ciento, y así sucesivamente (22-15; 24-20 y 30-25).

El mecanismo tiene estos candados: el petróleo es solamente para consumo nacional y la suma de los suministros del Pacto de San José y del Acuerdo de Caracas no puede excederlo.

Once días después de suscrito ese acuerdo, Venezuela y Cuba firmaron otro, con al-gunas ventajas comparativas para la isla: 1) el volumen de combustible se fija trimestral y anualmente, 2) el convenio es por cinco años prorrogables, 3) el financiamiento es doble, uno de corto plazo a 90 días al 2 por ciento y otro de largo plazo, según el esquema y la escala del Acuerdo de Caracas, y 4) los intereses de los dos primeros años se capitalizan y pasan a formar parte del principal, amparado en pagarés cubanos, que tienen vencimientos anuales a partir del tercer año del convenio.

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