Oscar Tusquets visita México para dar a conocer su libro Más que discutible

Desafía el DF códigos de estética urbana

Los arquitectos no hacen buenos trabajos porque tratan de ser muy machos, considera

CESAR GÜEMES

Tiene como asesor literario nada menos que al señor del castellano, Eduardo Mendoza; y tuvo como maestro de pintura y correrías a Salvador Dalí, de quien escribe ahora un libro. Oscar Tusquets, el creador de la editorial que lleva su apellido y arquitecto de profesión, con varios galardones del rubro a cuestas, está de paso por México para acompañar la aparición de su libro Más que discutible, subtitulado Observaciones dispersas sobre el arte como disciplina útil (Tusquets).

El entorno arquitectónico de la ciudad de México le parece desconcertante, por su amplitud. ''Y yo sabía cómo era la urbe -dice-, pero por mucho que estudies o que te narren sobre ella siempre sorprende. En cuanto al aspecto veo que es como Los Angeles, y del mismo modo pienso que es una ciudad relativamente nueva. De Venecia o París se puede decir que son bonitas, pero de la ciudad de México lo primero que siento es que tiene una enorme fuerza y que todavía no tenemos un código estético para urbes como la de ustedes."

-Aun así, Ƒuna ciudad como la de México entraría en los temas de su libro?

-Sí, desde luego. No lo había pensado antes de visitarla, pero es evidente que sí. Hay una enorme cantidad de elementos que ya de entrada me fascinan. Cuando ves la urbe desde el avión, con mirada de arquitecto, lo menos que te pasa es quedarte impactado.

Aprovechar la sensibilidad femenina

-Más que discutible es un libro irreverente, Ƒestá de acuerdo?

-En cierto sentido sí, aunque no de forma voluntaria. Supongo que no soy conflictivo, pero debo de ser irreverente porque las verdades establecidas y los lugares comunes me ponen muy nervioso. Es posible que incluso caiga en la provocación.

-Es interesante que un arquitecto y la vez pintor se dedique a la prosa. Eso no es común en ningún sitio de gran arquitectura.

-No lo es, ciertamente. Los arquitectos acostumbran escribir muy mal. Me ha tocado leer las memorias sobre la construcción de varios edificios y no se entienden. ƑPor qué si leo a Borges lo entiendo, lo mismo que a Octavio Paz? ƑPor qué no entiendo lo que dice un arquitecto con el que comparto profesión? Es porque quienes se dedican a construir escriben muy mal. Todo lo veo con ojos de arquitecto, pero no quiero escribir como uno. Las personas que construyen, por ejemplo, no acostumbran diseñar buenos restaurantes porque se preocupan más de los espacios que del significado de la fiesta y el rito que es comer bien. Lo más importante de un restaurante es la acústica y enseguida la iluminación y la distancia entre las mesas; con eso se crea la magia. Los arquitectos no hacen buenos trabajos porque tratan de ser muy machos.

-ƑEntonces?

-Hay que aprovechar la sensibilidad femenina, la forma en que observan las mujeres. Decir esto en México puede prestarse a confusiones, pero aclaro: para ser un buen artista hay que entender lo mismo la sensibilidad varonil que la femenina.

Libro sobre Dalí, en preparación

-Las soluciones que ofrece en su obra son, digamos, gentiles.

-Me gusta la arquitectura amable y sensual. Los objetos que diseño son agradables al tacto y la vista, no son más de lo que deberían ser. Otro tanto ocurre con los edificios donde lo que importa es el que la vive.

-ƑEsto se debe a su contacto con el mundo de los libros?

-Al revés. Mi sensibilidad hace que también me guste pintar y escribir. En las convenciones de arquitectos me aburro mucho, por eso prefiero pasar el tiempo de la charla con escritores, músicos, médicos, escultores. Me interesa más la opinión de una persona con mentalidad abierta y gran sensibilidad, aunque no sea un especialista, que la de un arquitecto.

-ƑA quiénes se acerca cuando decide escribir un libro?

-Cuento con la amistad y la asesoría de Eduardo Mendoza.

-No puede ser.

-Claro, somos grandes amigos desde que nos conocimos en Nueva York. El mira siempre mis textos antes de que salgan a la luz. Es un tipo riguroso y un caballero. Lo mismo lo fue Dalí, del que escribo un libro en el que narro las memorias de las diversas etapas que estuvimos cerca, él en la pintura y yo en el diseño.