Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 31 de mayo de 2002
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Política

Luis Javier Garrido

El silbatazo

El fracaso estrepitoso de Vicente Fox en la Presidencia de México no le está dejando más alternativa que recurrir de manera desbocada a los medios masivos de comunicación, creyendo que se puede gobernar a través de la propaganda y alentando a las fuerzas más oscuras del país, y eso abre un nuevo escenario al segundo año de su gobierno.

1. El país ha entendido desde hace buen rato que Fox no es un hombre de Estado, que carece de capacidades para desempeñar el cargo presidencial y que no trabaja en los asuntos de su responsabilidad, pero el hecho de que ante los regaños que está recibiendo de Washington no tenga más respuesta que culpar a los partidos y al "antiguo régimen" de su propia ineptitud, y que ahora con más de un año de antelación esté dando el silbatazo inicial de la campaña electoral de 2003 -y acaso de 2006, que ya se discute ante la decepción generalizada por lo que acontece- es en extremo grave.

2. El gobierno foxista le ha fallado lamentablemente a los mexicanos al incumplir sus promesas de aceptar la democratización de la vida pública y mejorar el nivel de vida de las mayorías, pero también ha incumplido su ofrecimiento a los organismos financieros internacionales de acelerar la imposición ordenada de sus programas, de ahí la acusación que le hizo un grupo de empresarios mexicanos de haber dilapidado su capital político (Milenio Diario, 30/05). Y aunque las políticas neoliberales se imponen indiscriminadamente por las dependencias oficiales, sin el menor consenso de la población, el encono popular contra las autoridades es ahora aún mayor que en los años del priísmo.

3. La obsesión enfermiza de Fox por destruir las posibilidades electorales del PRI en 2003, y ahora también las del PRD, le están llevando a todos los excesos y a una degradación de la figura presidencial que no se conocía a pesar de lo acontecido con los gobernantes priístas, pero también a alentar las peores fuerzas de retroceso que hay en el país, y ese es el papel preocupante que han aceptado desempeñar los medios. Mientras Fox tiene un discurso de permanente elogio a su propia persona y a su gobierno, y de denostación de las fuerzas políticas que se le oponen, radio y televisión complementan su proyecto y amedrentan a los mexicanos con la inseguridad que, según se reitera día a día, se extiende no sólo en México sino en el mundo entero, y acontece en la mayor impunidad. Nadie se ha preguntado, por ejemplo, Ƒpor qué la nota roja hoy llena buena parte de los noticiarios informativos?

4. La democratización de la vida pública no llegó el 2 de julio de 2000, como insiste Fox, ni mucho menos los medios de comunicación se "democratizaron" con el nuevo régimen, como sostienen los locutores que no cesan de hablar del "cambio" y que, como Fox, vieron en el fin del Estado priísta la oportunidad única de hacer avanzar sus intereses. El gran capital entendió a tiempo que le urgía un cambio de régimen para que las políticas neoliberales pudieran legitimarse, y los dueños de los principales consorcios de la comunicación también hallaron en la alternancia la posibilidad de blanquear su imagen de las acusaciones por su apoyo irrestricto al priísmo durante décadas, de ahí que se pretendan diferentes.

5. Los medios han cambiado de manera sustancial en los últimos años, pero el proceso no se inició en 2000 sino mucho antes, cuando los últimos gobiernos tecnocráticos comprendieron que la cerrazón a ultranza lejos de beneficiarlos los perjudicaba, y no fue ni está siendo un cambio "democrático" sino un cambio para hacerlos más "atractivos" y un más efectivo medio de control social para la imposición del proyecto neoliberal. No extraña que mientras aparentan haberse abierto a cierta discusión de los asuntos públicos continúen siendo, con la misma programación de siempre, un factor de envilecimiento de la sociedad.

6. Los medios no han roto su subordinación al gobierno sino que han reformulado las reglas de su relación. El hecho de que las dos principales cadenas de televisión y varias emisoras de radio sean copropiedad de Carlos Salinas de Gortari o que otros medios se hallen bajo control de empresarios priístas sólo refleja las divergencias en la cúpula del poder político, lo que a fin de cuentas fortalece la apariencia de pluralidad, pero siguen firmes en torno al proyecto trasnacional.

7. El hecho de que Fox haya hecho de la inseguridad un tema central de sus discursos, buscando desacreditar la gestión perredista en la capital, e insista todos los días en que el priísmo es la corrupción y la violencia y que él representa el cambio, evidencia que, ante la crisis económica a la que está llevando al país con una estrategia muy burda, busca imponerse en 2003 atemorizando a los votantes. La televisión francesa, según un estudio de el diario Le Monde (27/05/02), favoreció el auge de la ultraderecha francesa en las elecciones presidenciales de 2002 al privilegiar la nota roja en sus emisiones y presentar durante varios meses el escenario de una Francia en la inseguridad y la impunidad por la gestión del Partido Socialista Francés, y ése es el escenario que aquí se busca imponer a más de un año de los comicios.

8. Las elecciones legislativas de 2003 para renovar la totalidad de la Cámara de Diputados no representan alternativas para el país, ya que ninguno de los partidos con registro, ni a los que se pretende registrar, tiene una opción de fondo diferente, pero para Fox son vitales, pues ante su incapacidad para llegar a acuerdos con la oposición a toda costa pretende tener una mayoría mecánica para el voto del presupuesto y de la ley de ingresos, de ahí su obsesión patológica de pensar que el Ejecutivo debe estar en permanente campaña partidista.

9. El deterioro de la vida institucional no ha evitado en tanto que los programas neoliberales continúen teniendo un efecto depredador sobre la vida de los mexicanos, que las tensiones sociales se agudicen y que la desesperación crezca en amplios sectores de la sociedad. Pero eso es algo que el foxismo está lejos de comprender.

10. El nuevo gobierno, lejos de afrontar los problemas de fondo, mantiene las estructuras prevalecientes y al solazarse con su propia propaganda está llevando a México a una crisis de dimensiones impredecibles.

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