Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 7 de junio de 2002
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Capital

Nora Patricia Jara

El debate, saldo positivo

El segundo piso del Viaducto y el Periférico se pospone hasta conocer el resultado de un plebiscito sobre la opinión de los ciudadanos ante esta aún fallida decisión del gobierno de la ciudad de México. Si bien la obra desde su propuesta inicial padeció de falta de previsión y planeación, no se puede negar la amplia discusión pública que provocó el solo anuncio de su realización y la gran movilización en contra y a favor. El debate que se generó, tal vez sea más importante que la propia edificación del proyecto, visto también desde un principio como una plataforma política de la cúpula perredista en la capital del país.

En la discusión participaron todos los que se quisieron involucrar con el tema, desde expertos hasta afectados, así como servidores públicos federales y locales, pasando por empresarios y representantes de organizaciones e instituciones ambientales. Casi todos coincidieron en que faltó organización o registraron anomalías en la posible ejecución, advertencias que se sumaron a los múltiples intereses políticos de los que apostaron al fracaso del megaproyecto.

Con todo esto, la autoridad responsable en el Distrito Federal se vio obligada a conformar una propuesta medianamente viable, pero representativa e incluyente, que diera voz a todos los involucrados y atendiera las protestas de los ciudadanos que se sienten más afectados por la posible edificación, al tiempo que había que considerar los daños a la estructura urbana o el impacto que tendría en la vida social de la capital.

El resultado: una propuesta encarecida en el camino a los planos de construcción y totalmente politizada, al grado que se quiso ubicar como ajena a las necesidades reales de transportación de millones de automovilistas privados y de usuarios del transporte público que ahora seguimos sin opciones.

Por años, los capitalinos hemos visto pasar administraciones que prometen atajar la problemática del transporte. Sin embargo, del llamado pulpo camionero pasamos a la falta de atención y pericia de funcionarios para llevar a cabo la restructuración total del transporte público y concesionado en el DF. Muchos sabemos que construir más vialidades para vehículos automotores, en lugar de favorecer otras alternativas para la movilización cotidiana de ciudadanos, no es la solución deseada en ninguna urbe, pero sin obras que puedan ser paliativos o detonantes a respuestas de largo plazo, tampoco avanzaremos en la materia.

Por lo pronto, el interés general que provocó la vialidad aérea se tradujo en una participación consciente y reflexiva de un segmento importante de la población, que sin oponerse del todo a la autoridad la cuestionaron y le demandaron proceder con transparencia, logrando poner en la mesa del gobierno capitalino la posición de la opinión pública y no nada más la de los políticos interesados en obstaculizar cualquier maniobra del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

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