Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de junio de 2002
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Política

Jorge Santibáñez Romellón

Un presidente optimista

El pasado miércoles el presidente Vicente Fox inauguró el coloquio Dimensiones de la relación México-Estados Unidos, celebrado en la ciudad de Tijuana. Muchos teníamos grandes expectativas acerca de un discurso que estableciera claramente la posición del gobierno mexicano desde una perspectiva profunda, que analizara y se manifestara con respecto a la complejidad, integridad y futuro de la relación con nuestros vecinos. De hecho Tijuana, por su calidad fronteriza, representaba una excelente oportunidad para ello. Por el contrario, durante su intervención, el Presidente se refirió a los avances de la negociación con Estados Unidos en el tema migratorio con un optimismo que, en mi opinión, los hechos no justifican. Peor aún, justificó ese optimismo a partir de sucesos circunstanciales como el reconocimiento de la matrícula consular, la reducción en el costo de las remesas y el acceso a la educación superior en ciertos estados del vecino país, independientemente del estatus migratorio.

Estos "avances" son sin duda importantes para los cientos de miles de mexicanos que viven en Estados Unidos, pero por mucho no son el "gran cambio" en la relación entre los dos países y están lejos de aquella visión de principios de sexenio o incluso de la de septiembre de 2001, en la que se habló de fronteras abiertas, de programas de regularización, de acuerdos de empleo, etcétera.

Si bien es cierto que un Presidente en ciertas circunstancias debe asumir una posición optimista con un discurso que anime y que, por mucho, eso es mejor que un Presidente pesimista, también es cierto que el optimismo debe ser una posición hacia el futuro, hacia lo que viene, basada en un análisis de la realidad (actual y pasada). El optimismo debe ser un escenario que nos favorezca, pero construido en función de datos reales y análisis rigurosos.

Lo avanzado hasta hoy no permite decir, como lo dijo el Presidente, que "en breve se ofrecerán resultados sustantivos", cuando 16 meses después (de febrero de 2001, en que se reunieron los presidentes en Guanajuato), ninguno de los puntos planteados por México ha mostrado avance alguno. Quizá no podemos culpar a la administración foxista de esa situación, pero que no se nos diga que hay avances donde no los hay. Además, es ampliamente aceptado, no sólo en el reducido círculo de especialistas del tema, que no habrá nada sustantivo en este año.

En su discurso, el mandatario mexicano mencionó que las reuniones "han sido frecuentes y demuestran la voluntad que compartimos de profundizar la relación bilateral, demuestran nuestro firme deseo de promover una nueva era de cooperación México-Estados Unidos". Quizá las reuniones han sido frecuentes y México ha mostrado la voluntad referida, pero Estados Unidos no ha mostrado la más mínima voluntad de llegar a ningún acuerdo, al menos no en el tema migratorio. Por el contrario, ha dado pasos en la dirección opuesta. Al respecto sobran ejemplos: la restructuración del servicio de inmigración, la ausencia de acuerdos, la negativa a la idea de regularizar a los mexicanos indocumentados, el plan de seguridad y una enorme lista de acciones (y no acciones) que sería largo enumerar.

Estados Unidos acaba de demostrar que cuando quiere, las cosas avanzan muy rápido, y si usted no me cree, solamente reflexione sobre las tres semanas que les tomó armar el llamado Departamento de Seguridad Interna, con el rango de Secretaría de Estado y que se ha equiparado con la mayor restructuración que Estados Unidos ha desarrollado en su administración federal.

Por otro lado, hay dos cuestiones que no me explico. La primera son los objetivos que persigue la actitud "optimista" del Presidente. Si finalmente el retraso en las negociaciones no puede atribuirse a fracasos de su administración, sino a actitudes de nuestros vecinos y a lo ocurrido el 11 de septiembre, Ƒpor qué entonces no reconocer y decir que no hay avances, que la agenda actual e inmediata de Estados Unidos no tiene como una de sus principales prioridades la relación con México y menos aún el tema migratorio? Por el contrario, una posición firme, realista y clara al respecto no sólo identifica al Presidente con la realidad, sino con lo que sus gobernados perciben.

La segunda cuestión que no me explico es por qué el Presidente dijo en Tijuana que en el tema migratorio "vamos bien", cuando precisamente en esta ciudad se sufren cotidianamente las consecuencias de una frontera rígida y de un proceso migratorio mal administrado y porque lo dijo al inaugurar un coloquio de estudiosos del tema, que se supone están al tanto y tienen a su disposición infinidad de indicadores de que las cosas no van bien.

No sé quien asesoró al presidente, obviamente no fue la Secretaría de Relaciones Exteriores, porque minutos después de la intervención del presidente Fox y como lo anotaron los asistentes a las dos reuniones, incluidos los medios de comunicación, el secretario tuvo una presentación mucho más matizada. En todo caso debería cambiar de asesor.

Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

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