Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de junio de 2002
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Espectáculos

Histórico e involuntario doble estreno de la puesta en escena en el foro Sergio Magaña

Cóndor a la luz de la luna, reflexión sobre la guerra sucia y sus asesinatos

Incluye teatro didáctico, comedia, farsa y quizá una línea tragicómica: Felipe Galván, el escritor

"Trata de todos esos espíritus que claman justicia", afirma Mario Alcántara, el director

ARTURO CRUZ BARCENAS

El pasado viernes ocurrió un suceso en la historia del teatro en México: una obra se estrenó dos veces, el mismo día. Acababa de concluir la primera escenificación de Cóndor a la luz de la luna y los actores ya se cambiaban de ropa para convivir con el público, degustar de una copa de vino o de un vaso de refresco marca Pascual ("que se mochó con unos zepelines"), cuando el escritor de la pieza, Felipe Galván, comentó: "Mucha gente quiere ver la obra, Ƒqué hacemos?" Decidieron subir otra vez al escenario.

Tal vez sea un récord Guinness. Galván destaca el hecho una y otra vez. En entrevista, explicó cómo surgió la idea de la obra, que muchos de los asistentes consideraron "fuerte", por el tema, de actualidad: la guerra sucia, el periodo de los sesenta-setenta en el cual el gobierno mexicano reprimió de facto las luchas sociales, el movimiento guerrillero impulsado por Lucio Cabañas, mediante grupos de choque, militares alucinados con el fantasma del comunismo y de delatores surgidos del mismo pueblo. Sobre eso trata la historia, sobre torturas, detenciones ilegales, violaciones y asesinatos. "De lo que nadie habla", comentó Luis Chavira, director del teatro Sergio Magaña, donde se presenta Cóndor a la luz de la luna.

Contó Galván que en febrero de 1999 le entregó su antología Teatro del 68 a Raúl Alvarez Garín, quien le comentó: "ƑSabes qué? Lo que no se ha hecho es esto desde un punto de vista diferente. Siempre se ha realizado desde nuestro punto de vista. Hay que hacerlo, pero desde el punto de vista de los hijos de puta. Meses después caen en la cárcel Mario Arturo Acosta Chaparro y Miguel Quiroz Hermosillo, dos narcogenerales que fueron verdugos; uno de la Brigada Blanca, Quiroz, y otro en la Policía Judicial de Guerrero, con Figueroa viejo.

"Empecé el reciclaje mental sobre estos tipejos, a los cuales los tenemos documentados en la desaparición de más de 300condor mexicanos. De pronto apareció la tesis de trabajo: en este país, un verdugo priísta puede desaparecer a 300 mexicanos y no pasa nada. šAhš, pero que no le venda polvito blanco a los güeritos, socios del Tratado de Libre Comercio, porque entonces sí se convierte en el enemigo público número uno."

La pieza es vida

Galván comenzó a desarrollar la idea hace dos años, se documentó y acabó la pieza en mayo de 2001. Buscó al director adecuado. "Mario Alcántara la pescó al vuelo; ambos tenemos orígenes guerrerenses, y lo demás es esto. La obra es vida y la vida no tiene un género específico. En esta obra hay teatro didáctico, comedia, farsa y, quizá, hay una línea tragicómica por un objetivo, que es que esto salga a la luz".

Al comenzar la puesta en escena, un grito estremece a los espectadores. La oscuridad apenas deja ver el movimiento de varias siluetas. El general-coronel Chaparro tiene pesadillas. En una pantalla y en varios televisores se ve una panorámica de un penal, que es donde el milico se halla. Le reclama un policía militar por el grito y le pregunta que por qué tiene pesadillas. "La verdad es que... estaba repitiendo los gritos de otro."

El militar no dirá nada, pero en el juego escénico, en su pasado ha violado a una joven cuyo padre está desaparecido por andar con Lucio Cabañas, "con el profesor". Policía militar: "šLa guerra sucia!". Chaparro: "Así le dicen ahora a lo que hicimos por la patria". Policia militar: "Mucho se dice de ese tiempo. Y mucho se dice de usted en ese tiempo". Chaparro: "ƑQué se dice?"

La puesta en escena aborda lo que se dice que hicieron los militares, la forma como se corrompieron y abusaron de los pobres, de los estudiantes, de cómo torturaron. Los gritos de dolor se silenciaban debajo del mar o de la tierra. La anécdota se alimenta con los elementos escénicos de dos zapatistas de Chiapas que filman con cámaras de video todas las injusticias. Recuerdan la historia sin memoria, sin memoria oficial.

El director de Cóndor a la luz de la luna, Mario Alcántara, expresó que la preparación de la puesta en escena le llevó seis meses. "Trata de todos esos espíritus que claman justicia porque fueron violentamente muertos por un asesino encarcelado por narcomilitar, pero que debe ser juzgado por las más de 200 muertes que provocó, más los que mandó matar. Abarca el periodo de actuación de Luis Echeverría, centrado en Guerrero.

"Lo primero que me planteé fue que esto no cayera en el panfleto; por eso propuse una multimedia. Este es un teatro concientizador, pero divertido, para que se ría. Nos reímos de la demagogia del ejército, de la Iglesia, del presidente, que antes no se podían tocar, pero ahora sí."

-ƑA poco ya no hay censura?

-Sigue habiéndola; el partido que sea trata de censurar lo que no quiere que se vea.

-ƑCómo espera que la vean los jóvenes, quienes quizá ni crean que eso sucedió en México?

-Es para que lo sepan, para que eso no vuelva a ocurrir. Para que sepan lo que fue el 68, la guerra sucia, lo que pasó en Guerrero, en Oaxaca y en Chiapas.

Espera que cuando acabe su temporada de 15 representaciones en el teatro Sergio Magaña, la obra sea escenificada en otro espacio, que podría ser el de la Sociedad General de Escritores de México. "Este tipo de teatro lo veo como divertimento. Sí tiene su rollo de conciencia, pero busco que la gente se ría, para no hacer un ladrillo quejoso, de que todo me duele. Lo hago bonito."

Quienes están en la oposición sufrirán

-ƑCómo espera que vea esta obra Rosario Ibarra, quien ha reclamado desde hace muchos años la presentación de su hijo desaparecido?

-šAh, pues llora, se azota! Todos los que están metidos en la oposición van a sufrir, pero para mí es burlarme del sistema, porque no creo en él, no creo en Fox, no creo en nada. No veo futuro para mis hijos, para los jóvenes. Hago sarcasmo de eso. Mi verdad interna es burlarme de mí mismo, de mi propia hambre, de mi propia miseria, de mi propia existencia. Tengo 54 años y sigo teniendo la misma línea, mi forma de pensar no ha cambiado, al contrario, se ha agudizado. Hay que hablar y decir las cosas de frente, con verdad. No mentir, porque cada vez que mientes se te cae el teatrito.

Las funciones son en el teatro Sergio Magaña, ubicado en Sor Juana Inés de la Cruz 114, a espaldas del Metro San Cosme. Informes: 5547-0931. Funciones: viernes, sábados y domingos, a las 19 horas. Esta obra cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, el INBA y la Fundación Cultural de Trabajadores de Pascual y del Arte.

A quien presente esta página en la ventanilla del teatro, Luis Chavira, director del foro, le hará 50 por ciento de descuento en el costo del boleto de entrada.

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