Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 28 de julio de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

La marcha del mercado petrolero

Es posible señalar algunos elementos que nos permitan caracterizar el momento del mercado petrolero internacional. Primeramente la incertidumbre sobre los plazos y rangos de la reactivación económica -en consecuencia del componente estructural de la demanda mundial de crudo, es decir, el que depende de la situación de la actividad económica y no del clima o de algunos otros elementos estacionales-, dada la incertidumbre y el desplome de las bolsas que ha desencadenado la crisis de confiabilidad en las contabilidades de las grandes corporaciones.

Y, sin embargo y pese a esto -segundo elemento-, no deja de estimarse un ascenso de la demanda por la llegada del invierno, que si bien no se cree ya que alcance el nivel previamente estimado de 80 millones de barriles al día, sí se considera que se incrementará en casi 2 millones de barriles respecto al invierno del año pasado.

A la incertidumbre sobre la parte dura de la demanda y la seguridad sobre su ascenso estacional se puede agregar un tercer elemento que se vincula al relativamente bajo nivel que, también respecto a los años anteriores, experimentan en estos momentos los inventarios de crudo y petrolíferos en los países desarrollados, primordialmente en Estados Unidos, entre otras cosas por las disposiciones que han tenido que hacer frente a la racionalización de la oferta por parte de los productores OPEP y no OPEP, una racionalización que en este año ha representado una producción neta negativa (algunos productores no OPEP han producido más que el año pasado) de un orden ligeramente superior a un millón de barriles al día.

Ahora bien, tanto por este descenso de los inventarios como por la elevación esperada del consumo invernal, un cuarto elemento a considerar es el previsible ascenso de la oferta, que en términos de los productores OPEP muy probablemente represente un millón de barriles más al día a partir del primero de octubre, como se considera pueda ser su determinación en la próxima reunión de la OPEP a celebrarse en septiembre.

Si sumamos esta ampliación previsible de la oferta OPEP a los volúmenes que -también se estima- aportarán en el último trimestre del año los productores no OPEP (principalmente Noruega, Omán, Rusia y México), podemos pensar en un último trimestre equilibrado, sin problemas frente a la moderada elevación estacional de la demanda, e imaginar también que no habrá guerra -eso que tanto desea Bush- para captar porcentajes mayores de dicha elevación invernal.

Salvadas ciertas sorpresas, esos cuatro elementos permiten imaginar un clima petrolero estable el resto del año y una mejoría durante 2003. Pero no hay que dejar de prestar atención a algunos elementos sorpresivos o inciertos que pudieran desestabilizar el mercado. El primero a considerar sería la imposibilidad de frenar una caída económica mayor derivada de los problemas bursátiles. El segundo elemento que nos permite comprender un poco esa posible inestabilidad, es el de la creciente tensión en Medio Oriente, que siempre puede generar un clima difícil y complejo para la continuidad de los suministros del Pérsico, los que -no se nos olvide- representan suministros diarios de cerca de 20 millones de barriles a todo el mundo.

El tercer elemento a tener presente es la cada vez más compleja situación de Irak, agudizada por la beligerancia del presidente Bush, que pudieran llegar a representar condiciones de inestabilidad propicias para que los precios se eleven y se abra un ambiente de aguda incertidumbre. Y todo porque esa guerra, precisamente, podría ayudar a contrarrestar los efectos depresivos de la caída bursátil y alentar la reactivación. šQué estupidez!

Este es el marco en el que el México petrolero -todavía bien portado, por fortuna también Rusia y Noruega- se moverá frente a un mercado petrolero débil pero que parece firme en cuanto a sus precios, al menos para el resto del año por las razones señaladas. Esa firmeza puede representar que nuestra mezcla mexicana registre un promedio ligeramente superior a los 20 dólares por barril este año, hecho que compensaría con creces el adecuado control de la producción que, al menos hasta hoy, se ha impulsado. Y, si no hay sorpresas, podría ser ligeramente mejor el próximo año, siempre y cuando sigamos bien portados. Esperemos...

NB. Mi profunda solidaridad para Susana Rappo, que con sus hijos y toda su familia padece la arbitrariedad y la injusticia del Instituto Nacional de Migración, frente a la absurda detención y deportación de su compañero, el doctor Rafael Humberto Pagán Santini. (ƑCómo creer que una dependencia bajo el mando de Santiago Creel realice semejante acción? šCosas veredes, Sancho!).

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