Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 28 de julio de 2002
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El fraccionamiento Juan Pablo II tiene 40 mil habitantes de clase media baja

El pequeño Vaticano de Yucatán está olvidado; basura, calles en mal estado, vandalismo y prostitución lo asuelan

LUIS BOFFIL CORRESPONSAL

Merida, Yuc., 27 de julio. A casi nueve años de su construcción, el pequeño Vaticano de Yucatán está abandonado: basura, calles en mal estado, inseguridad, vandalismo y hasta prostitución acompañan a los habitantes de esa zona residencial meridana que el papa Juan Pablo II conoció en 1993, cuando ofició una misa durante su tercera visita a México.

El fraccionamiento Juan Pablo II, ubicado al poniente de esta capital registra ahora una expansión poblacional espectacular, con casi 40 mil pobladores, la mayoría de ellos de clase media baja. Incluso, las autoridades municipales consideran dicho sitio prácticamente una ciudad dentro de la capital yucateca.

A raíz de ese crecimiento desmedido, las carencias en servicios y los niveles de inseguridad se dispararon. Las secciones llamadas Vaticano y La Visita constituyen ejemplo del olvido y la proliferación de la delincuencia. Paradójicamente, las bandas más temidas se hacen llamar Los Juanes y Los Angeles que, integradas por adolescentes y hasta por hijos de agentes policiacos, hacen de las suyas por el rumbo, según los vecinos.

Fue a principio de 1993, durante el gobierno interino de Dulce María Sauri Riancho, actual senadora priísta, cuando se acondicionó el terreno, de casi tres hectáreas, se bacheó y a marchas forzadas quedó listo para la visita papal a Yucatán que se efectuaría en agosto de ese año.

Independientemente de la misa que el pontífice celebró en la población de Izamal para etnias mayas y del diálogo que sostuvo con el campesino Primitivo Cuxim Caamal, el acto esperado era el oficio litúrgico en Mérida que se transmitió a todo el mundo.

El área bendita, así bautizada por los feligreses, lucía su máximo esplendor. En La Visita se instaló un atrio y una cruz gigante de hierro, de aproximadamente 15 metros de altura. Desde allí, Juan Pablo II volvió a repetir su célebre frase: "México, siempre fiel".

Posteriormente, el terreno pasó a ser el fraccionamiento Juan Pablo II. La gente llegó a poblarlo y poco a poco todo creció. Junto a ello, las necesidades aumentaron.

A unos días de la quinta visita de Juan Pablo II al país, el problema social del Pequeño Vaticano preocupa. La basura predomina en las calles; éstas lucen rotas y llenas agua; la maleza cubre lo mismo predios abandonados que habitados. Por si fuera poco, las pandillas acosan a los habitantes y cometen robos y desmanes en plena luz del día. Las calles 30, 32 y 43 son los principales sitios de reunión de los vándalos.

La Jornada recorrió el fraccionamiento y constató las carencias y las quejas de los moradores. María Elena Aguilar y Sergio Uribe, dirigentes de colonos, lamentaron el abandono de la zona habitacional y pidieron ayuda al ayuntamiento, así como a la Secretaría de Protección y Vialidad, para vigilar el rumbo. Las autoridades, se quejaron, poco han hecho al respecto.

Algo similar ocurre en el área La Visita, donde está el parque, una capilla y la cruz gigante de metal. Allí, el Papa ofició una misa para casi 8 mil personas que se transmitió a todo el orbe.

El improvisado atrio es ahora un sitio donde se reúnen parejas de jóvenes y adultos durante la noche, según denuncia de los colonos. Sexoservidoras y travestis venden sus servicios en ese lugar.

El parque está lleno de grafitis que pintan los vándalos y del inmueble donde los jerarcas de la Iglesia católica descansaron del intenso calor, poco queda. Es una caseta que ya no tiene muebles, sus cortinas fueron arrancadas y los cristales lucen quebrados.

De noche, pocos se atreven a pasar por La Visita a riesgo de ser víctimas de asaltos o agresiones. En el parque yacen tiradas botellas de licor y cerveza; la basura está amontonada y el olor fétido es penetrante.

Elsy Sánchez, activista del fraccionamiento, añadió que "lejos de ser un sitio bendito, ha sido víctima de la inseguridad y el vandalismo".

De esa parte del lugar sólo la parroquia se mantiene semintacta, pero tampoco está exenta de riesgos. Los delincuentes ya robaron objetos considerados sagrados.

-Ahora que el Papa retorna a México, ¿no será posible hacer algo para que el fraccionamiento mejore? -se pregunta Martha Ku, una de las primeras pobladoras del lugar.

-De poco han servido los ruegos, estamos olvidados -se responde.

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