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El mercado europeo como una alternativa posible

Rescatar técnicas artesanales de telar y bordado,
defensa cultural y posibilidad de creación de empleos: Cattaneo

La burocracia de Fonart perdió su propuesta para una escuela-taller Municipalidades italianas han desarrollado proyectos de ese tipo
Apoya a una cooperativa de bordadoras de Aguascalientes

Merry Mac Master

 

Nacida en la Patagonia, al sur de Argentina, donde la naturaleza lo es todo, la artista textil y maestra Anaté Cattaneo comenzó a rechazar las divisiones en el arte al tomar conciencia de la llamada "artesanía" a partir de sus estudios de pintura y escultura -por su cuenta estudió cerámica- , en las escuelas de artes visuales de Buenos Aires.
Su preocupación al respecto se fue acentuando y se reforzó al conocer la situación social de los artesanos. Aunque reconoce que "no se encierra el problema en ese sector arte/artesanías, sino en la sociedad entera, porque es la situación precaria de enormidad de gente por todo el mundo, que la inmensa mayoría trabaja en forma anónima, muy desatendida, casi sin apoyo y en formas de indigencia tremenda. Por otro lado, la sociedad en general que no tiene una preparación, no digamos artesanal en el sentido de aprender a usar los materiales -cada vez se aleja más de eso, se tecnifica más- , sino artística. Eso, incluso, lo he vivido en países del llamado primer mundo, donde la educación artística es cada vez más desatendida".
Por azares de la vida, Cattaneo llegó a radicar 25 años en Italia, aunque a finales de los setenta, y a principios de los ochenta vino a México con su familia. En Italia, señala, la artesanía textil ha sido "barrida", sobre todo, por el desarrollo industrial en el norte: "Yo tenía un taller con vitrinas que daba a la calle. Adentro se veía muy colorido porque tenía piezas mexicanas también. Pasaba gente, sobre todo jóvenes, se sentía atraída, entonces, entraba, miraba los telares y decía, 'ah, mi abuela tenía uno así'. ¿Qué hicieron con el telar cuando la abuela murió?, preguntaba. 'Lo quemamos porque no sabíamos qué hacer con él'. He llegado a rescatar algunos telares del siglo 18, del sur de Italia, muy estropeados".
En los últimos años, continúa la entrevistada, ciertos sectores de Italia, sobre todo administraciones regionales, se han preocupado de retomar, ante el problema de la desocupación, en especial la femenina, las técnicas artesanales como parte de la defensa de una cultura muy importante, la campesina, y en general la artesanal. Durante varios años Cattaneo tuvo financiamiento de la municipalidad de Roma, la provincia de Roma y de la región de Lazio, para sus cursos. Antes de venirse a México en 1995, preparaba un proyecto de tejido en torno a la integración de artesanos de distintos orígenes: africanos, italianos y latinoamericanos.
Un día, hace ya algunos años, Cattaneo se fue a Fonart (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías) en busca de unas lanas teñidas con tinturas naturales. Los empleados le hicieron hablar con un funcionario joven que le preguntó sobre su actividad. La artista le contó de su experiencia de organizar escuelas y cursos. Al final su interlocutor le pidió que le presentara un proyecto sobre los artesanos.
Con gran esmero, Cattaneo preparó un documento que versa sobre el "Mercado europeo como una alternativa posible", en donde propone conquistar mercados sin renunciar a la propia identidad; reactualizar y extender los conocimientos de los artesanos textiles al nivel requerido de dichos mercados; organizar una escuela-taller adecuada a esa preparación y producción, así como la posibilidad de apoyos económicos hasta lograr el autofinanciamiento. Desafortunadamente, nunca más pudo localizar al funcionario que "se hizo humo" y jamás respondió sus llamadas.
Posteriormente, Cattaneo entró en contacto con una cooperativa de bordadoras de Aguascalientes que, "se encuentran con muchos problemas tanto como mujeres que se organizan como porque están encerradas en la zona que en la actualidad está muy golpeada por la emigración masculina, y también femenina, hacia Estados Unidos". Entre los recursos de las que quedan está el bordado, una actividad tradicional, con mucha influencia europea, en especial el bordado blanco.
En los programas preparados por Cattaneo, no nada más se pretende conocer técnicas de bordado distintas "de todo el mundo y de todas las épocas", sino también darles confianza a las bordadoras. Explica: "En los países occidentales o de influencia europea, se tiene la idea de que las mujeres hacen estas labores como parte del trabajo de autoconsumo para el hogar y para complementar la economía, pero copiando modelos. O sea, ellas mismas han sido convencidas de que no tienen capacidad creativa. La mujeres en general están en esta situación, sometidas a copiar, cuando en realidad toda la vida se han creado obras de arte dentro de lo que se llama el trabajo femenino".
Aquí, Cattaneo se refiere a cómo la mujer, incluso, ha sido "expropiada" de técnicas que siempre se han considerado como femeninas y, por ende, anónimas, cuyo "valor" no va más allá de "ay, qué bonito" o "qué complicado". En cambio, cuando un artista del sexo masculino, en concreto "el caso del pintor italiano Alberto Burri (1915-1995), toma una técnica tradicional femenina y la usa para sus llamadas arpilleras, entonces, se convierten en obras artísticas porque es un artista genial, reconocido, y porque ha podido presentar lo suyo a la consideración general como una obra de arte con mayúscula".
Cattaneo tiene cerca rada en estos de un año de trabajar con la cooperativa hidrocálida, Bordadoras de Sueños, integmomentos por 20 a 25 mujeres. Incluso, con algunas de ellas la artista ha preparado un muestrario que por el momento comprende bordados aplicados a la mantelería, sábanas, carpetas, trabajos que sus integrantes están acostumbradas a hacer.
Dentro de ese panorama, Cattaneo también trata de impulsar el uso de materiales naturales: "Aquí hay una tela que adoro: la manta, que está subestimada". Basado en el uso de la manta, las bordadoras hicieron un modelo de sábana presentado dentro de una bolsa. Ya hay interés por la denominda "sábana mexicana" en Italia.
También se trabaja el patchwork, que es la aplicación de telas industriales pero trabajadas de una forma original. Este tipo de diseños, apunta la entrevistada, está dentro de lo que los europeos consideran "popular mexicano", que se caracteriza por ser "muy florida, muy coloreada", pero se trata de darle un aspecto original, al no repetir al pie de la letra los modelos tradicionales. Igualmente, se procura perfeccionar tanto el bordado como las terminaciones.
Cattaneo anota que los europeos, y en especial los italianos, al probar un vestido o ver los trabajos textiles de cerca, empezaban a ver defectos. Este punto es tratado por la artista en el proyecto preparado para Fonart: "En la búsqueda de nuevos mercados hay que prepararse. Por eso planteo una preparación histórica. Los artesanos muchas veces repiten modelos sin saber por qué y los van deformando y desgastando, hasta que ya no responden más a los motivos originales".
Al mismo tiempo hay que darles a los artesanos elementos culturales para que entiendan el mundo, porque "si queremos vender en Europa, que recibe artesanías asiáticas a precios bajísimos, la única forma de competir es ofrecer productos de una calidad que la gente aprecie".
Anaté Cattaneo también tiene una obra artística propia. Suele trabajar el telar de pedales y el telar vertical o de "alto lizo". Sin embargo, los años de enseñanza en Italia le dejaron poco espacio para sus propias creaciones. Es que enseñar realmente le apasiona, entonces, se prepara de manera exhaustiva como bien demuestran los centenares de libros de su biblioteca personal, ordenados y con sus tarjetas a modo de fichero. No obstante, se dice con ganas de realizar "proyectos que tenía pensados desde hace tiempo, incluso, una exposición".

 

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