Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 21 de agosto de 2002
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Cultura

Plantea el historiador el fin de una tesis con vigencia de más de medio siglo

La legendaria Tollan no es Tula, sino Teotihuacán, sostiene Florescano

En la época clásica, la ciudad de los dioses se erigió en modelo de otros reinos

El jueves 29 el académico disertará sobre el tema en el Museo Nacional de Antropología

ANGEL VARGAS

La tesis de que la legendaria Tollan es Tula, en el actual estado de Hidalgo, con vigencia de más de medio siglo, ahora es derrumbada por el historiador Enrique Florescano, pues afirma que en realidad se trata de Teotihuacán.

De esta forma, indica el especialista, a Teotihuacán le corresponde ser la matriz de la que surgió la peculiar cosmovisión mesoamericana sobre la creación del mundo, el origen de los dioses y el principio de los reinos, y la metrópoli política, religiosa y cultural más influyente entre los años 100 y 650 dC.

En su planteamiento, que asume como premisa una revalorización sobre la llamada ciudad de los dioses y la figura de la serpiente emplumada, Florescano ofrece una nueva explicación de Tula y Chichén Itzá, cuyo desarrollo histórico y semejanzas culturales atribuye a que ambas fueron modeladas bajo el legado teotihuacano, y no a que la primera se impuso sobre la segunda, o viceversa, como argumentan los arqueólogos.

Metrópoli imperial

La identificación de Teotihuacán como la antigua Tollan cobra significación más profunda por el descubrimiento de que la lengua de los pobladores de esta metrópoli era una variante del náhuatl. Es decir, como las otras culturas de la época clásica, Teotihuacán tenía un sistema de escritura bien desarrollado, similar al de los aztecas, según el académico.

Ese hallazgo permite afirmar que la cultura nahua es la más antigua, continua e influyente de Mesoamérica. Significa que el desarrollo de esta región, desde el siglo I hasta la Conquista, se asentó en la cultura náhuatl, en un legado de Teotihuacán.

Florescano ahondará sobre este asunto en una conferencia de prensa que ofrecerá el jueves 29 en el Museo Nacional de Antropología, así como en el suplemento Los mitos fundadores de Mesoamérica, que aparecerá dentro de unos meses en La Jornada.

Algunos pormenores fueron yaflores_cano_02_OK compartidos por el académico en el suplemento Historia de las historias de México, publicado también en este diario en forma mensual entre septiembre de 2000 y junio de 2001.

En aquel suplemento, el historiador enfatiza que no obstante que Teotihuacán era la metrópoli de mayor magnitud en el continente hacia el año 400 dC, hasta hace una década se ignoraba su nombre antiguo, la lengua de sus pobladores y su peso real en el mundo mesoamericano.

''Sorpresivamente, hace pocos años, unos investigadores descubrieron que en la época clásica sus contemporáneos zapotecos y mayas la reconocían bajo el nombre de Tollan, el lugar de los tules (símbolo de multitud), la ciudad de los hombres sabios (Ah Puh)", escribe.

''Otros estudiosos afirman que los habitantes de esta primera Tollan hablaban una lengua náhuatl antigua, antecesora del lenguaje de los pobladores de la Tula de Hidalgo y México-Tenochtitlán. Asimismo, las indagaciones sobre las diversas regiones de Mesoamérica muestran que Teotihuacán fue en la época clásica una metrópoli imperial, una urbe cuyos símbolos de poder fascinaron a los dirigentes de otros estados, quienes se apresuraron a imitarlos y reproducirlos en sus propios reinos."

A decir de Florescano, todo indica que en Mesoamérica el relato más celebrado era el que narraba el ordenamiento portentoso del cosmos, la creación de la tierra, los seres humanos y el establecimiento de los reinos.

''Según mi interpretación, fue Tollan-Teotihuacán el primer reino que canonizó este relato, lo inscribió en un códice que le dio uniformidad y poder de transmisión, y lo convirtió en el rito ancestral que se escenificaba al comenzar las ceremonias del año nuevo, cada vez que se cumplía un ciclo de 52 años y se festejaba la fiesta de Fuego Nuevo, y cada vez que se investía a un nuevo gobernante o se rememoraban los acontecimientos fundadores del reino."

Intensa interacción

El derrumbe real y mitológico de Tollan-Teotihuacán, situado por los arqueólogos entre los años 650 y 900 dC, provocó inestabilidad política y, después, un periodo de cambio incesante y violencia extrema, dice Florescano.

Ese desorden sólo pudo ser frenado mediante una serie de alianzas entre los grupos guerreros y los pobladores sedentarios, con lo cual se dio, como nunca había ocurrido, una interacción intensa entre etnias, lenguas y culturas diferentes.

''De este entrecruzamiento surgieron nuevos estados, como el que tuvo por capital la renombrada Chichén Itzá, o el famoso reino de Tula fundado por pueblos chichimecas y nonoalcas en el actual estado de Hidalgo", explica.

''Tula, fundada por tribus chichimecas norteñas asociadas con antiguos pobladores de Teotihuacán, se confederó con Otumba, ciudad de ascendencia otomí, y ambas con Culhuacán, la prestigiada residencia de los antiguos toltecas en el valle de México.

''Chichén Itzá fue fundada por los itzaes, que eran mayas provenientes de la región sureña del Petén, y por antiguos pobladores de la península de Yucatán."

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