Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 22 de agosto de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Política

Octavio Rodríguez Araujo

ƑPolíticas nuevas?

En la primera fase de su gobierno, como le llamó Fox al tiempo transcurrido desde el primero de diciembre de 2000, se ha intentado "enmendar y remendar", pero ya viene -se interpreta- la siguiente fase, que será de construcción y de reformulación de las políticas económica y social, como señalara Eduardo Sojo, coordinador de Políticas Públicas, entrevistado por este diario (20/08/02).

Quizá lo más significativo de lo dicho por Fox y sus colaboradores (incluyendo a Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social) es que "se ha dejado de dar prioridad a la economía exterior para fortalecer la interna y crear un mercado nacional fuerte" (Fox, ídem); a la vez que se ha definido también "que no basta con las políticas del mercado... [sino] que se requiere de intervención selectiva y temporal del gobierno para promover la ciudadanía económica" (Sojo, ídem).

Parecería, así de golpe, que el gobierno actual ha descubierto una manera de evitar la continuación del crecimiento de la pobreza en México, que es verdaderamente alarmante: 40 millones de pobres en el gobierno de Salinas, y alrededor de 75 millones en 2002 (Boltvinik, La Jornada, 14/08/02). Pero en realidad no están descubriendo ninguna fórmula mágica, ni siquiera original. Desde por lo menos 1998 el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y en cierta medida también el Banco Mundial (BM), ya se planteaban la necesidad imperiosa de combatir la pobreza mediante el incremento de empleos y las mejoras salariales, además de la creación de formas de producción y comercio viables para sectores de clase media baja (que Fox llamaría changarros).

Ambos bancos internacionales descubrieron que el número de consumidores de la producción del nuevo modelo económico era insuficiente, que había que ampliar el mercado mundial y, por lo mismo, había que disminuir los índices de desigualdad mejorando la condición de los pobres (sin afectar a los ricos en sus ganancias, obviamente). Era lógico: si no se ampliaba el mercado nacional (en cada país, y no sólo en México), Ƒa quién le venderían las grandes y medianas empresas para evitar la sobreproducción de las primeras y la quiebra de las segundas?

El BID, que fue cómplice del impulso al modelo globalizador-neoliberal, hace tiempo que ha cambiado su política. Su tesis central es que haya un Estado eficiente y una sociedad fuerte, participativa, como plantea el asesor principal en reforma del Estado del BID en Washington, Fernando Carrillo, en su libro Democracia en déficit. Gobernabilidad y desarrollo en América Latina y el Caribe --publicado el año pasado. El coordinador de Políticas Públicas de México, sin embargo, es cauteloso y nos habla de "intervención selectiva y temporal del gobierno", como para no parecer que está proponiendo la vuelta a la intervención estatal y a la regulación económica que tanto han criticado los tecnócratas neoliberales a tono con el antiestatismo de los grandes dueños de la economía globalizada.

El gobierno de Fox no está enmendando ni remendando nada. Está siguiendo el modelo del BID-BM que Zedillo ignoró olímpicamente durante su gobierno. Cuando el Presidente dijo que ya no se dará prioridad a la economía exterior, no estaba insinuando siquiera que se abandonará la política macroeconómica, que es el botón distintivo del neoliberalismo y de la subordinación de los gobiernos nacionales al poderío de las 200 empresas que controlan los mercados mundiales. No. Lo que el Presidente está haciendo es lo que otros gobiernos ya comenzaron antes: tratar de frenar el avance de la pobreza para buscar la manera de aumentar el número de consumidores, necesarios para mantener a flote la economía mundial. No hay economía sin productores y consumidores.

El concepto "ciudadanía económica" no es otro que el viejo y clásico de homo Ŗconomicus, sólo que despojado de su sentido filantrópico y actualizado a la terminología de moda. Lo que intentará el gobierno mexicano, al igual que todos los seguidores del BID y del BM, es que cada vez más participen los ciudadanos en actividades económicas, es decir que reactiven la economía en toda escala posible para que los hoyos que ha creado el modelo económico no lo pongan en riesgo.

Si salvar al capitalismo en su fase actual de una crisis quiere decir disminuir la pobreza, pues algo es algo, ya que nadie en su sano juicio estaría de acuerdo en aumentar la pobreza sólo por provocar una crisis mayor del actual sistema económico. Pero una cosa es una y otra es otra, no nos confundamos. La propuesta del gobierno no es original. Se inscribe, como sus políticas exterior, educativa, de salud y energética, en la misma lógica de subordinación. Y pensar que se ofrecieron cambios.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año