Será consecuencia del retraso en las reformas indispensables para enfrentar rezagos, dice

México corre el riesgo de una crisis social similar a la de países sudamericanos, advierte el IMEF

ISRAEL RODRIGUEZ

Ante el impasse político, que impide la concreción de las reformas estructurales indispensables para iniciar la reactivación socioeconómica, aunado con el bajo crecimiento económico y la lentitud en la toma de decisiones estratégicas, se corre el riesgo de enfrentar una crisis social similar a la que ocurre en Sudamérica, advirtió el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).

Luis Haime Levy, presidente del consejo directivo nacional del IMEF, destacó que, ante la experiencia ganada, es necesario reflexionar sobre el modelo económico y de país que requiere México, pues el actual enfoque neoliberal conlleva, como efecto colateral y sin soslayar sus beneficios, a la polarización de la riqueza, sobre todo cuando existen diferencias drásticas entre los contendientes en el mercado.

En un mensaje difundido en la publicación Ejecutivos de Finanzas, el presidente del IMEF indicó que el débil crecimiento y el abatimiento de la pobreza no se resuelven con subsidios, sino con incentivos estratégicos a la actividad económica, con miras a desarrollar y ampliar la masa económica generadora de riqueza, sobre la que recaigan las contribuciones que financien el combate al rezago económico y social. Es decir, los esfuerzos gubernamentales por la solución radical, no con paliativos de corto plazo.

Señaló que antes de que finalice el año, "nuestros legisladores deben atender las reformas estructurales". En primer lugar el "régimen fiscal estructural, fundamentos para el desarrollo", presentado por el IMEF, que busca una legislación tributaria equitativa que impulse, en lugar de inhibir, la actividad económica y el desarrollo empresarial, para que con el correspondiente incremento de la recaudación, el Ejecutivo afronte el presupuesto federal con ingresos propios, sin recurrir al endeudamiento público. De esta manera, el petróleo dejará de ser la única fuente del gasto gubernamental.

Autonomía para Pemex

La reforma energética, dijo Haime Levy, debe contemplar la realización de un cambio integral en el sector, que dé autonomía a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad, y esta última equilibre sus operaciones de forma natural y elimine los subsidios perniciosos que la agobian, sin perder de vista la función social de su gestión; el camino: permitir la participación del capital privado en la generación de electricidad, sin que el Estado pierda su capacidad rectora.

En el caso de Pemex, la gestión empresarial de la paraestatal permitiría abrir la inversión privada competitiva, los distintos sectores de aquella, convirtiendo la riqueza petrolera en un catalizador del desarrollo nacional, en lugar de un sufragador del gasto público, lo cual implica un desperdicio del patrimonio del país.

Pese a la incertidumbre económica estadunidense, agrega, y de la importancia que tiene su recuperación en la de México, la coyuntura internacional parece favorecernos. Pero queda el cuestionamiento de si los actores políticos enfocarán sus intereses partidistas hacia el interés nacional, en caso del Poder Legislativo, o si el Ejecutivo logrará concertar las voluntades de su gabinete y alinearlas en un solo esfuerzo político.