Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 9 de septiembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Espectáculos
MELON

Luis Angel Silva

Nostalgia con Jorge Saldaña

SEGUN JORGE SALDAÑA el presidente Fox expresó en París que la nostalgia no produce. Quizá esto sea verdad en cuanto a lo material, porque el viernes 6 del presente en el Museo de la Ciudad de México la atmósfera estuvo perfumada de buena vibra y cordialidad. El recinto llenó hasta las lámparas a pesar del clima y cuando apareció Jorge el público se le entregó de manera total. La ovación duró varios minutos con adorno de pancartas y entusiastas vivas, que pusieron el ambiente listo para disfrutar de la nostalgia.

ANTECEDIERON A SALDAÑA por orden de aparición: Ana Libia, Marilú (la muñequita que canta) y Erick. El escenario estuvo adornado con una especie de sala. El maestro de ceremonias, una persona de muchas tablas y sobriedad, de nombre Salvador Barragán, condujo la función con categoría.

EN SU PRIMERA intervención el nostálgico por antonomasia, con su ironía característica, fustigó a nuestros inefables políticos. Puso al respetable a reír de lo lindo al nombrarse "papá incómodo", ya que según él su hija Silvia fue la principal promotora del acto. Dio las gracias a doña Raquel Bessudo, al doctor Enrique Semo y al referirse al bello museo hizo votos porque no lo conviertan en otro Costco.

Sí produce


CON UN MUTIS discreto Saldaña abandonó la tarima para que Ana Libia, a petición del público, diera principio a la nostalgia, que demostró que sí produce: emoción, sentimiento y recuerdos, muchos recuerdos, sobre todo cuando se tiene la calidad de los intérpretes que llenaron la tarima con su talento.

LA ORQUESTA CONTO con integrantes profesionales de pies a cabeza. Desgraciadamente, no recuerdo el nombre de todos los elementos, pero fue gratificante volver a encontrarme con el maestro Higinio Velázquez y con mi cuate de siempre Salvador Dávila Sonrisal, con el cual trabajé en el Faja de Oro y Río Rosa, centros de salud ya desaparecidos. Esto, desde luego en la prehistoria, pero una prehistoria llena de jícamo y saoco (sic), digna de recordar y envidiar. Fue una etapa del son en México que por desgracia no volverá.

SIGUIERON ERICK Y MARILU, cada uno interpretó sus números con una entrega que el público premió con ovaciones muy merecidas. Los tres -siguen con sus facultades intactas- hicieron gozar de verdura a un público de dulce que se entregó sin medida. Dicen que el tiempo no perdona, pero a estos tres les ha hecho lo que el dicho popular asegura que el viento no pudo con el benemérito, a pesar de lo que cierto funcionario trata de cambiar o negar -quizá las dos cosas- lo que don Benito legó.

ME DIO MUCHO gusto constatar el poder de convocatoria y el cariño que los asistentes le tienen al tal Saldaña, cábula irredento, que sabe darle rienda suelta a la sin hueso y llama al pan pan y al vino, pues, vino, aunque ya no ejerce. Ahora brinda con agua de jamaica, la cual se hacía llegar a París en sus 11 años de exilio.

AL VOLVER AL escenario Jorge se curó en salud porque nos advirtió que le valía gorro la opinión de los doctos e iba a cantar. Después de 10 números me obligó a unirme a él y destrozamos Niebla de riachuelo. Tengo la seguridad de que Cobián y Cadícamo se revolcaron en su tumba. Me hizo cantar otro número, lo cual hice ya solo. Le dejé el micrófono al licenciado José Luis Caballero que después de cotorrearse a placer al interfecto, hizo una interpretación soberbia de Cómo fue, demostrando que sigue cantando con la calidad de siempre. Sin duda el que tuvo retuvo.

EL FINAL DE LA primera función lo hicieron todos y fue Despedida, de Pedro Flores. Hice la graciosa huida, como decía don Pepe Alameda, para encontrarme con una lluvia tupida que me obligó a pensar que la nostalgia también llegó a los elementos. Te la comiste, Jorge Saldaña, con todo y peluca. ¡Qué para bien sea!

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año