En trampolín de tres metros y plataforma,
respectivamente, en la Superfinal de Clavados
Laura Sánchez, plata, y Rommel Pacheco, bronce
Sorprendidos, por haber logrado preseas ante exponentes
de mayor experiencia y edad
ROSALIA A. VILLANUEVA
Ni Laura Sánchez ni Rommel Pacheco lo creían
al ganar plata y bronce en la Superfinal de Clavados Grand Prix 2002 contra
especialistas de mayor renombre, experiencia y edad, pero el orgullo de
mantener el nombre de México en alto, en un deporte de campeones
olímpicos y mundiales, bastó para que los dos jóvenes
de 16 años se proyectaran como firmes candidatos a llegar a Atenas
2004.
Si
en algo coincidieron estas firmes promesas en los saltos ornamentales fue
que lo aprendido y mostrado ayer en la alberca olímpica Francisco
Márquez se lo deben a su entrenador Francisco Rueda, quien fue un
manojo de emociones y hasta lloró cuando vio a sus pupilos subir
al podio al lado de medallistas olímpicos y mundiales.
Campeona mundial juvenil en sincronizados con Paola Espinoza,
quien no pudo seguir a su compañera al no quedar clasificada, Laura
no daba crédito a lo hecho, pues en las semifinales con la eliminación
de las monarcas olímpicas chinas que decepcionaron con su actuación
alentó la esperanza de que podría dar medalla más
tarde.
Efectivamente, la guanajuatense, presentando una nueva
lista de clavados con más grado de dificultad, porque esa fue la
estrategia que aplicó su entrenador, se dedicó a no cometer
errores.
Durante las cinco rondas de la final de trampolín
de tres metros cuidó el segundo puesto (317.90) para no dar oportunidad
de que subiera la italiana Tania Cagnoto (312.45), campeona mundial juvenil,
y menos a la campeona olímpica, la ucraniana Olena Zhupina (300.95).
Inalcanzable era pelear contra la ganadora rusa Vera Llyina
(331.15), quien con elegantes ejecuciones impuso su clase. Por algo es
campeona olímpica en sincronizados y única deportista de
su país becada en Estados Unidos.
Contenta
y satisfecha por el subcampeonato, Sánchez dijo que esta "inolvidable
experiencia'' le deja una lección, pues "nada es imposible hasta
que no lo consigues'' y el gusto que le dio fue pelear contra las mejores
del mundo sin importar que fueran más experimentadas.
Rommel Pacheco conmovió por la forma en que temblaba
antes de lanzarse en la plataforma de 10 metros, pero controlando los nervios
el yucateco sorprendió para clasificarse a la gran final, Hizo mejor
actuación que el olímpico mexicano Francisco Pérez,
quien fue eliminado.
En la final salió con más soltura y, aunque
puso a temblar al público cuando hizo un parado de manos en la tabla
de concreto, sacó como pudo el clavado, y en la cuarta ronda fue
la única ocasión en que acarició la plata desplazando
al chino Xiang Xu, pese a la ejecución del asiático que alcanzó
la calificación de 10 que le dio un juez, pero como era la nota
más alta fue eliminada.
En la quinta ronda Rommel entró al agua con las
piernas arqueadas. Adiós la plata y el yucateco esperó la
siguiente para ocupar de nuevo el tercer lugar (425.35).
El veterano alemán Heiko Meyer (489.00) y el chino
Xu (450.15) obtuvieron el primer y segundo peldaño, mientras el
cubano José Guerra finalizó cuarto y último.