Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 13 de octubre de 2002
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Política

El juicio contra Gordillo cumplió las normas de rigor

Y la ahorcaron dos veces

Líder de San Salvador Atenco pidió procesos verídicos

ROSA ELVIRA VARGAS Y CLAUDIA HERRERA

A la maestra Elba Esther Gordillo la ahorcaron dos veces. A su monigote, claro. También le prendieron fuego.

Pero todo, por supuesto, después de haberla encontrado culpable en un juicio sumario al que fue sometida y para el que todo se dispuso como lo ordenan los cánones legales. Un jurado escuchó a un fiscal, que presentó a los testigos de cargo; también estuvo un abogado defensor, que sencillamente no pudo esgrimir argumentos a su favor, explicó, "porque no los encontré por ningún lado, ni en Internet".

A ella se le entregaron los citatorios de rigor. También buscaron, para que argumentaran en su defensa, a Rafael Ochoa, líder del SNTE; a Benjamín González Roaro, director del ISSSTE y discípulo político de la dirigente, y a Leonel Godoy, secretario de Gobierno de Michoacán, a quien los mentores de ese estado acusan de haber firmado una alianza con Elba Esteher.

Nadie de ellos llegó, por supuesto. Por eso fueron a buscarla. Y luego de emitirse el veredicto de "culpable" en la plancha del Monumento a la Revolución y de colgarla por primera vez -al monigote- marcharon a las oficinas nacionales del PRI, donde la maestra michoacana ocupa el cargo de secretaria general.

Aquí tampoco salió nadie. Sólo los vigilantes del tricolor se parapetaron en la entrada principal de un edificio al que nadie de todas maneras intentó entrar. Y vino la lluvia de cientos de huevos. El poderoso brazo de algunos maestros -que sin duda en esta época desearía más de un equipo de la Liga del Pacífico- se lució con tal puntería que por lo menos una decena de blanquillos entró por una de las ventanas del quinto piso del edificio principal.

El resto tapizó paredes, muros y pisos o de plano, por exceso de presión, se estamparon en la humanidad de muchos de los propios maestros. Y entre strikes y foules, aquello divertía y soltaba la chanza bien merecida, luego de un proceso que todos asumieron con el rigor de quien acude a un juicio.

Y entonces, los cohetes insertados en el cuerpo de Elba Esther Gordillo -de su monigote, claro- vino el final, la ejecución de la sentencia: le prendieron fuego. Esperaban verla convertida en pira que sin embargo cayó antes de tiempo porque, como atinadamente comentó una maestra, en lugar de colgarla de un lazo de plástico que al quemarse se rompió, tendrían que haber usado un alambre. Pues sí...

En el Monumento a la Revolución, con profusión de camisetas rojas -tal fue la consigna- los maestros de la CNTE acudieron con toda seriedad a la cita. Y a ella -a su monigote, claro- la sentaron al frente, como ocurre con todo acusado al que se le dictará sentencia. Lo curioso es que así se mantuvo hasta que, como ironía, cuando empezó a leerse el veredicto final, un fuerte viento la derribó de la silla (ya se sabe, a su monigote).

Cuando inició el juicio, se hizo el silencio. Los maestros llegados principalmente de Oaxaca, Michoacán, Guerrero, Hidalgo, estado de México, Chiapas y el Distrito Federal escucharon los cargos desde las diversas fases del comportamiento de la maestra, esto es, en lo educativo, lo político, el uso de los fondos sindicales, el contexto político nacional, entre otros.

Y cuando llegó el momento de que cada jurado emitiera su voto razonado, sin restarle valor al cúmulo de argumentos que, coherentes, precisos, se habían presentado, Ignacio del Valle blandió el machete que distingue la lucha de su pueblo, y tras jugar con un "a mí me toca ejecutarla" llamó a los maestros a no seguir haciendo "juicios políticos de a mentiritas". Estos, dijo el líder de la resistencia de San Salvador Atenco, deben ser de verdad, "porque si somos mucha fuerza, mucha gente, qué esperamos, hermanos. Hay que trascender, tenemos que quitarlos. Son instrumento de los que tienen el dinero, de los que por años, décadas o siglos nos han tenido con la bota en el cuello. Ya no tenemos que permitir eso...''

La maestra fue encontrada culpable de asesinato, de represión, de enriquecimiento ilícito, de asociación delictuosa, de entregar el proyecto de la educación pública a intereses reaccionarios, de violar los derechos humanos de los maestros y hasta de ser "lacayo'' del imperialismo.

En la concurrencia habí líderes emergentes de las secciones rebeldes, pero también muchos de aquellos que la conocieron desde su arribo a la secretaría general del SNTE, en 1989, cuando el gobierno de Carlos Salinas de Gortari la impone luego de derrocar a Carlos Jonguitud Barrios.

Y ahí, Roberto García y Elio Bejarajo, de la primera comisión política que se otorgó a la sección 9, evocan las formas, los métodos de imposición y negociación a los que se enfrentaban con Elba Esther. ''Y era, de no creerse, dice Roberto. Estábamos en huelga de hambre y nos citaba para hablar en un restaurante. Nos invitaba a comer y como no aceptábamos, ella pedía muchos platillos y frente a nosotros, hambrientos de días, los engullía feliz. Así es ella''.

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