Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 14 de noviembre de 2002
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Cultura
La legendaria coreógrafa habla de sus planes para trascender el tercer milenio

Vivir y soñar son las fuerzas que recibo de la danza: Alicia Alonso

La cultura y las artes son el mejor idioma para la paz, considera la artista Realiza gira por el país al frente del Ballet Nacional de Cuba; el fin de semana se presentará en el DF

ANGEL VARGAS

alonso-aliciaAlicia Alonso en primera persona: ''Estoy planificándome para permanecer no sólo este tercer milenio, sino también el cuarto y el quinto. La ciencia va a ser suficientemente avanzada para que cumpla lo que digo: voy a vivir 200 años e incluso un poco más. Mi vida ha sido, es y será muy rica. He trabajado muy duro, porque he amado y amo mi carrera. Cuando se ama de verdad, uno es recompensado.

''La danza me ha dado la fuerza para seguir adelante, viviendo y soñando. Soy optimista por medio de mi danza, vivo a través del mundo de la danza, bailo con todo, entonces sigo viviendo. Eso ha sido y es mi existencia, mis características y mi amor a la vida, a la humanidad, a la paz."

Como parte de su gira por el país, la prima ballerina cubana llegó ayer a la ciudad de México procedente de Morelia para presentar este fin de semana, al frente del Ballet Nacional de Cuba, Giselle en el Teatro de la Ciudad. Serán cuatro funciones: jueves y viernes a las 20:30 horas y sábado y domingo a las seis de la tarde.

Afecto por los estadunidenses

Nacida en La Habana en 1923, Alicia Alonso se olvida un poco del cansancio y estrés del viaje a esta capital. Toma su lugar en el Teatro de la Ciudad, frente a la prensa. Le piden que pose para la foto como si bailara. ''Pero si yo bailo hasta cuando camino", responde. Se dice contenta de estar de nuevo en México, país con el cual el pueblo cubano está profundamente unido, asegura, no obstante discusiones y cierta clase de ideas.

Y demuestra esa alegría bro-meando, siendo pródiga en sus respuestas, compartiendo su dicha porque en la isla, específicamente en La Habana, a partir de diciembre operará la escuela de ballet más grande del mundo, con 4 mil 500 alumnos de seis a 16 años. También manifiesta su regocijo por el doctorado honoris causa que recibirá de la Universidad de Guadalajara en el contexto de la próxima Feria Internacional del Libro.

-¿Cómo asume usted la relación con Estados Unidos?

-No voy a hablar de política. No hay necesidad. Eso lo dejo a los políticos. Artísticamente, en lo personal, es un pueblo al que todos nosotros queremos, estimamos y respetamos. Tenemos grandes amigos, admiradores, es un pueblo para el que hemos bailado durante muchísimos años y seguiremos haciéndolo. Cuando lo del 11 de septiembre, todas las compañías se negaron a visitarlo. Fuimos la primera compañía que dijimos: el pueblo estadunidense necesita más que nunca que bailemos para él y de inmediato hicimos una gira por todo ese país, donde el pueblo salió todo; los teatros estaban llenos y nos recibieron con calor, admiración y cariño. Eso no se olvida. Mediante la cultura y las artes hablamos mucho mejor en el mundo. Es algo que se necesita mucho, porque es el idioma de la paz.

Las alabanzas pueden marear

-¿Cuáles son las características de la escuela cubana de ballet y en qué se diferencia de la de otras latitudes?

-Podría contestar rápidamente y sólo decir que es muy buena escuela. Pero no, explico más: hemos estudiado muy fuerte nuestras características físicas, culturales e históricas, y todo eso lo aplicamos física e intelectualmente en la forma artística que nos producimos, y así se convierte en la escuela cubana de ballet, más bien en la escuela latinoamericana de ballet.

''Hemos estudiado para revertir ese complejo, mito o creencia de que el ballet sólo lo pueden bailar los europeos; nuestra América puede bailarlo tan o más que cualquiera, la historia así lo demuestra. Hoy día hay bailarines y profesores en las grandes compañías y escuelas del mundo, desde Japón, Australia, las óperas de París y Roma, el Royal Ballet de Inglaterra y la Scala de Milán.

-¿Cómo crea sus coreografías y de qué manera se relaciona con los bailarines?

-Componer hoy trabajos es maravilloso, sobre todo con un gran equipo. Los bailarines son el salero, el tenedor, la cuchara... los muevo, esto va así y hay que moverse de esta manera. Mi más reciente obra es Un viaje a la Luna, con la que me di el gusto de decir que el Ballet Nacional de Cuba es la primera compañía que ha bailado en la Luna.

''Los bailarines deben bailar hasta que puedan. Lo primero que deben hacer es erigirse en sus más acérrimos críticos y analizar después de cada función qué fue lo que salió bien y mal, qué es lo que querían lograr y si lo hicieron. No pueden estar escuchando todas las celebraciones que les propinan, porque las alabanzas son preciosas y un alimento del espíritu, pero también, como el vino, pueden marear."

-¿Cómo mira el futuro de Cuba?

-El futuro de mi patria, creo, es el mismo de todas las patrias, pues está abierta a la cultura. Ha empezado un movimiento cultural con gran fuerza. ¿Hacia donde vamos? Hacia el futuro y éste no tiene fin, es todo lo que pueda lograrse.

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