Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 22 de noviembre de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  CineGuía
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  Fotos del Día
  Librería   
  La Jornada de Oriente
  La Jornada Morelos
  Correo Electrónico
  Búsquedas
  >

Sociedad y Justicia
Francisco López Bárcenas

Yosotato: tierra y autonomía

Entre el 17 y 19 de noviembre, un grupo de aproximadamente 500 personas del ejido Nopalera y su anexo Zimatlán de Lázaro Cárdenas, pertenecientes al municipio de Santa Lucía Monteverde, agredieron con armas de alto poder a los campesinos de San Pedro Yosotato, distrito de Tlaxiaco, en la mixteca oaxaqueña, y prendieron fuego al bosque y los matorrales para protegerse y seguir avanzando hasta los límites de sus tierras comunales, donde siguieron haciendo disparos, con la intención de entrar al pueblo.

Esta agresión armada no es ninguna novedad para quienes las han sufrido durante todo el siglo XX, como tampoco el número de agresores ni la portación de armas de fuego de alto poder. El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) publicó en 2002 que la comunidad de San Sebastián Nopalera es un foco rojo, dada la cantidad de armas que ahí circulan. Fuertes intereses deben existir para que a pesar de esas evidencias las autoridades no hagan nada para imponer el orden en un lugar donde, también es público, la mayoría de sus habitantes actúa bajo la línea que da Salomón Jara Cruz, diputado local del PRD y dirigente de la Unión Campesina Democrática.

Lo novedoso es el contexto en el que sucede la agresión. Desde principios de 2002 los ejidatarios de San Pedro Yosotato decidieron caminar su propio camino para recuperar sus tierras, invadidas desde el 18 de febrero de 1998 por los mismos agresores de ahora. Esta decisión la tomaron después de solicitar el apoyo de organizaciones políticas, sin que su problema avanzara. Decidieron, pues, construir su futuro de manera autónoma. A partir de entonces han venido reflexionando y realizando diversas actividades, junto con otras comunidades que enfrentan problemas similares, con la intención de unificarse y caminar juntos para solucionar sus problemas de forma pacífica.

Desafortunadamente para los ejidatarios, un reducido grupo de campesinos, asesorado por una de esas organizaciones que nada hizo cuando le pidieron apoyo, decidió seguir luchando por su lado, enfrentando incluso las decisiones de la comunidad, con el argumento de que el sistema de cargos es caciquil y ellos no lo respetan porque son "democráticos y radicales". En ello no cuenta la voluntad popular, sino la ideología de los disidentes. Fueron miembros de este grupo quienes, en un acto de franca provocación, el pasado 17 de noviembre bajaron a las tierras invadidas por San Sebastián Nopalera. Como resultado de su acción fueron agredidos a balazos y uno de ellos quedó herido de gravedad; las tierras ejidales fueron ocupadas totalmente por los invasores y los ejidatarios de San Pedro Yosotato continúan viviendo en la inseguridad por la constante agresión armada. Además, echaron por tierra el esfuerzo de un año en que autoridades municipales y la representación agraria habían trabajado para recuperar sus predios de forma pacífica. Como se ve, los obstáculos para la construcción de los procesos autonómicos de los pueblos indígenas no sólo vienen del gobierno, sino también de gente que, aparentando estar de su lado, no los entiende ni tampoco les interesa hacerlo cuando no responden a sus intereses.

En medio de este conflicto están las autoridades del estado con una indiferencia a prueba de cualquier sangre fría. A pesar de que cuentan con evidencia de que los invasores se encuentran armados, de que las huertas fueron quemadas, de que los ejidatarios desalojados no cuentan con vivienda ni formas de trabajar para obtener el sustento de sus familias, sólo han colocado una patrulla cerca del lugar del conflicto, la cual se dedica a observar e informar lo que sucede, pero sin intervenir para nada.

Quienes más pruebas de prudencia han dado son las autoridades de la comunidad y la representación agraria, junto con su comisión de apoyo, integrada por ex autoridades municipales y agrarias. Hasta ahora han enfocado su esfuerzo a encontrar una salida pacífica y legal al conflicto, porque la presión de sus ciudadanos es mucha y puede explotar, lo que tendría consecuencias imprevisibles. Ojalá las autoridades entiendan esto y no esperen que corra sangre para abandonar su pasmo. Ojalá que los "radicales" reflexionen y entiendan que la razón está con las mayorías, aunque ellos tengan otros intereses. Ojalá que alguien escuche a los ejidatarios agredidos antes de que el problema se agrave. Ojalá.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año