Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 22 de noviembre de 2002
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Espectáculos
El guatemalteco lanza hoy en México su nueva producción titulada Santo pecado

Las mujeres, más fuertes, sagaces y crueles que los hombres: Arjona

Asegura que éste es el disco más completo que ha hecho, en el que incluso se contradice

Para el cantautor, Bitácora de un secuestro es una canción cruda, ''pero es la número uno''

ARTURO CRUZ BARCENAS

Hoy es el lanzamiento en México del séptimo disco del guatemalteco Ricardo Arjona, titulado Santo pecado, con el cual llega a diez años de trayectoria. En entrevista, el ex seleccionado nacional de basquetbol de su país ("hoy sólo juego futbol", dijo) advierte que se trata de un cd diferente, en el que incluso llega a contradecirse respecto de lo planteado en producciones anteriores. Pero es consecuente con sus ideas, precisó.

De entrada se observa que algunas canciones tienen letras en las que la rima se escucha forzada; que la melodía sigue un camino y la letra otro, como si entraran a chaleco, con fórceps.

Se defendió: "El principio del concepto creativo, a mi juicio, no es otro más que el proceso de crear emociones sin importar disciplinas. No soy un tipo disciplinado del lenguaje. Creo que soy autor por una deficiencia mía, ortográfica. Tal vez es el mayor ejercicio que tuve. Fui maestro de escuela cinco años y entonces me enfrentaba a una pizarra donde tenía que escribir cosas, y cuando me topaba con una palabra que no sabía cómo se escribía tenía que buscar cómo decir lo mismo de otra manera.

"Siendo un tipo con una irresponsabilidad en el lenguaje continué así. Y en lo musical también. Les tengo mucho más respeto a las emociones que a las disciplinas. Creo en las frases que golpean, primero, a quien las escribe. No escribo canciones para quedar bien con nadie.

"En el caso del primer sencillo, no lo hubiera hecho sin frases como 'el problema no es que mientas, el problema es que te creo'. A mí me golpea esa frase y continúo."

''Ya no tengo miedo a contradecirme''

-¿Qué nos presentas en tu nuevo disco?

-Creo que es el disco más completo de todos los que he hecho, en todos los sentidos. Es un disco que se hace en una etapa completamente independiente de la compañía de discos; según yo iba a ser independiente; a la larga no lo fue, pero el proceso creativo se desarrolló cuando yo pensaba que iba a ser independiente.

"Viaja desde una declaración existencial muy personal, como en la canción Quesos, cosas, casas, hasta la anécdota de un muchacho en Guatemala que le lanza una piedra al carro blindado del presidente, cuando pasa y es juzgado, hasta la historia más oscura y terrible que haya escrito en mi vida, que es La nena, bitácora de un secuestro, que no es más que la historia de una niña de nueve años que secuestraron.

"Es una canción que dura ocho minutos; es una historia tremendamente oscura, ¡cruel!, pero muy allegada a un bombardeo de noticias en el que estuve metido durante mucho tiempo. El disco va a eso, hasta El problema, que no es más que una codependencia sentimental, de la que padecemos muchos; enfermamos al sentimiento cuando tratamos de adueñarnos de la segunda persona. Viaja mucho por muchos lados. Se contradice algunas veces; me contradigo con respecto a lo que escribí hace tiempo. La contradicción, como un síntoma inequívoco de evolución. A mí me gusta la contradicción. Ya no le tengo miedo a contradecirme."

-¿Cuántas canciones de las que hiciste para este disco quedaron fuera?

-Es la tarea más difícil. Fueron como diez. La canción del secuestro mucha gente me pidió que no la pusiera; les provocaba mal sueño. Es demasiado cruda, pero la puse porque para mí es la número uno.

-Hay gente que se quedó con el Arjona de canciones pasadas.

-Sí, hay gente que se va quedando y uno tiene que acompañarla, aunque ya no sea congruente con lo que se está pensando en este momento.

-Te nutrías, al principio, de la calle. ¿Y ahora?

-Sigo saliendo a la calle, cuando puedo. En Nueva York me mantengo en la calle siempre; me nutre muchísimo.

-Marshal Berman habla de la importancia de las ciudades abiertas, inclusivas, como Nueva York.

-A mí pocas ciudades me afectan tanto para escribir como México y Nueva York; ésta ahora más, porque llevo mucho tiempo en México. Nueva York es un golpe. Ahí hay personas que funcionan de manera distinta respecto del resto; hay quien no tiene patria; es como estar en un pedacito de mundo. El Metro de Nueva York es montarse en una película de Woody Allen. Está atestado de imágenes, de colores, olores, de gente extraña, con lenguajes, con rostros... que son una maravilla. Te encienden luces que tenías apagadas.

-Pero ya no te salen cosas como Dime que no.

-Para muchas personas esa canción es una simple invitación a que ella dijera que no, pero para mí es un juego erótico. En Santo pecado van a hallar cosas superiores, o por lo menos distintas.

-Estás en medio de la farándula, de las luces...

-Esta carrera se convierte en el peor enemigo de uno mismo; te abandona de muchas cosas; te da otras, por eso no hay que creérsela.

''Todos somos producto de

un pecado, ¡hazme favor!''

-En El evangelio según Jesucristo, José Saramago muestra a éste con pocos momentos felices.

-Es un concepto atrevido, por eso es interesante. A mí me encantó el libro desde que el tipo empieza diciendo que a la Virgen María lo que realmente le pasó es que se la volteó el Angel Gabriel.

"En ese asunto de El crimen del padre Amaro defendieron muy bien la película, pero no tanto como yo hubiera esperado. Realmente de esta cinta había que decir que ésta es la única religión que sigue con el concepto estúpido de que los padres deben estar en el celibato."

-El tema se sobredimensiona con el caso de los curas pederastas en Estados Unidos.

-Ese no es más que un eslabón de una cadena que ellos mismos armaron. Un tipo que tiene una sexualidad latente, aunque sea cura... es novio de Dios, ¿qué carajo es eso? Es la cultura estúpida del pecado en el sexo. Todos somos producto de un pecado, ¡hazme favor! Si no estamos cagados de culpa. Saramago lo que hace con su talento como escritor es burlarse de sí mismo, se corrige; me parece encantador. Su lectura es un poco cuesta arriba, como la de Mario Vargas Llosa.

-En una canción puede hallarse un momento de felicidad.

-Las canciones son huérfanas y se defienden solitas. Uno queda fuera de eso. Ya no hay tiempo, además, para andar defendiéndolas. En mi caso, pienso que uno no puede ser feliz siempre. Se alcanza por ratos y hay que arañarla, y guardar un poco para los momentos de veda. Ahora soy un tipo más relajado, pero no por conformismo.

-Es agradable ver, oír, aprender de las mujeres.

-Uno aprende de una contraparte que supuestamente es parecida, pero es tan distinta. Aprendo más de ellas que de los hombres, que estamos predispuestos a mantener intacto al macho y eso nos hace poco interesantes. Siempre estamos como presumiendo cosas. Las mujeres son muchísimo más fuertes, sagaces, e incluso más crueles.

-En una entrevista, hace seis años, las definiste como más fuertes en el ámbito del amor.

-Hoy digo que son más crueles. En los momentos difíciles son más determinantes. Supuestamente son débiles. Su fortaleza crece interiormente; la de los hombres es exterior. Son arrasadoras.

Arjona viajará a Barcelona a filmar un video y luego a Nueva York a seguir con la promoción del disco Santo pecado.

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