Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 8 de diciembre de 2002
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Política

Antonio Gershenson

Precios petroleros: la polémica

Por un lado, los tecnócratas hacendarios que fijan el precio "oficial" del petróleo crudo mexicano de exportación para 2003 recurren a "técnicos" petroleros para decir a los legisladores, que finalmente tendrán que aprobar la Ley de Ingresos en la que se usa este pronóstico para fijar el monto del despojo fiscal a Petróleos Mexicanos (Pemex), que ni con guerra va a subir el precio del petróleo. Sin guerra, está ya muy por arriba de lo que pronostican los tecnócratas financieros, nacidos en este país pero formados fuera de él. No me refiero a sus estudios superiores, que pueden ser útiles en muchos casos, sino a su mentalidad, que nunca pudo entender la realidad del país en el que nacieron.

Por otro lado, se han expresado tres posiciones entre los diputados encargados de discutir la Ley de Ingresos y el presupuesto con la forma en que se gasten esos ingresos, y resolver al respecto. Están los que aceptan el precio propuesto por el Poder Ejecutivo, de 17 dólares por barril; los que plantean 19 dólares, y los que se ponen de mediadores, con 18 dólares, como si se tratara de regatear. A medida que pasan los elementos de corto plazo en los que pudieron haberse apoyado los tecnócratas para su supuesto pronóstico, motivado por el ánimo de desangrar a Pemex al máximo posible y tener más dinero para sus jueguitos macroeconómicos, es más evidente que los precios estarán muy por arriba de los 17 dólares por barril.

Pero se agregan elementos, a medida que llaman a argumentar a quien nada sabe del asunto, como es el caso del funcionario "técnico" de Pemex que dice que el precio más alto para 2003 es el derivado de una guerra, con la invasión a Irak. Al contrario, la ausencia de guerra es lo que mantiene el cuadro vigente, y ese cuadro vigente, si vemos plazos más largos como corresponde a un pronóstico anual, nos indica precios más altos que los mencionados. Y es una posible guerra en el Pérsico la única fuente previsible de inestabilidad, que haría más difíciles los pronósticos de precios petroleros por un tiempo.

Los datos recientes confirman que el promedio de los precios de los crudos de referencia WTI y Brent, que fue de menos de 18 dólares en 1993-1998, es superior a 26.50 dólares en 2000-2002 hasta noviembre del año en curso. A finales del año pasado había un momento bajo en estos precios, que sin embargo tuvieron su promedio mínimo mensual en aproximadamente 19 dólares. Y el año por terminar tiene un promedio superior a los 25 dólares por barril. Esto equivale a aproximadamente 21 dólares para la mezcla mexicana de exportación. Los precios en las semanas recientes no permiten suponer un desplome en diciembre, en el invierno, con el escenario vigente. Si 2003 fuera un año de baja sostenida permanente (lo cual no existe en un fenómeno por naturaleza cíclico), para que con un punto de partida de 21 dólares tuviéramos un promedio de 17, a finales de 2003 deberíamos tener un precio de exportación de 13 dólares por barril. Eso, en las condiciones vigentes, es imposible. Las condiciones vigentes tienen como un elemento decisivo el de que los precios son determinados ante todo por lo que sucede en el lado de los productores y exportadores de petróleo (mercado de vendedores). Y no hay indicios de que eso vaya a cambiar ahora.

El que los tecnócratas recurran a personas nuevas para decir las mentiras viejas, no altera el hecho de que sus "pronósticos" han sido desastrosos. Y nunca ha habido un intento de razonamiento, algo que se pueda considerar como justificación de esas cifras. Simplemente se tiene la afirmación, y si se quiere reforzar esa afirmación, hasta con traer a alguien, de preferencia con doctorado, aunque sea "patito", a repetir lo que dijo el tecnócrata mayor. También sirven para este propósito, en ocasiones, aquellos líderes empresariales que no representan a ninguna actividad productiva pero que quieren quedar bien con el gobernante en turno.

Esta discusión sobre el precio del crudo tiene consecuencias en la vida económica del país, no sólo en Pemex como tal. Si se presupone un precio más alto del crudo y más cercano a la realidad, Pemex dispondrá de algunos recursos propios para invertir sin endeudarse y sin endeudar al país aún más de lo que ya está. Si se presupone un precio más bajo y más alejado de la realidad, Hacienda despojará a Pemex de un porcentaje aún mayor de sus recursos, y lo dejará en la disyuntiva de invertir menos de lo necesario, o bien endeudarse más de lo permisible.

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