Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 11 de diciembre de 2002
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Política
Enardecidos diputados panistas lanzan improperios contra Beatriz Paredes

Irrupción violenta, desastre legislativo y acusaciones mutuas en San Lázaro

"Ya estarás contento, Martí; ¿cuánto les pagaste?", cuestionaron a Batres Guadarrama

ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ

De un costado interior de la sala de sesiones de la Cámara de Diputados la nube de polvo antincendios se extendió por todo el recinto hasta el lugar que ocupaba Beatriz Paredes Rangel, y con aquel ambiente enrarecido cayó la puerta lateral del salón parlamentario al tiempo que los legisladores panistas, furibundos, descompuestos y enardecidos, gritaban improperios a la presidenta de la mesa directiva: "Por tu culpa estamos así desde la mañana".

La ira de los legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) alcanzó al coordinador de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Martí Batres, quien fue señalado responsable por las huestes del blanquiazul. "Ya estarás contento, Martí. ¡Cuánto les pagaste! ¡Rosario dijo que les iba a pagar... Rosario paga, Rosario paga...!"

Esa fue la imagen del desastre parlamentario que se vivió ayer en el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde los diputados permanecieron encerrados durante horas porque la presidenta de la mesa directiva, Beatriz Paredes, se negó a solicitar la intervención de la fuerza pública para desalojar a los manifestantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a pesar de la insistencia de Felipe Calderón, líder del grupo parlamentario del PAN, y de Rafael Rodríguez Barrera, coordinador de la bancada del PRI.
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Horas más tarde, la ex gobernadora de Tlaxcala manifestó que aquellos hechos se derivaron de una "provocación". Al preguntarle ¿de quién?, respondió pausada: "no lo sé".

Por su parte, la fracción del PRD en la Cámara de Diputados se deslindó de cualquier acto de provocación, y la bancada panista anunció que levantará actas penales para definir responsabilidades por los actos violentos ocurridos ayer en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

La presencia de los maestros y barzonistas obedeció a la existencia de un compromiso para que fueran recibidos por los diputados, a efecto de conocer sus demandas presupuestales.

De acuerdo con la presidenta de la mesa directiva, este compromiso debía cumplirlo la Junta de Coordinación Política, que encabeza el perredista Martí Batres, a quien responsabilizó de "no operar" para cumplir lo acordado.

Batres Guadarrama, a su vez, respondió que Paredes Rangel no cumplió su parte. "Desde el principio, la mesa directiva operó una estrategia para retardar cualquier solución negociada con los manifestantes. Además, la Ley Orgánica la mandata para salvaguardar la seguridad del recinto y de los diputados", señaló.

Antes de iniciar la sesión ordinaria en San Lázaro, ya se sabía que miembros de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), de El Barzón, de la Unión Nacional de Trabajadores y de la CNTE acudirían a manifestarse contra la política agropecuaria y educativa del gobierno federal. Su presencia obedecería a demandar más recursos para el sector social durante el debate presupuestal. Sin embargo, no se tomaron previsiones ni se resguardaron los accesos del Palacio Legislativo.

Mientras se discutía la Ley de Ingresos en el salón de plenos, un grupo de campesinos de la UNTA y de El Barzón ingresó a las instalaciones. Con un jinete portando una bandera nacional al frente del grupo, decenas de mujeres y hombres se dirigieron por los pasillos hasta la puerta giratoria por donde ingresan los diputados. A empujones derribaron una hoja de cristal del primer acceso, y cuando estaban a punto de tirar una segunda puerta, ésta de gruesa madera, se formó una comisión de legisladores que alcanzó a negociar con los campesinos. Ambos grupos acordaron reunirse a las 19 horas para iniciar una ronda de pláticas tendientes a escuchar las demandas de los agricultores.

Desde la mesa directiva, Beatriz Paredes ordenó al pleno que no se moviera de aquel sitio. Solicitó a los diputados mantenerse en su lugar a pesar de que los manifestantes pudieran violentar los accesos y penetrar hasta la plenaria. Pero eso no ocurrió.

El primer ventarrón de violencia fue sorteado por el equipo de seguridad de la Cámara, con el apoyo de algunos legisladores del PAN. Pero aquello fue un aviso.

Dos horas más tarde, por los mismos pasillos por los que habían irrumpido los barzonistas, se presentó un nutrido grupo de maestros de la CNTE de Michoacán, Oaxaca, estado de México, Zacatecas y Chiapas y el Distrito Federal.

Y por los mismos accesos intentaron derribar el portón de madera. Luis Pazos, presidente de la Comisión de Presupuesto, salió del salón de plenos y se metió entre los maestros que le gritaron a bocajarro: "¡Queremos entrar! ¡Este recinto es nuestro! ¡Es del pueblo!"

El panista, reducido por la muchedumbre, respondió lacónico: "sí van a pasar, pero con orden". Su promesa quedó en eso, y los maestros empujaron con más fuerza.

En el salón de sesiones, los diputados veían cómo la puerta estaba a punto de ceder. Entonces Beatriz Paredes llamó a los coordinadores parlamentarios de todos los partidos. En el presidium, donde se ubica la mesa directiva, inició un minidebate entre la presidenta de la Cámara, Felipe Calderón, Rafael Rodríguez Barrera, Bernardo de la Garza, Alberto Anaya y Martí Batres.

Ahí, el coordinador perredista informó que había hecho contacto telefónico con Alejandro Leal, dirigente de la CNTE, y que éste le había solicitado una reunión con los líderes de las bancadas. La respuesta del perredista al maestro fue que sí habría reunión, a condición de que los profesores se retiraran de la puerta.

Paredes Rangel, Calderón Hinojosa y Rodríguez Barrera respondieron que ya existía en el pleno una solicitud para que interviniera la fuerza pública, pero si los profesores aceptaban terminar con el acoso, un grupo de vicecoordinadores se reuniría con ellos.

Batres Guadarrama dijo entonces que el PRD no aceptaba la presencia de la policía, comentario al que se sumó el líder del Partido del Trabajo, Alberto Anaya. Sin encontrar solución, desde el presidium el líder de la bancada del PRD bajó rumbo a la puerta donde forcejeaban los maestros y los guardias de seguridad, puerta de por medio, apoyados por un grupo de diputados panistas.

Cuando el perredista se acercaba al acceso, fue interceptado por sus compañeros Alfredo Hernández Raigosa y Miguel Barbosa, quienes le pidieron que no fuera solo a negociar, porque aquello debían resolverlo todos los coordinadores parlamentarios y, en último caso, si se trataba de llamar a la fuerza pública el artículo 22 de la Ley Orgánica del Congreso estipula que corresponde de manera exclusiva al presidente de la mesa directiva salvaguardar la inviolabilidad del recinto.

Cuando Batres y sus compañeros se dirigían a sus respectivas curules, los panistas comenzaron a imputarle su responsabilidad por la presencia de los maestros. Fernando Pérez Noriega no paraba de recriminarle: "¡Orale, Martí!, ¡ya estarás contento, Martí!, ¡sácalos, Martí!, ¿cuánto les pagaste, Martí?"

A los reclamos de Pérez Noriega se sumó un coro contra la presidenta nacional del PRD: "¡Rosario dijo que les iba a pagar! ¡Rosario, paga! ¡Rosario, paga! ¡Rosario, paga!" En todo el salón siguieron las recriminaciones, acusaciones y amenazas.

A los señalamientos del PAN respondió Alfredo Hernández Raigosa, quien a manotazos y encarándolos les gritaba: "¡ustedes son los provocadores!" Y señalando con el índice el sitio donde se encontraba Beatriz Paredes, decía con más fuerza: "la responsabilidad es de la mesa directiva, para eso hay mesa directiva".

Desde su lugar, Batres respondía a los reporteros que ya habían brincado el palco de prensa y estaban en las curules: "los maestros quieren que los reciban los coordinadores, y los coordinadores nos han dicho que no los recibirán. No quieren. Nosotros hemos planteado así la situación y la responsabilidad de la seguridad de la Cámara es de la mesa directiva".

En aquel momento en el salón de plenos todo era confusión. Desde el interior, los agentes de seguridad rociaron el contenido de los extintores por las hendiduras del portón de madera, que los maestros ya habían vencido, para retenerlos y evitar que ingresaran al recinto.

Aquella acción irritó aún más a los maestros, quienes respondieron de igual forma y rociaron el salón de plenos con el polvo antincendios de otros extintores, creando una densa nube, y en pocos minutos derribaron el portón de madera.

Diputados del PAN y del Partido Verde que apoyaban al cuerpo de seguridad para defender el acceso corrieron en dirección de la mesa directiva. Uno de ellos, Mauro Huerta, cubierto del polvo blanco, le gritó a Beatriz Paredes: "le exigimos que garantice la seguridad del recinto, porque es sagrado, ¡se lo exigimos!"

En el presídium, Paredes Rangel estaba rodeada por unos 30 legisladores. La flanqueaban Rodríguez Barrera y Calderón Hinojosa, quien insistía: "¡háblale a la PFP, Beatriz!, ¡es por seguridad de la Cámara!"

La presidenta de la mesa directiva sólo volteó a mirarlo y utilizó el micrófono para solicitar a los diputados que abandonaran el recinto. La reacción de los panistas fue tajante: "¡No, no, no, no! ¡México, México, México!" Acto seguido, entonaron el Himno Nacional.

Beatriz Paredes insistió: "¡es importante que abandonen el recinto, es importante que se salvaguarde para que no haya un uso indebido de los extinguidores!"

Felipe Calderón insistía en llamar a la PFP: "¡Beatriz, llama a la PFP!" Rafael Rodríguez, que ya había firmado la solicitud para que interviniera la fuerza pública, guardaba prudente silencio.

Entonces Paredes Rangel llamó a Patricia Flores, secretaria general de la Cámara de Diputados, y sólo le dijo: "sí".

Mientras, desde la mesa directiva se observó cómo los panistas cargaron en vilo las curules y formaron una barricada en el lugar donde estaba el portón para detener a los manifestantes. Beatriz Paredes, impasible, operaba a su estilo. Llamó a Humberto Lepe y le dijo: "¡dígales a los maestros que se retiren, porque le están faltando al respeto al recinto!"

Felipe Calderón no cejaba: "¡ya, Beatriz, tienes que llamar a la PFP!", al tiempo que Lorena Beauregard le dijo a Paredes Rangel: "tenemos que ver lo del Canal del Congreso, porque nos están agrediendo y defendiendo a los maestros, no puede ser".

Beatriz Paredes volteó buscando a la panista Heidi Strosberg, presidenta de la Comisión del Canal del Congreso, y le dio la orden: "¡hay que ver eso, Heidi!" Felipe Calderón no pidió, exigió: "Heidi, toma el control del canal ¡ya!"

Calderón mostraba signos de impaciencia, y al ver a uno de los camarógrafos del Canal del Congreso le gritó desde el presídium, mientras diputados y reporteros lo escuchaban, "¡dile al pendejo de Virgilio que ya le pare, que defienda a la Cámara"!

Los maestros ya se habían retirado. Y aún así, los panistas, más calmados, hacían bromas. Manuel Minjares, a carcajadas, gritaba: "¡traigan al Ejército!"

Después de las 20 horas Paredes Rangel reinició la sesión. A su derecha, un montón de sillones resguardaba el acceso, y en el ambiente seguía flotando la nube de polvo que terminó cubriendo todo.

Afuera, en el vestíbulo, Felipe Calderón acusaba a Rosario Robles y al PRD de "orquestar y financiar" la acción contra la Cámara de Diputados.

También ante las cámaras de televisión, Batres Guadarrama rechazaba el señalamiento y atribuía la responsabilidad a los demás coordinadores parlamentarios y a Beatriz Paredes, quien, en conferencia de prensa, se defendió: "Mi signo político es el diálogo", y en respuesta a las acusaciones dijo que aquellas un tamaño político muy pequeño.

Mientras la presidenta de la Cámara decía que no apostaba a la violencia y que asumía el costo político que le correspondía por no haber llamado antes a la fuerza pública, en el estacionamiento de San Lázaro se apostaban 500 agentes de la PFP, dispuestos a desalojar a los manifestantes a cualquier hora.

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