Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 3 de enero de 2003
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Mundo

En las pantallas de la televisión, la lucha entre el gobierno y la oposición venezolanos

Limpieza de más de 300 mandos medios y superiores en PDVSA

Líder parista y de la principal central pide a militares sumarse a la rebelión contra Hugo Chávez

Riesgo de que los ingresos por el crudo apenas sirvan para pagar la deuda externa: Alí Rodríguez

ARTURO CANO ENVIADO

Caracas, 2 de enero. Pantalla en negro en la televisión venezolana. Una voz grave sigue las letras blancas que se suceden en el monitor: en 1976, dice, Petróleos de Venezuela (PDVSA) cubrió sus costos operativos con 17 por ciento de sus ingresos. En 2000, el porcentaje fue de 67. La voz se pone más seria: la empresa "se traga a sí misma. Salvemosla". Anuncio si-guiente: imágenes festivas y un agradecimiento al pueblo del Brasil, por haber enviado gasolina en momentos críticos. El remate: "PDVSA ahora es de todos".

Cambio a la televisión privada. En vivo, se transmite una asamblea de los paristas: "Para que el petróleo sea de la gente se necesita a la gente del petróleo".

La disputa televisiva es sólo la expresión mediática de la batalla más dura que enfrenta Hugo Chávez: el control de la empresa que genera la mitad de los ingresos fiscales, más de 70 por ciento en divisas y 20 por ciento del producto interno bruto de este país.

La mayoría de los ejecutivos, técnicos y trabajadores de PDVSA se sumaron al paro cívico convocado por la Coordinadora Democrática, que pretende tumbar al presidente venezolano.

"ƑQué están esperando para acompañarnos?, preguntó hoy Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y líder parista, a las fuerzas armadas. Para seguir: "En-tendemos la obediencia que deben al presidente, pero obediencia es una cosa y ser sumiso es otra".

Campaña de convencimiento

En ese escenario, el gobierno ve-nezolano continuó hoy su campaña para tratar de convencer a los venezolanos que siguen haciendo largas filas para obtener gasolina de que lo peor ha pasado.

"A finales de este mes tendremos una producción por encima de los 2 millones de barriles diarios y estaremos operando en todas las refinerías", dice Alí Rodríguez, hombre cercano a Chávez y presidente de PDVSA.

En el otro frente de batalla, Juan Fernández, presidente de una asociación civil que agrupa a los pa-ristas, Gente del Petróleo, asegura que la producción apenas llega a los 172 mil barriles por día y que está muy lejos de normalizarse.

Más allá de la disputa por los números, el paro abrió las puertas para realizar la ansiada, por el gobierno, "limpieza" en una compañía cuyo ingreso por empleado ocupa el segundo lugar mundial, sólo detrás de la Exxon: "Aunque no fue nuestro propósito, pues quienes tuvieron la iniciativa de parar la empresa fueron ellos".

La "limpieza" de PDVSA alcanzaría, dice Rodríguez, a "poco más" de 300 mandos medios y superiores, en una lista que incluye a quienes "participaron en el golpe" de abril de 2002.

"Edgar Paredes (ex ejecutivo de la empresa) fue vocero del golpe en materia petrolera. Y fue explícito en su deseo de salir de la OPEP y de llevar la producción a su máxima capacidad, sin importar el impacto que pudiera tener en la estabilidad del mercado. Pensaron muy torpemente que Venezuela estaría en condiciones de librar una guerra de precios, que hubiera sido catastrófica para el país y para otros países", afirma.

Con Paredes, dice el presidente de la petrolera, otros ejecutivos participaron en el golpe de abril. Pese a estos hechos, afirma, "fueron reincorporados e incurrieron en el error de pensar que esa generosidad era una patente de corso y que podían hacer lo que les viniera en gana. Se equivocaron".

Alí Rodríguez reconoce el altísimo costo que ha tenido la paralización de actividades de la principal industria del país, pero asegura: "Si es el precio que se debía pagar para corregir muchas distorsiones, para reducir mucho de la enorme burocracia y mucho de ese poder (de los ejecutivos), que no era nada bueno ni para la em-presa ni para el país, bienvenido sea el precio. Ahora estamos obligados a restructurar".

Del paro en PDVSA, sostiene su presidente, puede resultar algo positivo: "El petróleo dejó de ser el problema de un grupo de sumos sacerdotes, los que saben, los que tienen el monopolio del conocimiento del petróleo, pero a espaldas de la sociedad".

Errores y artimañas

Los "sumos sacerdotes", acusa Rodríguez, dilapidaron los recursos que la empresa tenía en el exterior, compraron equivocadamente refinerías en varias partes del mundo en lugar de invertir en el país y disminuyeron con artimañas las regalías petroleras del Estado. Así, asegura, se convirtieron, "conciente o inconcientemente, en voceros de una posición que no corresponde a la de un país propietario" de petróleo.

Uno de esos "sumos sacerdotes" de PDVSA se llama Luis Pacheco. Fue director general de planificación de la petrolera hasta que hace unos meses se le envió a dirigir la filial en Nueva York.

Hoy, despedido, fue uno de los oradores principales en la asamblea de trabajadores de PDVSA en esta ciudad: "La solución que el gobierno propone es la limpieza de PDVSA. Uno debe preguntarse si esto no es más que un eufemismo para transformarla en un nue-vo Seguro Social, donde la politización ha destruido el profesionalismo de sus trabajadores a favor de una utilidad servil a la facción política de turno. Para que el pe-tróleo sea de la gente se necesita a la gente del petróleo".

La última frase se lleva una ovación, previa a la decisión de los 2 mil trabajadores presentes de sostener el paro. Con una sonrisa, Pacheco hace un ademán de obispo al ironizar sobre el mote de "sumo sacerdote". "Si no ganamos esta lucha, adiós Venezuela", dice.

Pacheco y Alí Rodríguez coinciden en que los diferendos entre los ejecutivos de PDVSA y los sucesivos gobiernos no son cosa de la era Chávez, sino que han existido desde la nacionalización de la industria en 1976, y acota: "Pero éste es el gobierno que peor ha manejado la relación con la empresa". En todo caso, agrega, el choque habría de darse tarde o temprano, con paro o sin él. "Lo que hicimos fue acortar los tiempos".

El acortamiento de los tiempos se ha traducido en una dura crisis que no sólo ha afectado a millones de venezolanos por la escasez de combustibles, sino que ha impedido la exportación de millones de barriles de crudo y otros productos y ha colocado al país en una frágil condición en 2003: "Este año se corre el riesgo de que esos ingresos apenas alcancen para pagar la deuda", reconoce Alí Rodríguez.

Diversos analistas locales estiman que más que las imparables marchas de la oposición el gobierno corre peligro porque el 6 de enero, al reactivarse las operaciones financieras, se hará patente la debacle económica del país en toda su dimensión.

Sobrevivencia

La pasión por las conferencias de prensa es ya todo un deporte nacional venezolano, sobre todo porque las cadenas televisoras privadas transmiten íntegras las de la oposición, claro, en vivo y en directo. El gobierno hace lo propio en el canal estatal y de cuando en cuando encadena las señales para dar un mensaje importante.

En las conferencias de este segundo día del año, pese a que los paristas de PDVSA insisten en que la movilización no es suya sino de todos los venezolanos, el tema del petróleo se impuso en cada micrófono.

En una de ellas, Gente del Petróleo rechazó que esté negociando con el gobierno y reiteró que el tema sigue siendo "parte integral de la negociación" en la mesa en que participan ambas partes con la mediación de César Gaviria, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Ciertamente, a la urgencia opositora de que Chávez acepte el referéndum del 2 de febrero se ha sumado la discusión sobre el futuro de PDVSA y sus empleados en paro.

-ƑSe imaginaron que el gobierno resistiría un paro petrolero tan prolongado?

-La gente subestimó la capacidad que Chávez tenía de dejar que el país se destruyera para sobrevivir él- responde Pacheco.

Los ex ejecutivos de PDVSA han sido acusados de presionar a los trabajadores para que se sumaran a la suspensión de actividades. "El gobierno dice que es un problema de las cabezas, de los líderes corruptos, y hace 10 días eliminaron a 90. "ƑY la huelga? Ahí sigue", refuta Pacheco.

El ex director de PDVSA en Nueva York presume una empresa "de calidad mundial" resultado del trabajo de sus ejecutivos y técnicos y afirma que, en todo caso, las culpabilidades deben buscarse en otra parte.

Habría que comenzar por preguntarse, afirma, por qué con Chávez la petrolera ha tenido cinco presidentes distintos: "Si insisten en hablar de una caja negra en PDVSA, tendrían que hablar de su responsabilidad en no abrirla, porque en los últimos cuatro años ellos han firmado los informes en las asambleas de accionistas".

Pacheco agrega que PDVSA es la empresa "más auditada y más transparente de Venezuela", pues además de la vigilancia que sobre ella ejercen la Contraloría y el Ministerio de Energía se somete a una auditoría por una firma internacional.

En su último mensaje de 2002, Chávez lo puso claro: "Salvar a PDVSA es salvar el corazón de la patria, el corazón de la economía y de la sociedad".

En consonancia, la consigna chavista es que ha llegado la hora de la "verdadera nacionalización" del petróleo. Alí Rodríguez, también ex presidente de la OPEP, pone el matiz: "Sí, si por nacionalización se entiende no sólo el hecho de asumir la propiedad de todas las actividades del petróleo, sino apropiarse del conocimiento de la industria, democratizarlo". "ƑDemocratizar? Quizá quiera decir estatificar", responden los ejecutivos despedidos.

ƑSolución política? Hoy, mientras se realizaban nuevos escarceos en la mesa de negociación que intermedia la OEA, el líder parista Ortega llamaba a los soldados a sumarse a la oposición. Tal vez Pacheco tenga razón cuando dice que "la batalla no se gana ni se pierde en PDVSA".

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