Rosalinda Contreras, directora del Cinvestav

Los científicos nacionales deben dejar de quejarse

JOSE GALAN

En México los científicos deben dejar de quejarse y trabajar con lo que tienen a su disposición; lograr que sus investigaciones estén al alcance de todos, y hacer entender a los ciudadanos que gracias a la ciencia tenemos una mejor calidad de vida. Cierto es que los tiempos son difíciles, no hay todo el dinero que se quisiera, pero sí tenemos infraestructura e instalaciones, y debemos seguir con nuestro trabajo.

En entrevista, Rosalinda Contreras Theurel, nueva directora del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), afirmó que su intención al frente de ese centro es colaborar para colocar a la ciencia y a la educación en el lugar que les corresponde en el país, mediante "una intensa campaña de divulgación, porque lo cierto es que el centro es, hasta ahora, desconocido para el público".

Sobre su llegada a la dirección del Cinvestav, afirmó que "se integró una terna" en la que participaron Octavio Paredes -electo por la comunidad del Cinvestav por mayoría de votos- y María Esther Orozco, y que su nombramiento fue facultad del secretario de Educación Pública, Reyes Tamez.

"En México hay problemas, como en todos los países, pero también cosas extraordinarias en el trabajo de los científicos, y del trabajo que desarrollan nuestras instituciones", agregó Contreras, quien tomó posesión en ceremonia privada a principios de diciembre pasado, en sustitución de Adolfo Martínez Palomo. "Efectivamente, hay problemas, pero también quiero decir que hay enormes resultados. Creo que eso es lo que importa", subrayó, en lo que calificó de "mensaje optimista".

"Creo que hay muchos que se quejan, y ya basta de quejarse. Al menos por parte de nuestra institución tenemos la idea, la intención, de decirles a los funcionarios y a los ciudadanos que la ciencia paga, y que a partir de la ciencia tenemos una mejor calidad de vida. Por ejemplo, en medicamentos tenemos un montón de bienes que proceden de la investigación científica."

Para la doctora en química, profesora-investigadora en el departamento respectivo del Cinvestav desde hace 29 años, nivel tres en el Sistema Nacional de Investigadores, con 122 publicaciones en revistas europeas y estadunidenses y que ha trabajado al lado del premio Nobel Mario Molina, la situación de los científicos mexicanos no tiene nada que envidiar a la de sus pares en Estados Unidos o en Europa. "Aquí prácticamente reciben igual salario -4 o 5 mil dólares al mes- además de que aquí sí cuentan con aguinaldo y otras prestaciones que no existen en el extranjero."

Consideró que parte grande de su responsabilidad será impulsar la ciencia, para que "ocupe el lugar que se merece en México", y llevar a la educación la necesidad de despertar el interés entre los jóvenes que, por otra parte, "es una problemática que responde a situaciones sistémicas", aunque insistió en que "es ineludible" impulsar la enseñanza y la cercanía con las ciencias duras desde la educación básica.

Pero también es una responsabilidad que recae en los científicos porque, añadió, "si hacemos buena ciencia, esto tiene que permear otros niveles. La gente debe entender que la ciencia debe estar en la educación.

"Cierto es que el número de científicos es pequeño, pero su calidad no está en duda. Es importante, por ello, alentar a los jóvenes a cultivar la ciencia, y buscar elevar el nivel de los maestros en la primaria, la secundaria y la preparatoria. Además, es fundamental alentar las relaciones con la iniciativa privada, que se acerque a los investigadores, que invierta en ciencia. Eso es parte de la tarea de divulgación. Que se sepa qué hacen los científicos para ver cómo se puede usar con fines prácticos, incluyendo el desarrollo de nuevas tecnologías."