Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de enero de 2003
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Política

Jesusa Rodríguez

De una analfabeta funcional a los intelectuales mexicanos en el extranjero

Querido Guillermo Sheridan, director de la Casa de México en París (dicho sea de paso): En respuesta a tu carta del domingo 26, publicada en El Correo Ilustrado de este periódico que sigue siendo uno de los pocos espacios libres y presentes en la realidad mexicana, me gustaría hacer algunas reflexiones sobre lo que dices.

Claro que es digno de celebrarse que un teatro independiente cumpla ni más ni menos que 50 años. Tú no tienes por qué saber lo difícil que es mantener un teatro independiente en México, ya no digas por 50, por un solo año. Me imagino que la Fundación Octavio Paz o la Casa de México en París no han vivido ni viven precisamente de su público. Indicas bien, yo soy la promotora de esta celebración, junto con Liliana Felipe, Salvador López Antuñano, Boris Shoemann y mucha gente que ha trabajado en este lugar.

A continuación señalas que ahora los edificios heredan, no alcanzo a medir tu agudeza. Pero como bien sabes cuando uno tiene en las manos la casa de trabajo de un poeta, te enteras de muchas cosas de esa persona: por las huellas dejadas en los árboles, por los tesoros ocultos en sus bibliotecas, por su presencia en el lugar y, por supuesto, por su obra y lo que de ella se ha escrito.

Hace 20 años que yo trabajo en este espacio y no soy experta en la obra de Novo, no soy experta en nada. Sé por el gran libro de Monsiváis, Lo marginal en el centro, que Novo tenía dos caras: la frívola y la disruptiva; la que coqueteó con el poder y la que transgredió a su propia sociedad. En fin, creo que como lo expresé estos días, el caso de Salvador Novo, por su genio y sus defectos, resulta paradigmático para analizar la posición de los intelectuales mexicanos en la actualidad. Lo de menos es canonizarlo o colgarle milagritos en las llagas que él mismo se infligió: a mí toda la jerga religiosa, y la propia religión, me rebasan. Soy tan materialista que me gustaría heredar el edificio.

Te habrás dado cuenta de que desde que los amigos de Jorge Castañeda se fueron de agregados "culturales" al extranjero, y se sacrificaron sumándose al proyecto de Fox, ya no se les oye hablar, no hay opinión sobre la vida diaria y los problemas cotidianos que enfrenta el campo, los medios, la cultura, la economía. No me extraña, se les paga para quedarse callados. (Por cierto, no sé si se enteraron, pero Jorgito ya se fue y nos dejó sin su simpatía. Por suerte con la de Fox nos basta.)

En ese sentido me parece magnífico que te ocupes de México y que, motivado por el tema de la moral de Novo -apremiante para el país- reflexionemos todos juntos sobre el papel de los intelectuales.

Me gustaría saber qué piensa Hugo Hiriart en Nueva York sobre el gansteril Salinas Pliego, qué dice Felipe Ehremberg al respecto del campo mexicano, cómo ve Volpi los asesinatos en Ciudad Juárez. Qué opina Alejandro Aura de la candidatura de Yuri, qué dirías tú de las bicicletas de Marta Sahagún, etcétera, etcétera, y escucharlos a diario y verlos participar en la lucha cotidiana que este momento del país reclama con desesperación. En lugar de todo esto, me entero de que Rafael Tovar y de Teresa, el bon vivant, después de concluir el engendro que es el CNA, se pasea satisfecho en su limousine en París o en Florencia después de haber servido a su país lo suficiente (eso sí, si se compara con su capacidad). šAl fin la revolución le hizo justicia!

Octavio Paz hizo lo que tenía que hacer cuando después de la masacre del 2 de octubre renunció a la embajada de la India y creo posteriormente a su alrededor una corte tan popof como el México que tú mencionas, en la que nadie se podía atrever a disentir.

La política de Paz fue para muchos de nosotros muy cuestionable, especialmente en relación con la lucha de los zapatistas a quienes clasificó como "trosquistas trasnochados", "entronizadores del lugar común" y "desaprensivos apologetas del totalitarismo maoísta" (esto ya lo he usado en varios sketches y siempre da risa). El tiempo nos ha demostrado que fueron en ese momento y continúan siendo el dique más importante a las salvajes políticas neoliberales. Por cierto, recuerdo que Octavio Paz al final de su vida reconoció que se había equivocado en apoyar el libre mercado... ƑDemasiado tarde?

400 intelectuales gringos se reunieron para decir "no en nuestro nombre" a la guerra de Irak. Más allá, otros valientes se van de escudos humanos -šqué huevos!- a tratar de detener la guerra mientras que aquí se van a trabajar al servicio exterior y a quedarse calladitos.

Los intelectuales son importantes para un país. Más aún cuando no hay uno solo en el gabinete y gobierna la ignorancia y el desprecio a la inteligencia. Oímos algunas voces como la de Elena Poniatowska, siempre pendiente, siempre comprometida, siempre arriesgada. El maestro Sánchez Vázquez y algunos otros pocos. ƑQué les pasa a los demás? ƑDónde están? Como decía ese gran humorista que fue Lenny Bruce ante su público absorto: "Hagan algo. Sé que están ahí; los oigo respirar" (y cobrar sus quincenas, agregaría).

PD: Y para seguir celebrando los 50 años propongo ponerle su capilla a los siguientes santitos: Marcial Maciel, Marta la piadosa, Millonésimo Cepeda, Norburro Primero, Fox nuestro señor, el milagroso Slim, Juanpa, San Jorge mártir y al santo intelectual mexicano: San Seacabó.

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