Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de enero de 2003
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Economía

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Los banqueros cumplen su propósito: vivir bien, muy bien

Ocho años consecutivos sin crédito bancario

SI DE PROMETER SE TRATA, y aunque parezca increíble en esta ocasión la referencia no involucra al gobierno del cambio, la mayoría se come un plato de lengua.

TAL ES EL CASO DE LA mayoría de los personajes que desde la reprivatización y hasta la extranjerización del sector han venido ocupando la presidencia de la Asociación de Banqueros de México, es decir, desde Ricardo Guajardo Touché (1992-1993), pasando por Roberto Hernández Ramírez (1993-1994) y el recientemente auto jubilado José Madariaga Lomelín (1994-1997), hasta Héctor Rangel Domene (2000-2002, actualmente presidente del Consejo Coordinador Empresarial), todos ellos, dicho sea de paso, integrantes o representantes de la nueva oligarquía financiera que tanto ha hecho por la salud de este país.

AÑO TRAS AÑO, PERSONAJE tras personaje, la promesa -el plato de lengua si se prefiere- ha sido la misma: "Dada la notoria recuperación de la economía y conmigo en la presidencia del gremio, el crédito que otorga el sistema bancario, ahora sí, se reactivará y mostrará un crecimiento en términos reales de tanto más cuanto".

EL MAS RECIENTE informe que sobre el tema divulgó el Banco de México revela que en 2002 el saldo del financiamiento total canalizado por la banca comercial al sector no bancario cayó 6.5 por ciento, en términos reales, con respecto a 2001. El crédito canalizado al sector privado mostró un descenso de 5.2 por ciento y el destinado al sector público no bancario un desplome de 28.6 por ciento, mientras el canalizado a estados y municipios avanzó un modesto 2.4 por ciento.

EL RESULTADO ANTERIOR no es novedoso. De hecho, sólo permite confirmar que la decisión tomada hace tiempo por los banqueros se mantiene incólume: incumplir con la función económica y social que les corresponde y vivir bien, muy bien, de los dineros ajenos -los del público ahorrador-, mediante la generosa y constante "inversión" en valores gubernamentales y/o, de plano, la especulación en los mercados bursátil y cambiario.

NO ES GRATUITO, PUES, que para la estadística 2002 sólo sea una marca más, toda vez que ese año fue el octavo consecutivo en el que el financiamiento otorgado por el sistema bancario privado que opera en el país reportó una caída en términos reales. A finales de noviembre pasado, el presidente Fox exhortó a los banqueros a reactivar el crédito para los sectores productivos del país, porque -decía el inquilino de Los Pinos- las condiciones económicas ya no representaban un impedimento para actuar en consecuencia. A la fecha se siguen escuchando las carcajadas de los barones del dinero.

EN ESTOS DOS LUSTROS transitados desde que el gobierno de la "solidaridad" reprivatizó la banca y autorizó el ingreso de nuevos corporativos a la feliz familia financiera del país, el sector productivo nacional usuario tradicional del crédito se las ha tenido que ingeniar para obtener financiamiento y atender así sus planes de expansión o, de plano, para sobrellevar las no muy gratas condiciones económicas, un crédito que desde luego va mucho más allá del dinero plástico y las "facilidades" para la adquisición de un vehículo nuevo ofrecidas por el generoso sistema bancario.

ESTIMACIONES OFICIALES revelan que en los pasados ocho años de "astringencia" crediticia bancaria, más de 50 por ciento de las empresas privadas que operan en el país han sobrevivido gracias al financiamiento que sus propios provedores les han otorgado. Paralelamente, los grandes consorcios, los clasificados como triple A (aquellos con ventas superiores a los 500 millones de dólares anuales) tienen asegurados sus canales crediticios con instituciones extranjeras, amén de que el costo del dinero es sustancialmente inferior en comparación con los bancos que operan en México.

LA BANCA, PUES, instalada en el rentismo, dedicada a hacer jugosos negocios con dineros ajenos y cada vez más lejos de cumplir con esa necesaria función intermediadora, que promueva el crecimiento de la economía y todo lo que ello implica. Hasta el momento -por lo menos no está en el registro-, el nuevo representante del gremio no ha prometido un "crecimiento espectacular" del crédito bancario a los sectores productivos, pero todo indica que aunque así lo hiciera sólo pasaría a engrosar la lista de personajes que de lengua se comen un plato.

EN SUS 74 AÑOS DE existencia -valga como ejercicio de memoria-, la Asociación de Banqueros de México ha elegido a 68 presidentes, algunos de ellos se religieron para un segundo periodo, otros repitieron en el cargo con algunos años de diferencia. El primero de los representantes gremiales fue (1928-1932) Alberto Mascareñas y el actual Othón Ruiz Montemayor.

EN SEPTIEMBRE DE 1982, producto de la expropiación por él anunciada el primer día de ese mes, José López Portillo cambió el nombre de la Asociación de Banqueros de México, por el de Organismo de Coordinación de la Banca Mexicana, y nombró Manuel Sánchez Lugo como presidente, quien mantuvo el puesto hasta julio de 1984. Durante su gestión cambió el nombre por el de la Asociación Mexicana de Bancos. En julio de 1994, en plena euforia por contar con una banca "privada y moderna", los nuevos barones del dinero decidieron retomar la denominación original, es decir, Asociación de Banqueros de México.

COMO SE MENCIONA líneas arriba, el primer presidente de la banca reprivatizada fue Ricardo Guajardo Touché, de Bancomer, y le sucedieron en el puesto Roberto Hernández Ramírez (Banamex), José Madariaga Lomelín (Mercantil Probursa), Antonio del Valle Ruiz (ex de Bital), Carlos Gómez y Gómez (ahora de Santander) y el inefable Héctor Rangel Domene, también de Bancomer, todos ellos hoy al servicio de la banca extranjera.

CUANDO LA BANCA estaba en manos del Estado, por la presidencia del organismo pasó de todo: José Juan de Olloqui (Serfin), Gustavo Petricioli (Nafinsa), Ernesto Fernández Hurtado (Bancomer), Fernando Solana (Banamex), Francisco Vizcaya (Atlántico), Jaime Corredor Esnaola (Banco Internacional), Humberto Soto (Bancomext) y Oscar Espinosa Villarreal (Nafinsa), quien entregó el puesto a la nueva oligarquía financiera.

Las rebanadas del pastel:

EN 1976, CUANDO LUIS Echeverría devaluó el peso tras 24 años de paridad fija -12.50-, el entonces naciente Consejo Coordinador Empresarial también aseguró que la "volatilidad cambiaria es temporal"... El temporal ha durado 27 años y el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha devaluado alrededor de 80 mil por ciento... Felicidades por el tino.

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