Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de enero de 2003
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Mundo

Los estadunidenses, mucho más preocupados por sus finanzas que por Hussein: encuestas

Bush, obligado a dedicar gran parte de su informe al tema de la economía

Unos cuantos ricos saldrán mayormente beneficiados con la reducción de impuestos

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 28 de enero. George W. Bush debió dedicar gran parte de su informe a la nación no al tema preferido: la guerra contra Irak y el "terrorismo", sino al precario estado de la economía estadunidense.

Seguramente los fantasmas de la presidencia de su padre deambulan por la Casa Blanca, un mandatario que triunfó en el golfo Pérsico pero que fue derrotado en su relección por no atender la situación económica interna del país.

La famosa frase del estratega del hombre que lo derrotó estaba en el aire hoy en esta capital: "es la economía, estúpido".

El problema para Bush y su equipo de asesores es que las encuestas registran una creciente preocupación por la economía estadunidense. Cuatro diferentes sondeos realizados durante las pasadas dos semanas revelaron que los estadunidenses están mucho más preocupados por la economía que por Saddam Hussein, a veces por márgenes de dos a uno.

"La mayoría de los votantes ya no cree que sus reducciones (de impuestos) son efectivas para crear empleos, y muchos también creen que sus políticas favorecen a los ricos y a las grandes empresas, más que a gente como ellos", resumió acerca de los resultados el economista Paul Krugman en su columna en el New York Times.

Aunque en público los funcionarios de la Casa Blanca insisten en que no les preocupan estas encuestas, altos funcionarios comentan -bajo condición de anonimato- que están bastante preocupados por una percepción pública de que el presidente no está centrado en la situación de su propio pueblo.

Fue por esto que Bush dedicó tanto espacio esta noche en su informe a su propuesta para un estímulo económico nacional basado en reducciones masivas de impuestos, un nuevo plan de salud para los ancianos y gasto para proyectos de energía, así como la perforación para extraer petróleo en Alaska, todo lo cual resultará, afirmó, en estimular una economía al borde de la recesión.

El informe presidencial anual es transmitido en vivo a todo el país por todas las cadenas nacionales y probablemente es el único momento durante el año en que el presidente puede captar la atención de decenas de millones de personas durante casi una hora, y sus asesores no estaban por dejar pasar esta oportunidad para cambiar la percepción pública.

Pero esto podría no ser tan fácil. Casi dos millones de personas han perdido su empleo en los pasados dos años y el valor de la mayoría de los fondos de jubilación se ha reducido 25 por ciento por el desplome en Wall Street. Una encuesta de CNN difundida la semana pasada demostró que la aprobación popular del desempeño del presidente se había desplomado también a sus índices más bajos desde el 11 de septiembre. Otra del Pew Center encontró que casi dos tercios de la población cree que Bush debería hacer mucho más para resucitar la economía, y duda de que su propuesta de reducción de impuestos les ayudará económicamente en un futuro inmediato.

Estas encuestas también indican crecientes dudas sobre la efectividad de la reducción impositiva por un valor de 674 mil millones de dólares que es la propuesta central de su plan de estímulo económico. Asesores de la Casa Blanca insisten en que esta reducción tributaria beneficiará a decenas de millones de "estadunidenses ordinarios", y para subrayar este punto el presidente invitó a algunas de estas familias "ordinarias" a presenciar su discurso desde el Capitolio.

A pesar de que mucha gente podría recibir un pequeño beneficio financiero a raíz de una reducción en sus impuestos por ingreso personal, casi 50 por ciento de los beneficios -o más de 337 mil millones- se destinará a un número muy reducido de ricos con ingresos mayores a 200 mil dólares al año.

La Casa Blanca sostiene que estos ricos gastarán o invertirán más y con ello estimularán la economía. Pero una encuesta del New York Times reveló que más de la mitad de los interrogados cree que los recortes de impuestos no son buena idea, comparado con un tercio que opinaban lo contrario.

También es significativo que 49 por ciento de los identificados como republicanos planteó a los encuestadores del New York Times que reducir el déficit del presupuesto federal era más importante que reducir impuestos. El problema para Bush es que sus reducciones en impuestos recompensan precisamente a la gente que más se benefició con el auge especulativo de Wall Street en los 90, el mismo fenómeno que dejó a la mayoría de los estadunidenses sin un notable mejoramiento de su situación económica.

"Tendrá que trabajar mucho más para consolidar la opinión pública", consideró el encuestador Peter Hart entrevistado por CNN. "El público estadunidense quiere una cosa: regrésanos a trabajar y haz que avance la economía". Aunque este país no es conocido por su agudo sentido histórico, en la Casa Blanca todos recuerdan lo que le ocurrió a George H.W. Bush, padre del actual presidente, quien perdió la relección por la percepción pública de que no le importaba la economía nacional. Su hijo no desea pagar otra vez por el pecado de su padre.

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