Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 29 de enero de 2003
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Espectáculos

Estará en la versión del festival en el Zócalo capitalino, a celebrarse el 30 de marzo

El Loveparade, expresión pacifista por medio de música: Dr. Motte

"Nuestra consigna es Amor y unidad", señala para La Jornada el inventor del encuentro

Convencido de la futura presencia del movimiento tecno, explica que está en su globalización

EVA USI ESPECIAL

Berlin, 28 de enero. Como un ritual redundante y adictivo, cada verano las calles de Berlín se convierten en escenario de la concentración de la música tecno más grande del mundo: el Loveparade. Cientos de miles de danzantes contonean sus cuerpos semidesnudos en eco sordo y monótono de tambores y altos decibeles. Gigantescos carromatos, convertidos en plataformas de baile con poderosas bocinas a bordo, ruedan por la capital alemana, mientras la generación raver defiende su derecho a lucir, con desparpajo, ombligo, senos y torsos desnudos, y a bailar en éxtasis hasta donde el cuerpo aguante, con o sin drogas.

El inventor de este multitudinario desenfreno, que desde hace 14 años atrae a millones de jóvenes del mundo entero, es Matthias Roenigh, mejor conocido como Dr. Motte (Dr. Polilla), quien charló en sus oficinas en Berlín con La Jornada, y aseguró que estará en la segunda versión de este festival en México, en el Zócalo, prevista para el 30 de marzo.

A sus 42 años, el enigmático gurú del tecno y genial empresario, es una de las figuras que la Secretaría de Turismo quiere ganar para su programa Amantes de México. Además de tener buena mano para hacer música, su atributo más sobresaliente es poseer una inteligencia intuitiva para la mercadotecnia: el Loveparade, que se ha transformado en un fenómeno masivo y global, y que hoy en día es un lucrativo negocio que ha convertido a los pinchadiscos en estrellas de una poderosa industria y figuras imprescindibles de todo club y antro. Los diyéis ahora son los nuevos compositores de la era electrónica, quienes sin tener que tocar ningún instrumento, crean nuevas bandas sonoras por medio de un brillante manejo de la computadora, que sintetiza y mezcla sonidos.

El Dr. Motte reivindica el postulado del pionero alemán del arte objeto, Joseph Beuys, aldr_mote_3 afirmar que "cualquiera puede ser un artista, cada persona tiene un particular gusto en la música y un potencial propio, cada uno puede hacer una recopilación personal. En principio todo mundo puede ser un discjockey; es el público, los fans, quienes deciden y distinguen entre el bueno y el malo", advierte.

Como profundo conocedor del movimiento y del mercado, el diyéi anticipa el futuro del tecno con la evolución tecnológica, algo que, dice, de hecho ya está sucediendo: "Un joven desconocido, desde un lugar tan remoto como Islandia, compone música con ayuda de un par de máquinas que compró por medio de Internet. Ni siquiera tiene un estudio, trabaja en su dormitorio, hace un track, lo envía mediante Internet a diversas productoras, en Estados Unidos, en Europa o Australia, da lo mismo. Una de ellas decide editarlo, la pieza gusta, se graba un cidí, tiene éxito en la radio, se vende mucho, se hace un video y así un track compuesto por un 'don nadie' se convierte en un hit mundial".

El derecho a la felicidad

La cultura tecno se opone al destructivismo y masoquismo de otras expresiones musicales de los años 70, como la música punk. Es un movimiento abierto y positivo hacia la vida y la sociedad y manifiesta la emoción que genera la música por la música misma. Sin embargo, no tiene ninguna postura política como la tuvo la música de protesta y el rock, que surgió tras la rebelión del 68 y el movimiento pacifista; incluso hay quienes la llaman hedonista y frívola. "Ni mucho menos". El Dr.Motte afirma el derecho al egoísmo, o sea, el derecho a perseguir la felicidad: "Si no reflexionas sobre ti mismo, si no tratas de desarrollarte, de observarte a ti mismo, nadie lo hará por ti, uno tiene que definir qué necesita para ser feliz y desarrollarlo. Nosotros queremos ser felices con los demás, y si logramos algo de eso con nuestra música durante el Loveparade, habremos avanzado un poco en la dirección correcta.

"Con ideales menos o más ambiciosos que la generación del rocanrol y el movimiento hippie, el tecno no deja de hacerse algunos préstamos de sus predecesores. La guitarra eléctrica que fue inventada en los años 50 y fue la piedra angular en el nacimiento y evolución del rock, sigue siendo indispensable para crear emociones. Y algunas viejas consignas, como 'Make love not war', tampoco han perdido su encanto, ahora sobreviven modificadas. Nuestra consigna, es 'Amor y unidad' y con ello queremos exhortar a la convivencia universal, a mantenernos juntos como una familia."

Como todo buen empresario del entretenimiento, el fundador del Loveparade elogia las delicias de los placeres colectivos, un modelo transferible a otras tierras y culturas, con consignas como "One nation, one family" en sus desfiles. Y los atractivos de toda fiesta colectiva es que no hay sanciones contra el exceso individual: hasta los más tímidos se sienten protegidos por la multitud, por el poder que otorga la masa.

Detractores de la fiesta tecno

El desfile del amor que se financia mayoritariamente por medio de patrocinadores, se ha convertido en una invaluable fuente de recursos para Berlín. Se estima que el Loveparade deja a la ciudad unos 50 millones de euros anuales. A pesar de ello, la obra del Dr. Motte tiene numerosos detractores. Del alto número de decibeles se quejan los vecinos del parque central berlinés, el Tiergarten, donde se dan cita los ravers cada año. También protestan los ecologistas contra la estampida general de la multitud, por los hectolitros de orín de los participantes que destruyen plantas y árboles y por las toneladas de basura que deja tras de sí la discoteca callejera en el principal pulmón de la ciudad.

Desde hace unos años surgió el llamado Fuckparade, un desfile antagónico al Loveparade, integrado por amantes de un tecno más pesado que protestan por el carácter comercial del megaevento. "Muchos en Berlín no han comprendido lo que tienen con el Loveparade y hacen todo lo posible para que deje de existir", se lamenta el Dr. Motte. "Les es incómodo porque el festival no está en su ámbito de poder, no está bajo su control e intentan dañarlo".

El último Loveparade sufrió un descenso en el número de participantes, que muchos adjudican a la situación económica, pero también a los rumores sobre un supuesto atentado terrorista. Además, el gobierno de la ciudad ahora pasa la factura de limpieza a los organizadores, argumentando que se trata de un evento comercial y no una manifestación política, como afirman ser. Las autoridades conceden el permiso todavía según el principio de los viejos romanos: "Pan y circo", para contentar al pueblo, para que no llegue a peores excesos, más vale abrir válvulas antes de que el descontento popular estalle.

Un fenómeno global

La cultura tecno comenzó como un movimiento marginal con reuniones en sótanos y naves industriales. En el verano de 1989 el Dr. Motte exhortó a sacar el movimiento a la calle, se acercaba su cumpleaños y decidió celebrarlo con un desfile callejero al que bautizó como Loveparade.

Era una tarde lluviosa aquel primero de julio, 150 ravers encabezados por el Dr. Motte y el también célebre diyéi Wesbam, bailaron a lo largo de la calle Kurfurstendamm, la elegante y principal avenida del entonces todavía Berlín Occidental.

Las chicas tampoco faltaron al encuentro, como todavía recuerda Lisa, entonces estudiante de diseño de modas: "Fiona, Danielle y yo compartíamos un departamento, y Danielle era novia de Motte, fue así como nos enteramos del desfile. Buscaban a gente que quisiera participar. Fui por solidaridad y Fiona nos hizo unos sombreros. Toda la avenida fue cerrada por nosotros, había muchos más transéuntes que los que bailábamos en el desfile y nos miraban atónitos al vernos pasar con uno o dos carros decorados y unas bocinas a todo volumen. Fue divertido, pero francamente yo me sentía fuera de lugar, se me hizo una acción disparatada y exagerada y nunca me hubiera imaginado que después se convertiría en un acto masivo", afirma.

Cuatro meses después cayó el Muro de Berlín, lo que resultó clave en la evolución del movimiento. Un sinnúmero de locales, viejas fábricas, búnkers de guerra y sótanos en desuso fueron reutilizados por jóvenes alemanes del Este y Oeste de la ciudad. En aquellos espacios los ravers compartieron esa experiencia vital, un sentimiento que acercó a la juventud de una ciudad que continúa en proceso de reunificación. "La divisón nacional la hemos superado en las pistas de baile -afirma el Dr. Motte- ya antes de la reunificación bailábamos juntos en fiestas tecno en ambas partes de la
ciudad. Ellos -los del Este- nos decían 'necesitamos esta música para vivir'."

El Loveparade fue inicialmente un fenómeno alemán, por haber crecido en Berlín y Francfurt. "Es una cultura joven que retoma algo de lo que sucedía en Alemania en los años 20 y 30 -dice Motte-, una alta manifestación cultural que desafortunadamente fue destruida por los nazis. Pero desde 1989 el movimiento ha encontrado muchos seguidores en otros lugares. La cultura de los clubes, de los diyéis, que se ha desarrollado alrededor del movimiento tecno y house, del cual forma parte el desfile musical, ha sido retomada por las nuevas generaciones en todo el mundo, por eso creo que es un movimiento global, porque ha sido comprendido por los jóvenes de todo el mundo."

Programa Amantes de México

El Dr. Motte es una de las figuras prominentes que la Secretaría de Turismo de México quiere ganar para su programa Amantes de México, para el cual el Dr. Motte afirma que aceptaría la invitación con mucho gusto: "Es un país con el que siento una gran afinidad, me interesa su historia, sus antiguas culturas y su acontecer actual. Me pareció que la gente tiene una gran capacidad para compenetrarse con los demás, para compartir, de una gran profundidad y fuerza emotiva". El diyéi berlinés ha estado dos veces en la ciudad de México, primero en el Technogeist, festival organizado por el Instituto Goethe, y el año pasado en el primer Loveparade mexicano. Le gustaconcierto-tecnogeist_2 moverse a pie por la gran urbe y afirma que en ningún momento se sintió inseguro.

-ƑQue te pareció el Loveparade mexicano?, se le pregunta.

-Me sorprendió mucho la resonancia, que haya habido tanta gente joven en la fiesta. Podría haber tenido un mejor sonido, más volumen, tal vez eso mejore el próximo año, pero en general me impresionó que en el Zócalo se concentraron unas 150 mil personas, que bailaron hasta la madrugada y sin costo alguno. Es un encuentro que promueve la convivencia de las distintas capas sociales. El Loveparade es un puente que supera las brechas sociales; éste es un aspecto muy importante que percibí en la ciudad de México.

-En el Loveparade pasado llevabas una máscara de Superbarrio, ƑQuerías pasar desapercibido?

-Me compré la máscara por casualidad y después alguien me dijo que se trataba de Superbarrio y me explicó quién era; me pareció un personaje muy carismático. Todavía la tengo, pero no me la he vuelto a poner, tal vez la use de nuevo para filmar un video el próximo año.

-El movimiento tecno se ha internacionalizado, hay desfiles en Israel, en Austria, Suiza y Sudáfrica, Ƒhay diferencias?

-Hay diferencias locales en cómo la gente se prepara y cómo se viste para la fiesta, la elección de los carros, el papel que desempeñan los clubes, también el contexto de la ciudad marca fuertemente el desfile. Me parece muy importante que cada ciudad tenga su propio desfile y que de ahí surja su propia imagen e identidad.

-ƑCómo será el Loveparade dentro de 10, 20 o 50 años, seguirá existiendo?

-Estoy convencido. Estamos apenas en la globalización del movimiento. No somos nosotros los organizadores de otras plazas. Sostenemos que es el movimiento local el que debe ocuparse de ello, debe estar activo y dependiendo de ello y de la actividad de los clubes, será el reflejo del Loveparade en cada ciudad.

-ƑQué esperas del primer Loveparade en Río de Janeiro el próximo mes de febrero, una ciudad con una fuerte cultura de carnaval?

-En Alemania también tenemos una fuerte cultura carnavalesca, por eso no me es ajena, pero además me interesa la música brasileña desde hace mucho, ha tenido una gran influencia en el jazz, al que soy aficionado y estoy ansioso por conocer a su gente y celebrar con ella.

-ƑQué diferencias se perciben entre un diyéi mexicano y uno alemán?

-El que un diyéi pueda tocar en el Loveparade es algo muy especial. Los diyéis mexicanos -Klang, Chrysler y Ramiro Puente-, que tocaron en el loveparade de Berlín, estaban muy bien preparados. Por supuesto que querían mostrar "somos mexicanos, escuchen nuestra música". Un millón de personas estaban en el Loveparade y, por supuesto, registraron este detalle, eso es muy importante para los diyéis y me parece muy interesante observar la influencia latina o la teutona; me alegro de que existan diferencias y me gusta escucharlas.

Comunicación de corazón a corazón

-En tu página Internet (www.drmotte.de) hay muchos contenidos pacifistas, se habla de una resistencia activa contra una guerra en Irak. En caso de producirse una guerra, Ƒadoptaría el Loveparade una posición política más definida?

-Esa posición fue adoptada desde que surgió el Loveparade. Entiendo el desfile como una manifestación pacifista, porque en él participan personas de todo el mundo y se comunican no con palabras, sino con música, de corazón a corazón, pero no tenemos consignas políticas. Por otro lado, no hay pruebas para emprender una guerra contra Irak. Primero hay que aclarar si las hay, no podemos seguir ciegamente a los estadunidenses, en eso nosotros los alemanes tenemos una experiencia en el pasado. No podemos apoyar a la política de Bush, de medias verdades. Hay que apoyar a los medios alternativos y a los movimientos pacifistas en Estados Unidos y dejar de ver CNN.

-Entonces hay razones para fortalecer el movimiento pacifista, Ƒadoptaría el Loveparade este tipo de demandas?

-No quiero imponer reglas o lineamientos, quiero crear un espacio en el que todos se sientan en libertad. El único fundamento que tenemos es el respeto. Mira todo lo que sucede en el mundo, está lleno de miedos y de leyes, queremos ofrecer una alternativa: la música, que se guía por la ley cósmica y por el respeto mutuo, el respeto a los demás. Y si lo miras bien, vivimos en una sociedad política, todo es político, así que el Loveparade también es político.

-ƑPor qué el apelativo de Dr. Motte?

-El título de doctor me lo pusieron en 1991, cuando mezclaba discos a deshoras, yo estaba siempre lúcido y sobrio, pero según el público del club, ponía yo música enfermiza, así que me empezaron a llamar doctor por tocar música delirante a pesar de estar sobrio. Motte es el diminutivo de Matthias, mi nombre de pila.

El fundador del Loveparade berlinés concluyó la entrevista con su agradecimiento al Instituto Goethe, a las autoridades de la ciudad de México, al Festival del Centro Histórico y a los organizadores del Loveparade.

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