Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 8 de febrero de 2003
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Política
La pugna entre ambos, histórica, afirma Edgar González

Sospechosa, la alianza de la UNPF con el SNTE: experto

La enseñanza pública, laica y gratuita es lo que da sentido al sindicato magisterial, y contra eso lucha la ultraderecha, dice

La educación pública está nuevamente a debate. Tras la presentación de la Guía de padres, que elaboró un equipo interdisciplinario hasta ahora desconocido, promovido por grupos como la Fundación Vamos México, el SNTE y la Unión Nacional de Padres de Familia, La Jornada presenta a partir de hoy una serie de trabajos periodísticos con especialistas, académicos, ex funcionarios e intelectuales preocupados por el futuro del laicismo en las escuelas públicas del país y por los contenidos expresos de estos materiales educativos.

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Como ningún otro gobierno, el del presidente Vicente Fox ha dado un papel protagónico en el sector educativo a la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), uno de los grupos más antiguos y radicales de la extrema derecha, afirma Edgar González Ruiz.

Estudioso de los grupos de derecha y autor de libros como La última cruzada y Conservadurismo y sexualidad, considera que el aspecto más contradictorio y sospechoso de este protagonismo es que la UNPF ha hecho alianza con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y con la dividida Asociación Nacional de Padres de Familia, con los que ha tenido una pugna histórica.

"Con este pacto, el SNTE está claudicando a sus principios, porque ahora resulta que apoya a quien por décadas se ha opuesto a la educación pública, laica y gratuita, que es lo que de alguna manera le da sentido al sindicato magisterial", señala.

La muestra del avance de la UNPF en este gobierno, dice en entrevista, es su inclusión en el consejo directivo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), su incorporación en el Compromiso Social por la Calidad de la Educación y su reciente participación en el encuentro nacional de padres de familia y maestros, organizado por el SNTE.

González Ruiz hace un recorrido histórico y ubica a la UNPF como un grupo ultraconservador estrechamente vinculado a la jerarquía católica, lo que puede verse en sus publicaciones internas, y que ha encabezado enardecidas protestas contra la enseñanza laica y la educación sexual:

"Tres días después de la entrada en vigor de la Constitución de 1917 nació la UNPF, con el propósito de oponerse desde el punto de vista del conservadurismo católico al artículo tercero constitucional. Concretamente, su preocupación en aquel tiempo era oponerse a la educación laica, y la propuesta que hacía era volver a la idea de que la enseñanza fuera libre, como lo establecía la Carta Magna de 1857.

"Sin embargo, hay que tener presente que más que un movimiento popular de padres de familia de gran base social, siempre fue un pequeño grupo de presión que obedecía a los intereses de la jerarquía católica. Como tal se contó entre los grupos que apoyaron, al menos moralmente, la causa de los cristeros, y precisamente al inicio de ese conflicto, en 1926, el secretariado social de dicha jerarquía encomendó a los Caballeros de Colón el cuidado y desarrollo de la UNPF".

En los años 30, explica, la Unión Nacional de Padres de Familia se opuso radicalmente al proyecto de educación sexual de Narciso Bassols, quien terminó renunciando como secretario de Educación Pública ante las presiones de los grupos de derecha que habían impulsado una "huelga escolar" contra la enseñanza socialista.

En las circulares -que reproduce González Ruiz en uno de sus libros- la UNPF convocaba a las madres de familia a enviar cartas de protesta al presidente de la República y a la prensa, así como a "boicotear socialmente al profesor que se atreviese a dar educación sexual, aislándolo y señalándolo como uno de los mayores peligros para la familia". En sus pronunciamientos, la UNPF también calificaba esta enseñanza como "innecesaria y peligrosa", asegurando que la humanidad había vivido más de 10 mil años sin necesidad de informar a los niños acerca del comportamiento sexual.

En esa época se iniciaron los enfrentamientos más violentos de los seguidores de la UNPF con maestros rurales, en lo que algunos llaman la segunda guerra cristera. Reseña que había militantes de la unión que instigaban a los campesinos para que violaran y desorejaran maestras rurales.

Para entonces, la UNPF había adquirido su actual membrete, puesto que Plutarco Elías Calles auspició la formación de una asociación de padres de familia vinculada al sector oficial y a la que la unión siempre vio como un "enemigo a muerte", al igual que al sindicato de maestros y a la SEP. González refiere que "los veían a todos ellos como productos de un Estado al que llamaban jacobino, anticlerical y producto de ideas liberales y revolucionarias".

En los 60 este grupo simpatizó con la represión gubernamental de los movimientos estudiantiles y tuvo estrecha relación con el presidente Gustavo Díaz Ordaz. "La retórica de la UNPF giraba en torno a disciplinar a los hijos para que no se dejaran llevar por ideologías ajenas (comunistas o socialistas) a nuestro país o que los desorientaban", detalla.

Después, en la década de los 70, la unión volvió a lanzarse frontalmente contra las autoridades educativas, directamente contra el entonces presidente Luis Echeverría; estaba indignada de que se dijera en los libros de texto que la masturbación era algo normal.

En los 80, la UNPF apareció firmando peticiones para que se prohibieran espectáculos como el de Madonna o diversos programas de televisión y -afirma- estuvo muy activa en la lucha contra la libertad de expresión. El actual presidente del organismo, Guillermo Bustamante Manilla, fue de los más combativos para que se suspendiera la exposición pictórica de Rolando de la Rosa que mostraba una Virgen María con el rostro de Madonna. Finalmente, el gobierno cedió a las presiones y destituyó a Jorge Alberto Manrique, entonces director del Museo de Arte Moderno, y canceló la obra de De la Rosa.

Para los 90, añade Edgar González Ruiz, la lucha de la UNPF se centró en oponerse sistemáticamente a las campañas de uso del condón, de planificación familiar, de anticoncepción de emergencia, de los derechos de las minorías sexuales y los proyectos de equidad de género. En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari tuvo acercamientos con el poder en la medida que la Iglesia católica jugó un papel preponderante y se modificaron los artículos tercero y 130 constitucionales, que permitieron la impartición de clases de religión en las escuelas privadas.

En la administración de Fox, Bustamante Manilla empieza a ocupar puestos relevantes, a pesar de que sus posiciones contra la educación sexual y la exhibición de películas como El crimen del padre Amaro son impopulares. "No es una posición que la UNPF se haya ganado, no es la sociedad la que exige que pertenezca a esos consejos educativos, sino una decisión política", afirma González.

El último episodio de esa historia es la alianza con el SNTE, la Fundación Vamos México y otras asociaciones de padres de familia, que el investigador califica de absurda, porque la UNPF siempre ha estado en contra de las ideas que han inspirado al sistema educativo a partir de la Revolución Mexicana y, por otro lado, el sindicato de maestros ha defendido la retórica nacionalista y liberal.

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