Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 20 de febrero de 2003
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Política

Miguel León-Portilla

Carta abierta a José María Aznar

ƑViaja usted, señor Aznar, para recibir instrucciones del señor Bush en su rancho de Texas? ƑHace escala aquí en México para tratar de influir en el ánimo del presidente Vicente Fox? Recuerde usted, señor Aznar, que millones de españoles, mexicanos y ciudadanos de otros muchos países consideramos como algo infame y demencial la inminente guerra contra Irak. Admitiendo que Saddam Hussein es un dictador, no consta que disponga de armas de destrucción masiva. Lo que sí es cierto es que la posible guerra significaría la muerte de cientos de miles o millones de inocentes.

En contraste, la actitud asumida por usted me parece radicalmente opuesta a la trayectoria adoptada por el pueblo español. Este, en forma pacífica, ha transitado de una dictadura a la democracia.

Mucho de lo que ha ocurrido y ocurre en España nos interesa profundamente a los mexicanos. Cuando se rompió en ella la legitimidad del régimen republicano, el presidente Lázaro Cárdenas no dudó en ponerse de su lado. México, que jamás reconoció a la dictadura franquista, recibió con los brazos abiertos a muchos miles de exiliados españoles. Su presencia y actuación entre nosotros han enriquecido nuestra vida en múltiples aspectos. Los exiliados, al igual que otros muchos españoles a lo largo de los años, se han entretejido con nosotros.

España, México e Iberoamérica entera tenemos mucho en común. Basta con decir que participamos en una misma visión del mundo y hablamos una misma lengua. Y, si la lengua es la patria, como bien lo ha expresado Günter Grass, no hace falta añadir más elementos para valorar muestra afinidad. Por esto nos indigna, señor Aznar, su postura en el caso de Irak.

En España se han formulado los principios del derecho internacional, al igual que de los derechos humanos, con Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Francisco Suárez, Bartolomé de las Casas, Alonso de la Veracruz y otros. ƑCómo es posible que allí mismo su actual presidente de gobierno haga suyas las locuras de un individuo elegido sin claridad a la primera magistratura del país más poderoso de la Tierra? ƑAcaso se suma usted al señor Bush precisamente por esto? ƑQué espera al participar en una agresión que puede tener consecuencias muy graves?

ƑAcepta usted el peligrosísimo argumento de "una guerra preventiva"? Si poseer armas de destrucción masiva es la razón que se esgrime, entonces por qué no proceder, como lo ha solicitado la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, exigiendo que sean investigados todos los países sospechosos de tenerlas? En tanto que no consta que las tenga Saddam Hussein, al que apoyó Estados Unidos en su guerra contra Irán, Ƒcabe dudar de que éste las posee? ƑSe ha olvidado de que ese país ha sido el único en la historia que, de hecho, las ha usado, y por cierto dos veces, en Hiroshima y Nagasaki? ƑIgnora que ese mismo país hizo atrocidades en Vietnam? Y, para tocar la llaga propia, le pido que recuerde las agresiones de Estados Unidos en contra de España en la guerra del 98, en contra de México en 1847 y en contra de muchos países iberoamericanos como Cuba, Santo Domingo, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Panamá, e interviniendo en otros, como en los derrocamientos de Madero en México, Arbenz en Guatemala y Allende en Chile. ƑNo tiene noticia, señor Aznar, de que Estados Unidos está decidido a lanzarse a la guerra y para ello tiene rodeado ya a Irak con más de 200 mil hombres, con aviones y barcos? Y, Ƒno sospecha que, detrás de todo esto, se halla la avidez por el petróleo?

Señor Aznar, no podemos entender por qué, contra la voluntad manifiesta del pueblo español, se está usted coludiendo con Estados Unidos. Por favor, señor Aznar, no venga usted a México a inducirnos a quebrantar una tradición que ha honrado nuestra vida diplomática. Recuerde que aquí proclamó Benito Juárez el principio de que el respeto al derecho ajeno es la paz.

Terminaré reiterando que la gran mayoría de los mexicanos compartimos la decisión del pueblo español y, una vez más, repetimos, cuando todavía es tiempo, No a la guerra.

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