Patricia Peñaloza

Foo Fighters, Indie, Ska, Jaramar

SI ALGO HAY que reconocerle a Dave Grohl, líder de los Foo Fighters y ex baterista de Nirvana, es su capacidad para haber ido más allá del mito y la muerte de Kurt Cobain y lograr hacer lo que quería. Con gran determinación y la herencia de una gloria que para otros sería aplastante, Dave se amarró la tripa y fue fiel a sí mismo. El resultado de su perseverancia es una banda que, al llegar a su cuarto disco, One by one, consta de una personalidad más que definida, con una calidad que en nada demerita su alto carisma. Y aunque no es su mejor álbum, sí es el que hasta ahora los ha colocado más alto.

ONE BY ONE salió a fines de 2002, después de que sus cambiantes integrantes estuvieron a punto de mandar a Grohl a la goma, dadas sus múltiples chambas; entre ellas, su incursión como baterista en Queens of Stone Age. Chris Shifflet en guitarra, Nate Mendel en el bajo y Taylor Hawkins en batería ofrecen, junto con las voces y guitarras de Grohl, su disco mejor logrado en producción y definición. Rock, rock, rock es lo que derrama este plato: si algo no puede abandonar Grohl es su explosividad; su alma aún suena fresca, joven, sencilla, sin pretensiones mamertas. Un rock no instalado en corriente exacta. Rock-pop duro que no llega al metal ni al grunge, pero que denota raíces en Black Sabbath y AC/DC en el ala pesada, y en cierto progre róquer como el de Cheap Trick y el rock llano de The Cars. No es de estruendo malora, gracias a la pulida producción en guitarras y voces de Adam Kasper. Grohl se exalta pero no desvaría. Prevalece además otro sello de los Foo: la habilidad melódica del ex nirvano, sin llegar a lo edulcorado. Los sentimientos de Grohl se hallan a flor de piel; sus letras y el corazoncito de la portada señalan lo que el amor pesa en su vida.

CON SECUELAS DEL pop melodioso de There's nothing left to lose (1999), mas sin lo rugoso de sus dos brillantes primeras placas (Foo Fighters, 1995, y The colour and the shape, 1997), el nuevo disco no decepcionará a los fans dada su carga energética, de calidad interpretativa superior, aunque sin el enganche de rolas como Learn to fly, Everlong o Monkey Wrench. Aun así, buenos temas son los sencillos All my life (postulada a Canción del año en los Grammys 2003) y Times like these; la excitante Lonely as you, de inevitable guiño grunge, y la de cambio de ánimo tranquilo a exaltado/angustiado, la nirvanesca Disenchanted Lullaby. Mucho poder, mucho rock. Son los Foo, y posiblemente a fines de marzo toquen en suelo mexicano.

Itzone, Parra,Indie, Ska

Jaramar, Mujeres, Tabbush, Bringas