Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 8 de marzo de 2003
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Cultura
Celebraron vida y obra del Nobel, en Coyoacán

Gabo, ''ejemplar aventurero del inconsciente colectivo''

CARLOS PAUL

Inteligencia, sensibilidad y calidad humana es lo que distingue a Gabriel García Márquez, coincidieron en señalar varios escritores latinoamericanos en la mesa de homenaje al autor colombiano, que se realizó el pasado jueves en Coyoacán, en la que celebraron la aparición, hace 37 años, de su novela Cien años de soledad, las dos décadas de haber recibido el Nobel de Literatura, la edición en 2002 del primer tomo de sus memorias, Vivir para contarla, y su cumpleaños 75.

Entre recuerdos familiares y anécdotas desconocidas de su vida, acompañados en la mesa por un retrato de cuerpo entero y de tamaño natural de García Márquez, el embajador de Cuba, Jorge Bolaños, los escritores Eliseo Alberto (Cuba), Rafael Humberto Moreno Durán (Colombia), Ignacio Solares, Hernán Lara Zavala, Pedro Angel Palou, y Gerardo Estrada, director de Asuntos Culturales de la cancillería, como moderador, expresaron su admiración y amistad por Gabo.

García Márquez tiene muchos atributos, ''su enorme lealtad y discreción, su espontaneidad y amistad, su memoria e imaginación, su ternura y optimismo, su capacidad para poner en la balanza su necesaria influencia en favor de la paz y su carácter ético que precede todos sus actos, sean sencillos o trascendentales".

Es un hombre constituido por ''tres mitades", por extraño que parezca, explicó el embajador Bolaños, ''mitad escritor, mitad bondad, mitad Mercedes, su esposa; y posee un sano orgullo ajeno al nacionalismo estrecho y una fe inquebrantable en la unidad de América Latina".

Eliseo Alberto, por su parte, recordó diversas reuniones familiares con el escritor, como cuando leyó el discurso que había escrito para la ceremonia de recepción del Nobel; y recreó una anécdota en la que Gabo sirvió de Cupido, cuando ante el llamado de auxilio de una mujer en Cartagena de Indias, tuvo que interceder para que el novio enfurecido y desconcertado se convenciera de que ella lo amaba: ''Gabriel sonrió y clavó el estilete de su mirada en las enrojecidas pupilas del joven y dijo: 'Muere de amor por ti, qué duda cabe'", comentó Eliseo, y agregó que tras las palabras mágicas del escritor "los enamorados se enroscaron en un beso hambriento".

Solares profundizó, a partir de las teorías de Jung, en la calidad de García Márquez como poeta, como ''ejemplar aventurero del inconsciente colectivo, que lo ha vuelto imprescindible para conocernos a nosotros mismos y a nuestro prójimo''. Gabo, explicó, ''lleva una vida de mago y de poeta, la de revelador de sueños colectivos, en cierto sentido, del más profundo sueño de nuestra mágica realidad latinoamericana".

Creatividad, humor y libertad extrema

Infancia, imaginación y memoria fueron evocadas por Lara Zavala, quien relató cómo las mentiras del niño Gabriel, entre otras cosas, le hicieron adquirir ''buena reputación de caso perdido". Sin embargo, ''fueron esas condiciones aparentemente adversas las que le otorgaron el hálito sagrado de la creatividad, del humor y la libertad extrema".

Moreno Durán destacó que con Cien años de soledad, ''los latinoamericanos por fin fuimos contemporáneos de todos los hombres", y recordó, entre otras cosas, cómo en Colombia, en la Facultad de Derecho se conocieron, García Márquez y Camilo Torres Restrepo, que a la postre uno sería escritor y el otro guerrillero.

Palou, luego de presentar una bio-bibliografía de García Márquez, afirmó que Cien años... es ''la obra más influyente del castellano, después de El Quijote".

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