José Cueli
El azar es deseo de otro
Pierre Le Roy, el escritor francés, cuenta la aventura vivida por Paul Augier, propietario del famoso restaurante El regreso de Niza. Durante la Segunda Guerra Mundial, en una de las calles de dicha ciudad, una gitana de ojos negros y pelo largo azabache, collares y aretes exóticos y vestido abigarrado rojo con lunares blancos, se prende fuertemente de la mano de Paul cuando camina entre escombros sin darle la opción de soltarse. La gitana lo mira de hito en hito, palmo a palmo y lo cruza con la mirada, al tiempo que se empalidece y le espeta: ''Tienes la muerte sobre ti, la muerte, inmediata, pero por tanto nada te puede pasar".
Paul se suelta aterrado y se aleja a toda velocidad. Cosida en el doblez de su saco tiene la lista de 30 miembros de una red de la resistencia. Jadeando se detiene frente al pie de la escalera monumental del Palacio de Justicia. Sin saber ni qué ni de qué, de golpe un automóvil se detiene en brusco enfrenón y dos hombres brincan, fuertemente armados, apuntándole al corazón. El pánico lo petrifica -si se para, sus camaradas y él mismo morirán torturados-. En segundos reacciona, alcanza por sorpresa a golpear a sus agresores y vuela en locos zig-zag, bajo la ráfaga de balas que no lo llegan a alcanzar.
Años después, conversando con Le Roy, Paul no comprende de qué lugar ignorado de él mismo pudo sacar la suerte, el valor y esa energía. ƑSería no solamente de la desesperanza, sino de las palabras de la gitana -no te puede pasar nada-? Sin ella, sin la gitana de los ojos negros, estaba muerto.
Es por lo que, inscrita en este espacio entre la certeza absoluta -metafóricamente la muerte- y la ausencia total de certeza, el caos; la vida está viva.
Así, en los momentos en que tememos la muerte inmediata sobre nosotros, no queda más que encontrar una gitana de vibraciones vitales que nos diga -no te pasará nada- y hacer nuestro juego; nada está jugando, todo es jugable. Por tanto, todo está sellado. Al fin el azar es deseo de ''otro". Nada más que en la actualidad ese ''otro" parece la representación de la ''mala" madre imaginada y disfrazada de ''eje del bien''.