Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de marzo de 2003
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Política

Guillermo Almeyra

George W(ar) Bush y La Fontaine

La Fontaine escribió una fábula en la cual un lobo se encuentra bebiendo agua del mismo arroyuelo donde lo hacía un corderito y le dice que se lo comerá, pues le enturbia su abrevadero. El corderito responde que no puede ser, pues él está bebiendo aguas abajo y el lobo, sin argumento, replica "pues si no eres tú, fue tu abuelo", y lo devora. George War Bush, como el lobo, argumenta que hará la guerra contra Irak porque ese país amenaza la seguridad de Estados Unidos. Ante la evidencia de que un país pobre, poco poblado y lejanísimo no tiene los medios para amenazar en nada dicha seguridad, agrega que la hará entonces para desarmar a ese "Estado canalla", que plantea una amenaza a la paz mundial. Pero la ONU comprueba que Irak no tiene armas de destrucción masiva ni vectores que puedan transportarlas (los Al Samoud 2 tienen un alcance inferior a la distancia entre Puebla y la ciudad de México, y los están destruyendo, y las viejas armas químicas y bacteriológicas se las vendió Estados Unidos cuando Saddam Hussein era su agente en la guerra contra Irán y están fuera de uso). Entonces George War Bush dice que esas son tergiversaciones y que hará la guerra para eliminar a Saddam Hussein (que antes fue su instrumento en la región y al que armó y financió, como en el caso de los talibanes afganos y de Osama Bin Laden).

En una palabra, George War Bush pasará por sobre la ONU, por sobre el multilateralismo, por sobre la legalidad internacional, por sobre sus alianzas y hará la guerra, declaradamente, porque no le gusta un presidente y prefiere poner en su remplazo un virrey estadunidense.

La guerra de Bush contra Irak es una clásica guerra colonial, imperialista, por la conquista de países y recursos y la redistribución de las zonas de influencia. Y es la primera fase de una guerra en todo el Cercano Oriente, por el dominio total sobre Arabia Saudita y la península arábiga, por la destrucción de Irán, para la preparación de la guerra contra Corea del Norte, o sea, contra China. Es una guerra racista, basada en la idea de que Estados Unidos tiene una misión civilizatoria y es un pueblo elegido de Dios, quien inspira directamente al fundamentalista loco que ocupa la Casa Blanca.

Es evidente que la guerra está decidida y hay que pensar, por lo tanto, en qué hacer cuando George War Bush y su faldero Tony Blair desconozcan las resoluciones y el eventual veto del Consejo de Seguridad de la ONU. ƑSe dejará que el dúo haga lo que hicieron Hitler y Mussolini, enterrando la Sociedad de las Naciones al violar sus resoluciones y hacer la guerra en Albania y Etiopía y en España? ƑLa ONU se hundirá sin protesta ni reacción alguna?

El sistema de Naciones Unidas es antidemocrático, oligárquico, ineficaz, pero es un elemento importante de regulación y mediación y al menos da voz a los pequeños países (en realidad, a sus gobiernos respectivos, lo que no es lo mismo). Establece además un elemento mundial de legalidad, de constitucionalidad, del cual se puede partir para avanzar en los derechos de las gentes y de los pueblos. Su liquidación implantaría el dominio de la ley de la selva, expresada en el concepto de "guerra preventiva" de George War Bush, según el cual Estados Unidos tiene derecho de atacar "preventivamente" al país que cree que podría constituir una amenaza futura para sus intereses. Entraríamos así en la guerra perpetua y el matonismo imperialista organizado, en plena barbarie tecnológica.

Es evidente que el desconocimiento de la legalidad institucional por Estados Unidos y sus aliados comprados debería provocar sanciones: esos países se pondrían por sí solos fuera de la ley. La ruptura de relaciones diplomáticas (como se hizo con el régimen racista sudafricano), las sanciones económicas (nacionalizaciones de empresas claves como resarcimiento de los daños causados a todos por la guerra, boicot internacional a los productos de los estados canallas belicistas y otras por el estilo), deberían ser las primeras medidas a adoptar mientras en Estados Unidos gobierne el loco furioso George War Bush y su camarilla, y mientras Blair siga ignorando la voluntad masiva de paz del pueblo británico y el fascista Ariel Sharon prepare la "solución final" al problema palestino, aprovechando el apoyo de los gangsters de Londres y Washington.

Estados Unidos hizo la guerra contra la pequeña Granada, que no era una amenaza para nadie; bombardeó y ocupó Panamá para sacar del poder a Manuel Antonio Noriega, hasta entonces su hombre; minó los puertos nicaragüenses y armó a los contras, sin estar en guerra con Managua, y no vaciló en borrar del mapa, con armas atómicas, a Hiroshima y Nagasaki. Siempre ha desconocido la legalidad internacional y la más elemental ética. Por eso, si nadie le pone un freno, dentro de poco estaremos en el cuarto Reich. El Consejo de Seguridad de la ONU, por consiguiente, no sólo debe decir no a la guerra sino que también debe imponer sanciones a quienes violen sus resoluciones. Porque, más allá de las posibles consecuencias económicas de las mismas para quienes las adopten, lo que está en juego es la civilización.

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