Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de marzo de 2003
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Cultura
La película protagonizada por Salma Hayek raya en ''la ridiculez intelectual y la agresión''

Degrada Frida a los personajes representados en la cinta: Tibol

La pintora era muy cogelona, pero tenía autorrespeto; no se empinaba botellas de tequila, porque le gustaba el coñac, y sus bodas con Rivera fueron muy modestas, precisa la crítica de arte

ANGEL VARGAS

Con el respaldo que le confieren varios años de estudio a la vida y obra de Frida Kahlo, la crítica de arte Raquel Tibol descalificó la película Frida, en la que Salma Hayek representa a la pintora coyoacanense. Señaló que varias escenas son de gran "ridiculez intelectual y una agresión a la vida real de los personajes".

Aunque la cinta está propuesta para seis premios Oscar, la especialista subrayó que se trata de un trabajo en el que ''degradan a los personajes'', y sustentó: ''Frida era muy cogelona, brutalemente, pero a la vez tenía autorrespeto, ese que obliga a la discreción y la intimidad. No era mujer -ni en la adolescencia ni en la madurez- de andar buscando un rincón oscurito en la preparatoria para echarse un palito. Y así es casi como empieza la película (de Hayek).

''Después se ve a Frida empinando una botella de tequila, vestida de old fashion. Frida no se empinaba botellas de tequila, porque cuando se emborrachó siempre lo hizo con coñac; no le gustaba el tequila. Llegó a tomarse tres botellas de coñac en un día; fue una dipsómana radical.''

Tras enumerar una serie de inconsistencias históricas que se plasman en la cinta, como retratar las bodas de Diego Rivera y Frida como algo fastuoso, cuando en realidad fue una ceremonia modesta, Tibol criticó además que "se saca de contexto a los personajes" históricos, por ejemplo la insinuación de que Tina Modotti era lesbiana.

También aludió a la falsificación de ambientes: "Todo el tiempo el escenario está adornado. Todo lo pintan de colorín colorado. Y encima, por eso, le van a dar un premio al que hizo la parte artística". Agregó en son de broma: ''yo lo colgaba".

En su opinión, la única escena bien lograda es aquella con que concluye el largometraje, cuando aparece Frida tendida en una cama que comienza a incendiarse: ''es la única metáfora que, creo, está a la altura de los personajes. (Fuera de eso) Salma Hayek está todo el tiempo mal pintada, mal vestida, no da el golpe".

Hablar de la película Frida protagonizada por la actriz veracruzana, sin embargo, no fue el propósito con el que Tibol acudió este sábado al Jardín Hidalgo del centro de Coyoacán, invitada por los organizadores de la segunda Feria de las Letras Coyoacán.

La idea original consistió en presentar sus libros Escrituras. Frida Kahlo (UNAM y CNCA) y Frida Kahlo, una vida abierta (UNAM). Las alusiones al mencionado largometraje se dieron en el contexto del diálogo que la crítica de arte sostuvo con más de 200 asistentes al acto.

La gente se involucró desde un principio con el tema y durante poco más de una hora preguntó situaciones específicas sobre la vida de Frida, personaje de moda incluso ''entre los que no conocemos de arte", como reconoció un joven, gracias a la película de Hayek y sus candidaturas a los premios de la academia cinematográfica estadunidense.

De esa manera, Tibol precisó que la relación de amasiato entre Frida y León Trotsky es más parte de una leyenda que de hechos verídicos.

Lo único que hubo entre ellos, dijo, fueron ''miraditas, una calentadita de manos y a lo mejor una acostadita, pero una y punto. No hubo tal relación como para decir que fue la amante de Trotsky. Esto se ha exagerado, porque resulta muy lucidor".

El interés de la audiencia se centró sobre todo en el aspecto sentimental de Kahlo. La especialista se refirió a las relaciones que la pintora sostuvo en su temprana juventud con Alejandro Gómez Arias, quien huyó a Europa tras el famoso accidente del tranvía, en 1925.

No podía faltar, por supuesto, Diego Rivera, el gran amor de Frida, relación de la que Tibol señaló una serie de incoherencias, pues ''supuestamente no sólo se permitían todo, sino que incluso se azuzaban para sostener más amoríos, pero cuando alguno de ellos los tenía, el otro estallaba en celos''.

Entre los puntos que más sorprendieron al público estuvo la referencia al "escarceo amatorio" que la artista sostuvo con Carlos Pellicer, no obstante que el poeta tabasqueño fue homosexual. Tal era la necesidad de amar y el impulso erótico de Frida.

Como epílogo, Raquel Tibol recomendó a quienes deseen conocer o profundizar en la gran pintora mexicana no quedarse con la versión de la película y recurrir a la amplia bibliografía que existe sobre la artista.

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