Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 23 de marzo de 2003
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Política

Guillermo Almeyra

El cuarto reich de George W. Bush

Se diría que a Gianbattista Vico no le faltaba razón, porque la historia se semeja a una espiral y los acontecimientos parecen repetirse, sólo que a un nivel superior. El tercer reich tuvo su rápida conquista de Polonia gracias a su superior tecnología, que le permitió la blitzkrieg, y el cuarto reich, de otro sicópata, el presidente estadunidense George W. Bush, ocupará sin muchas pérdidas Irak como parte segura de la remodelación del mapa no sólo del Medio Oriente sino también mundial. El capitalismo senil vuelve a la crisis y las guerras, después del breve respiro que le dio la existencia de la Unión Soviética estalinista con su política de coexistencia pacífica y de contención de la ola revolucionaria de la segunda posguerra, política que garantizó la reconstrucción capitalista europea y los 30 años de "Estado de bienestar", con el sometimiento del movimiento obrero organizado al Estado y a las instituciones. Y con la larga crisis estallada a fines de los años 70 reaparecen también, con prepotencia, los conflictos sociales, cada vez más agudos, la resistencia de la sociedad contra la concentración de la riqueza y del poder en pocas manos, y de la miseria creciente en el otro polo.

Estados Unidos parece omnipotente, pero su agresividad expresa una tremenda debilidad que el Consejo de Seguridad de ese país definía en sus Proyecciones hasta el año 2015, diciendo que, precisamente porque la hegemonía estadunidense está declinando, el país debía actuar ahora utilizando sus ventajas militares contra posibles adversarios futuros y para conquistar los recursos esenciales, como el gas, el petróleo, el agua, la biovidersidad.

En efecto, Estados Unidos en 2002 debía 6.021 billones de dólares, contra un producto interno bruto de 9 billones. Si los países de la OPEP imitasen a Irak y cambiasen sus reservas en euros, es de imaginarse la fuga de capitales y la serie de quiebras que seguirían... La guerra, por lo tanto, no es sólo contra Irak: es para aterrorizar y destruir a la OPEP, para hundir al euro, para impedir que la Unión Europea compita con Estados Unidos utilizando los energéticos del Medio Oriente, para cortar el desarrollo de China, que ya es la primera potencia asiática y el primer exportador mundial. Incluso la fecha del ataque contra Irak (un día antes de la reunión cumbre europea), los micrófonos espías sembrados en la sede del Consejo Europeo y la intercepción de Internet y de las comunicaciones de los gobiernos miembros del mismo, reflejan el hecho de que dicho ataque tiene también como blancos a la Unión Europea y a la ONU.

El desconocimiento brutal de la Sociedad de las Naciones por Mussolini (ocupando Albania y Etiopía), el Mikado (invadiendo China) y Hitler (interviniendo junto a Franco en España) hundió en la década de 1930 el equilibrio internacional y su mecanismo de relativo control y llevó, por consiguiente, al rearme acelerado y a la frenética constitución de alianzas para la guerra generalizada que se perfilaba en el horizonte. Del mismo modo, la liquidación por Bush del sistema de equilibrio multilateral nacido de la derrota del nazifascismo lleva hoy a la alianza contra Washington entre Francia, Alemania, China y Rusia, como eje de un frente más vasto y, sobre todo, al rearme independiente europeo. Una potencia políticamente débil y dividida, antes subyugada por la OTAN de mando estadunidense, intentará ahora darse los medios militares que corresponden a su fuerza económica, como declara ya el gobierno francés. Y la enorme protesta mundial juntará por un lado a nacionalistas (de izquierda, pero también de derecha), fundamentalistas, católicos y cristianos de otras confesiones y, por otro, los gobiernos conservadores de Francia, Rusia, Alemania y China, nada democráticos pero obligados a defender en escala mundial los derechos democráticos, tal como sucedió en la década de 1930 con la alianza del antifascismo mundial con los conservadores ingleses o franceses y el mismo Stalin.

Destruida ahora por el cuarto reich bushista, la ONU no podrá resucitar tal como era ni frenar las guerras sucesivas de Bush contra los "estados terroristas" del "eje del mal", que desembocan en una agresión contra China vía un ataque contra Corea del Norte. Sólo el fin del cuarto reich, por su incapacidad política y económica de responder a su ambicioso plan de imperio mundial, que lo lleva a luchar contra todos al mismo tiempo, podría salvar la civilización y crear las condiciones para un sistema multilateral no controlado por el capital financiero.

Pero eso es cosa del futuro. En lo inmediato la movilización antibélica de buena parte de la población estadunidense es la principal fuerza contra la locura de la "guerra preventiva" (o sea, la guerra perpetua, contra Francia, Rusia, China y quien sea) y la marcha rápida en Estados Unidos y el mundo hacia un sistema fascista (con un puñado de orates financiado por pocas grandes empresas, como en la Alemania nazi, que necesita medidas represivas internas y un patriotismo irracional para hacer su guerra de agresión). Para que esa movilización crezca sin cesar es necesario también aumentar el repudio mundial contra la guerra y la organización contra quienes la lanzan o la apoyan.

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