Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 30 de marzo de 2003
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Mundo
Declaración de intelectuales del mundo

Trabajamos por la paz y la justicia

Construir un movimiento lo suficientemente poderoso como para detener la guerra en Irak o impedir de manera exitosa la próxima guerra en Siria, Irán o Venezuela involucra muchos factores. Entre éstos probablemente el fundamental se refiere a cifras.

Para desafiar de manera efectiva a aquellos en el poder, nuestro movimiento crece constantemente en números y en lo referente a conciencia y compromiso. Debemos llegar a la gente que está contra la guerra pero que aún no ha actuado en consecuencia. Debemos llegar a la gente que está perturbada por lo que está atestiguando pero que aún no ha decidido cómo oponerse a la guerra y a las políticas que la sustentan. Debemos llegar también a aquellos que ahora apoyan la guerra pero que no tienen conocimiento de su contexto, de la situación histórica que la precedió y de sus implicaciones.

Una labor clave, por tanto, aparte de las manifestaciones, es hablar con la gente, escuchar sus convicciones, sus confusiones y sus opiniones, para poder aportar un punto de vista alternativo capaz de generar una solidaridad crítica duradera. Debemos buscar a personas que no tenemos su dirección. Debemos ir de puerta en puerta en barrios. Tenemos que hacerlo una y otra vez. Debemos hablar con nuestros compañeros de trabajo, con personas que veamos al ir de compras, con nuestros vecinos, con la gente que está en el asiento de junto en clase, en la escuela y en cualquier lugar. Necesitamos organizar.

A mayor escala, nuestros esfuerzos colectivos también deben alcanzar públicos de los que no somos parte. Nuestras marchas deben atravesar distintos barrios en lugar de celebrarse sólo en los centros de las ciudades. En las marchas debemos hablar con aquellos que inevitablemente son expectadores de estos actos. Miles de grupos pueden ir a centros comerciales y montar mesas para hablar con la gente de la zona. Hablar, hablar. Ese es el fundamento para lograr mayores manifestaciones, compromisos más profundos, lo que aumentará los costos para las elites y a cambio nos dará ganancias.

Si 100 o 500 o 5 mil o 50 mil personas más están listas y dispuestas a bloquear calles u obstruir edificios como medida para presionar a las elites en un contexto de apoyo creciente, eso será maravilloso, especialmente cuando los objetivos de esta campaña son parte de una maquinaria bélica, como los bloqueos de trenes militares en Europa. ¿Pero no debería estar dispuesta toda esa gente a salir a hablar con la población un día después o un día antes para extender estas ideas y facilitar que otros también se involucren activamente?

Nuestras manifestaciones crean un contexto que facilita llegar a la población para organizarla. Pese a lo importantes que son, las marchas, manifestaciones y obstrucciones no lograrán por sí solas la organización. Para escuchar visiones y cambiar mentalidades se necesita que escuchemos y después aportemos evidencias y argumentos, también que mostremos comprensión y respeto hacia las posturas de la gente. Es necesario hablar.

Para ganar contra esta guerra, la próxima y más ampliamente las causas de la guerra y las injusticias, debemos contar con cientos de miles de miembros activos y comprometidos con el movimiento. Pero aun cuando hablemos continuamente con aquellos que están en desacuerdo con nosotros, ¿cómo vamos a saber que lo que estamos logrando y cuál podría ser nuestro punto de entrada?

Una técnica posible para todos nosotros, a escala mundial, sería emitir una declaración para que todos la firmen, algo que sea oportuno en estos momentos pero que no se vuelva obsoleto. Algo que sea a la vez concreto y específico, pero también lo suficientemente universal como para ser usado internacionalmente, y lo bastante profundo que mencione las razones que impiden a la gente involucrarse activamente en un movimiento por la paz y la justicia.

Podría ser algo como esto:

"Estoy por la paz y la justicia.

"Estoy por la democracia y la autonomía. No creo que Estados Unidos ni ningún otro país deba ignorar la voluntad popular, ni violar o socavar el derecho internacional al tratar de lograr votos en el Consejo de Seguridad mediante la intimidación o el soborno.

"Estoy por el internacionalismo. Me opongo a que cualquier nación siga extendiendo por el mundo una red de bases militares que siempre está en aumento y siga produciendo un arsenal sin paralelo en el mundo.

"Estoy por la equidad. No creo que Estados Unidos ni ningún otro país deba buscar ser un imperio. No pienso que Estados Unidos deba controlar el petróleo de Medio Oriente mediante corporaciones estadunidense ni usarlo como cuña para obtener el control político de otros países.

"Estoy por la libertad. Me opongo a regímenes brutales en Irak y en cualquier lugar, pero también me opongo a la nueva doctrina de la 'guerra preventiva', que garantiza la perpetuación de un conflicto muy peligroso y que es la razón por la que Estados Unidos es considerado la mayor amenaza para la paz en buena parte del mundo. Estoy por una política exterior democrática que apoye la oposición popular al imperialismo, a la dictadura y al fundamentalismo político en todas sus formas.

"Estoy por la solidaridad. Estoy en favor y en solidaridad con todos los pobres y los excluidos. A pesar de la desinformación masiva, millones se oponen a la guerra injusta, ilegal e inmoral, y quiero sumar mi voz a la de todos ellos. Estoy con los líderes religiosos y morales de todo el mundo, con los trabajadores del mundo y con la enorme mayoría de las poblaciones de los países del mundo.

"Estoy por la diversidad. Estoy en favor de que se ponga fin al racismo dirigido a inmigrantes y personas de color. Estoy por el fin de la represión, tanto en mi país como en el extranjero.

"Estoy por la paz. Me opongo a esta guerra y contra todas las condiciones, mentalidades e instituciones que generan y nutren la guerra y la injusticia.

"Estoy por la sustentabilidad. Estoy contra la destrucción de bosques, suelos, agua, recursos ambientales y biodiversidad, elementos de los que depende la vida.

"Estoy por la justicia. Estoy en contra de instituciones económicas, políticas y culturales que promuevan una mentalidad de carrera de ratas, de enormes desigualdades económicas y de poder, de dominio de las corporaciones, de obtener beneficio de las fábricas del sudor y el trabajo esclavo, del laicismo y de las jerarquías sexuales y de género.

"Estoy por políticas que canalicen el dinero que se emplea para los gastos de guerra y militares hacia la salud, la educación, la construcción de hogares y la creación de empleos.

"Estoy por un mundo cuyas instituciones políticas, económicas y sociales fomenten la solidaridad, promuevan la igualdad, incrementen la participación, celebren la diversidad y promuevan una democracia completa.

"Estoy por la paz y la justicia. Y, lo que es más, me comprometo a trabajar por la paz y la justicia."

Si un millón o más de personas de muchos países del mundo llegan a comprender este manifiesto y se unen a él, ello tendrá repercusiones muy poderosas en el corto y largo plazos. También volverá más grande nuestro movimiento y le conferirá un tono positivo. Por tanto, consideramos que este enfoque es digno de tomarse en consideración. A cualquier costo debemos organizar, organizar, organizar, sobre todo entre aquellos que aún no se organizan.

A la fecha 90 intelectuales de todo el mundo han firmado el presente manifiesto, entre ellos Noam Chomsky, Tariq Ali, Tom Hayden, Eduardo Galeano, Arudhati Roy y Howard Zinn.

Traducción: Gabriela Fonseca

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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