Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 11 de abril de 2003
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Economía
ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Pobreza indígena en 2000

Casi todos los indígenas son pobres

83.4 por ciento, en la indigencia

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

TODOS SABEMOS O INTUIMOS que la población indígena es la más pobre del país, pero pocas veces tenemos oportunidad de mostrarlo con cifras y de precisar qué tanto más pobres son y conocer el perfil de sus carencias. La fuente usual para la medición de la pobreza, las encuestas nacionales de ingresos y gastos de los hogares, no identifican a la población indígena y, por tanto, no permiten conocer su pobreza. Sin embargo, los censos de población sí lo hacen. En particular, el Censo de Población de 2000 tiene características que lo convierten en fuente aconsejable para este fin. Por una parte, porque incluye dos maneras posibles de identificar la población indígena: por el habla de una lengua indígena y por considerarse a sí mismo(a) indígena. Por otra, porque está disponible para los usuarios la base de datos más grande a la que hayamos tenido acceso en la historia estadística del país, formada por los 2.2 millones de hogares a los que se aplicó el cuestionario ampliado del censo, lo que permite un análisis geográfico detallado y garantiza que la población indígena esté bien representada.

EN 2002 PRESENTE en esta columna (30/08, 06/09, 01/11) algunos resultados (nacionales, por entidad federativa y por tamaño de localidad), de la aplicación del Método de Medición Integrada de la Pobreza a dicha base de datos. Advertí que hay tendencia a sobrestimar la pobreza cuando se usa esta base, por la captación insuficiente de los ingresos de los hogares en el cuestionario censal. Esta sobrestimación de la pobreza, cuando se compara con los resultados que se obtienen aplicando el mismo método a la ENIGH 2000, es de alrededor de 10 puntos porcentuales a escala nacional, 13 puntos a nivel urbano y sólo 3 a nivel rural. Habrá que tener esto en mente al analizar los resultados que hoy presento.

DESPUES DE REALIZAR algunas pruebas con ambos indicadores de pertenencia a la población indígena, en el seno de un proyecto de investigación en marcha1, se decidió utilizar el de hablantes de lengua indígena, porque el de identidad tiene alto número de no respuestas y resulta en una cifra de población menor.

EN EL CUADRO SE PRESENTAN indicadores de pobreza para la población indígena y no indígena, y para la población rural y urbana, todo ello a nivel nacional. La población indígena del país (con datos completos para los cálculos de pobreza), fue de 7.095 millones. Casi todos ellos (97.1 por ciento, renglón 10 del cuadro) eran pobres en el año 2000 y más de cuatro de cada cinco (83.4 por ciento) eran indigentes. Defino como indigentes a los miembros de aquellos hogares que cumplen, en promedio, menos de la mitad de las normas de ingreso, tiempo y necesidades básicas (por lo que la intensidad media de sus carencias es mayor que 0.5, cuando la máxima posible es 1.0).

DE LOS POCOS INDIGENAS que escapan de la situación de indigencia, 975 mil son pobres no indigentes. Este es un subgrupo de la población indígena numeroso y que vive en condiciones mucho menos malas que los indigentes. Conviene comparar dichas condiciones. Mientras los indigentes indígenas tienen una intensidad media de la pobreza integrada (es decir, en el conjunto de las dimensiones antes mencionadas) de 0.7635, lo que quiere decir que no cumplen siquiera con una cuarta parte de las normas, el mismo indicador para los pobres no indigentes indígenas es de 0.3284, menos de la mitad que el anterior, lo que indica que cumplen con dos tercios de las normas. Hay una gran distancia entre ambos grupos, distancia que se repite en las tres dimensiones del MMIP (ingresos, tiempo y necesidades básicas y al interior de este último grupo en cada una de las necesidades). Por ejemplo, mientras el ingreso de los indigentes es sólo 16 por ciento de la normas de ingresos, o sea, de la línea de pobreza (LP), el ingreso de los pobres no indigentes llega a 70 por ciento de la LP. Por dar otro ejemplo, en materia educativa los indigentes sólo cumplen con un poco más de la norma educativa (lo que para los adultos significa menos de cinco grados aprobados, en lugar de los nueve normativos de primaria y secundaria), mientras los pobres no indigentes cumplen alrededor de ocho grados de los nueve normativos. Los indígenas no pobres y el pequeño grupo que pertenece a la clase alta tienen, desde luego, un nivel de vida mucho más alto. Los no pobres están situados 19 por ciento arriba de la LP, mientras los de clase alta están 60 por ciento por arriba de ella. En materia educativa los adultos no pobres, en promedio, tienen 11 grados de educación aprobados, mientras los de la clase alta llegan a 12.

tabla pobreza

LA POBLACION INDIGENA en conjunto está en mucho peores condiciones de vida que la población no indígena e incluso un poco peor que la población rural en su conjunto. Por ejemplo, las proporciones de pobres, indigentes y de no pobres, que son 97.1 por ciento, 83.4 por ciento y 2.9 por ciento entre los indígenas, son 85.9, 43.7 y 14.1 por ciento entre los no indígenas (12 puntos menos, la mitad y casi cinco veces más respectivamente) -renglones 10, 11 y 13 del cuadro. Los valores respectivos para la población rural son muy similares a los de la población indígena (98 por ciento, 81.1 por ciento y 2 por ciento).

IGUALMENTE, SI SE COMPARA la situación de los indígenas pobres con la de los no indígenas pobres, se aprecia que la situación de los primeros es mucho peor, que los pobres indígenas son más pobres que los pobres no indígenas. Esto se explica, en gran medida, porque 86 por ciento de los pobres indígenas son indigentes, mientras que entre los no indígenas los pobres se reparten casi por partes iguales entre indigentes y pobres no indigentes, y ya notábamos antes las grandes distancias que hay entre el nivel de vida de los indigentes y la de los pobres no indigentes. Esto se refleja en los indicadores de la segunda parte del cuadro, todos ellos construidos para la población pobre por el MMIP.

LOS INDICADORES DE intensidades medias de las carencias de la población indígena pobre (que es prácticamente el panorama de toda la población indígena, si recordamos que 97.1 por ciento es pobre) - incluidos en la segunda parte del cuadro- muestran un panorama desolador, pero muy cercano al de la población rural en su conjunto (primera y tercera columnas del cuadro). Debe tomarse en cuenta, sin embargo, que la población indígena no vive toda en el medio rural. Por el contrario, 40.2 por ciento vive en localidades urbanas, una tercera parte de la cual se localiza en ciudades de más de 100 mil habitantes. Los indicadores nos dicen qué proporción de la norma logran los pobres (el máximo posible es 1.0, cuando no logran nada y los valores pueden ser negativos cuando el hogar logra más que la norma). El primer dato que encontramos, renglón 16, primera columna, es desolador: dice que 97.1 por ciento de los indígenas sólo logra 0.3 de las normas (es decir, que tienen una brecha de 0.7). Esto es resultado de una brecha de casi 60 por ciento en necesidades básicas insatisfechas (NBI) -renglón 17-, una de 76 por ciento en ingresos -renglón 19- y una de 33.6 por ciento en tiempo -renglón 20. La brecha de ingresos, por ejemplo, significa que, en promedio, los indígenas pobres tienen ingresos de una cuarta parte de la línea de pobreza.

AL DESAGREGAR LAS CARENCIAS de NBI -renglones 21 a 26- notamos que la carencia más aguda de todos los grupos poblacionales es la de acceso a salud y a seguridad social, donde incluso la brecha de la población urbana pobre es de la mitad, llegando a las tres cuartas partes entre la población indígena y la rural. La segunda carencia de NBI más aguda entre la población indígena es la de vivienda, que llega a los dos tercios y donde el contraste con otros grupos es muy fuerte. La población rural tiene una brecha casi 10 puntos menor, la no indígena está cerca de 40 por ciento, y la urbana ronda la tercera parte. En tercer lugar se encuentra la carencia de bienes duraderos, donde el contraste con los demás grupos es el más alto, ya que la brecha indígena (0.6350) es 50 por ciento más alta que la rural (0.4217), 11 veces mayor que la no indígena, mientras la población urbana pobre está por arriba de la norma en esta dimensión, por lo que su brecha es negativa. En carencia sanitaria la población indígena se encuentra ligeramente mejor que la rural (seguramente aquí pesa 40 por ciento de población indígena que vive en localidades urbanas), pero su brecha de 0.5906 es más del doble que la de la no indígena y casi cuatro veces la del medio urbano. La población indígena tiene una carencia o rezago educativo que es más del doble que la de los no indígenas (0.4349 contra 0.2037), ligeramente superior a la de los pobres rurales (0.4004) y casi el triple de la de los pobres urbanos (0.1498). Las menores brechas de la población indígena se encuentran en materia educativa y en otros servicios (electricidad).

 

1 El proyecto se denomina Geografía de la pobreza en México, se lleva acabo en El Colegio de México, con un apoyo, para el subproyecto indígena del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. En él participan, bajo mi dirección, Araceli Damián, profesora de El Colegio de México; Alejandro Marín, becario de la misma institución; y un asistente de investigación a quien ha venido apoyando la UNAM.

 
 
 

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