Reclama vasto territorio de la selva, que abarca
Montes Azules y áreas circundantes
Amenaza comunidad lacandona con expulsar a habitantes
de 30 localidades
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Chancala, Chis., 26 de abril. Una serie de problemas
sociales nunca resueltos e intereses particulares, incluso empresariales,
se dan cita en los nuevos conflictos ocurridos en el norte de la selva
Lacandona, expuestos a la luz pública luego de las agresiones realizadas
las semanas pasadas por miembros de la llamada comunidad lacandona
contra diversos poblados de la región.
Hoy se reunieron en Nuevo Francisco León representantes
de 30 comunidades y diversos particulares, todos afectados en alguna medida
por las exigencias de la comunidad lacandona.
Comunidades
pertenecientes a la coordinadora Xi'nich acusan a la Comunidad Lacandona
de pretender apoderarse del acceso a la laguna Mariscal, a la cual han
encontrado atractivo turístico.
Ocho localidades de la Unión de Comunidades de
la Selva (Ucisech), miembros de Xi'nich, exigen que la carretera se respete
como está trazada desde los años 80, para cual, además,
los madereros de Cofolasa que deforestaron la selva "ya habían hecho
el desmonte", dijeron hoy aquí a La Jornada los representantes
de Ucisech.
Los comuneros de Frontera Corozal (parte de los dueños
"legales") quieren el camino en sus tierras: "Dicen proteger la selva,
y lo primero es meter otro camino, que no se necesita", señala Ucisech,
presente en la región que los colonos choles y tzeltales de la selva
conocen como El Desempeño, la cual está conformada por Nuevo
Francisco León, Nuevo Jerusalén, Lázaro Cárdenas,
Nuevo Progreso, Nuevo Mariscal, Nuevo Pedregal, Nuevo Tila y Nuevo Tumbalá.
A ellos también los amenazan con el despojo de
tierras que la comunidad lacandona reclama como propias. Los pobladores
se remiten al convenio firmado con todos los representantes de ese grupo
el 24 de octubre de 1984, para deslindar los terrenos donde se localiza
la carretera Nuevo Jersusalén-Nuevo Mariscal.
En la reunión celebrada hoy en Nuevo Francisco
León se dieron cita también personajes conspicuos, como el
empresario hotelero Herbert Castellanos (el guía de las caravana
de jeeps israelíes que sembró incertidumbre y descontento
en una vasta extensión de la selva el año pasado), quien
resulta ser "un propietario más" entre las comunidades zoques, choles
y tzeltales del rumbo, con modestas cuatro hectáreas que (de manera
irregular) adquirió de un pequeño propietario de El Paraíso,
en la comunidad agraria Nuevo Guerrero, para construir un proyecto turístico
denominado Centro de Interpretación de la Selva (sic y al revés).
Simplemente la comunidad lacandona disputa al empresario
de San Cristóbal de las Casas la eventual explotación turística
del sitio arqueológico El Desempeño, la laguna Mariscal y
la hermosa cascada de El Paraíso. Esta última ya viene incluida
en las tierras que adquirió el inversionista.
Según coinciden por separado tanto la Ucisech como
la Red de Defensores Comunitarios por los Derechos Humanos, la problemática
de esta región "está muy enredada". Las demandas legítimas
de comunidades (incluidas algunas en resistencia, así como de otras
organizaciones que participan en municipios autónomos) se están
"mezclando" con negocios en disputa entre comunidad lacandona y
propietarios particulares de Nuevo 20 de Noviembre, Nuevo Guerrero y El
Paraíso (entre quienes se encuentra, y muy activo, el hotelero Castellanos).
Pero no hay que olvidar que del lado lacandón podrían estar
Ford Motor Company y agencias de desarrollo del gobierno estadunidense.
La parte demandante, hoy agresora, invoca la propiedad
legal de un vasto territorio de la selva, que abarca Montes Azules y otras
áreas circundantes, donde decenas de comunidades se encuentran asentadas
desde hace hasta más de 30 años, y ahora sufren amenazas
de expulsión por los "dueños legales" del gran latifundio
llamado comunidad lacandona, grupo que incluye comuneros choles
y caribes de Lacanjá Chansayab, Nueva Palestina y Frontera Corozal
(además de las distantes poblaciones de Nahá y Metzabok).
Ellos tienen a su favor la confusión de los decretos presidenciales
del pasado y el respaldo del gobierno federal presente.
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